Hechos de los Apóstoles 15:1-41

15  Entonces unos hombres bajaron de Judea y se pusieron a enseñarles a los hermanos: “A menos que se circunciden de acuerdo con la costumbre* de Moisés,+ no pueden ser salvados”.  Pero Pablo y Bernabé no estaban de acuerdo con ellos y, tras mucha discusión,* se hicieron preparativos para que Pablo, Bernabé y algunos más subieran adonde estaban los apóstoles y los ancianos de Jerusalén+ para hablar de este asunto.  Así que la congregación los acompañó durante una parte del camino. Después, ellos siguieron adelante a través de Fenicia+ y de Samaria. Y, al ir contando en detalle la conversión de gente de las naciones, alegraban muchísimo a todos los hermanos.  Cuando llegaron a Jerusalén, la congregación, los apóstoles y los ancianos los recibieron amablemente, y ellos les contaron todas las cosas que Dios había hecho por medio de ellos.+  Sin embargo, algunos miembros de la secta de los fariseos que se habían hecho creyentes se levantaron de sus asientos y dijeron: “Es necesario circuncidarlos y ordenarles que obedezcan la Ley de Moisés”.+  De modo que los apóstoles y los ancianos se reunieron para tratar este asunto.  Después de discutirlo mucho, Pedro se levantó y les dijo: “Hermanos, ya saben que desde el principio Dios me eligió de entre todos ustedes para que la gente de las naciones oyera de mi boca el mensaje de las buenas noticias y creyera.+  Y Dios, que conoce el corazón,+ demostró que los aprobaba* dándoles el espíritu santo,+ tal como también hizo con nosotros.  Él no hizo ninguna diferencia entre ellos y nosotros,+ sino que purificó sus corazones con la fe.+ 10  Entonces, ¿por qué ponen a prueba a Dios imponiendo sobre el cuello de los discípulos un yugo+ que ni nuestros antepasados ni nosotros pudimos llevar?+ 11  Más bien, nosotros tenemos fe en que somos salvados mediante la bondad inmerecida del Señor Jesús,+ igual que ellos”.+ 12  Al oír esto, el grupo entero se calló. Y se pusieron a escuchar a Bernabé y a Pablo, que les contaron todos los milagros* y las cosas impresionantes que Dios había hecho mediante ellos entre las naciones. 13  Cuando terminaron de hablar, Santiago+ dijo: “Hermanos, óiganme.+ 14  Symeón+ nos ha contado con todo detalle la primera vez que Dios dirigió su atención a las naciones para sacar de entre ellas un pueblo para su nombre.+ 15  Y eso coincide con las palabras de los Profetas, tal como está escrito: 16  ‘Después de estas cosas volveré y levantaré de nuevo la tienda de David, que está caída. Reconstruiré sus ruinas y la restauraré 17  para que los hombres que queden busquen diligentemente a Jehová con gente de todas las naciones, personas que son llamadas por mi nombre. Así dice Jehová, quien hace estas cosas,+ 18  que son conocidas desde la antigüedad’.+ 19  Por lo tanto, mi opinión es que no hay que causarle problemas a la gente de las naciones que se está volviendo a Dios.+ 20  Más bien, hay que escribirles que se abstengan de cosas contaminadas por los ídolos,+ de inmoralidad sexual,+ de animales estrangulados y de sangre.+ 21  Pues desde tiempos antiguos* Moisés ha tenido predicadores en cada ciudad, porque todos los sábados lo leen en voz alta en las sinagogas”.+ 22  Así que los apóstoles y los ancianos, junto con toda la congregación, decidieron elegir a algunos hombres de entre ellos y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé. Enviaron a Judas, también llamado Barsabás, y a Silas,+ que eran hombres con grandes responsabilidades entre los hermanos. 23  Esto fue lo que escribieron y mandaron con ellos: “De los apóstoles y los ancianos, sus hermanos, a los hermanos de Antioquía,+ Siria y Cilicia que son de las naciones: ¡Saludos! 24  Nos hemos enterado de que algunos de entre nosotros, sin recibir instrucciones nuestras, han ido y les han causado problemas con sus palabras+ tratando de confundirlos. 25  Así que de forma unánime decidimos elegir a unos hombres y enviárselos con nuestros amados Bernabé y Pablo, 26  quienes han renunciado a sus vidas por el nombre de nuestro Señor Jesucristo.+ 27  Por eso, les enviamos a Judas y a Silas para que ustedes también oigan este mismo informe por boca de ellos.+ 28  Porque al espíritu santo+ y a nosotros nos ha parecido bien no imponerles más cargas aparte de estas cosas necesarias: 29  que se abstengan de cosas sacrificadas a ídolos,+ de sangre,+ de animales estrangulados+ y de inmoralidad sexual.+ Si evitan por completo estas cosas, les irá bien. ¡Que tengan buena salud!”. 30  Después de despedirse, estos hombres bajaron a Antioquía. Allí reunieron a todo el grupo y les entregaron la carta. 31  Cuando la leyeron, se sintieron felices por las palabras de ánimo. 32  Y, como Judas y Silas también eran profetas, animaron a los hermanos con muchos discursos y los fortalecieron.+ 33  Pasaron un tiempo allí, y después los hermanos les desearon paz y los mandaron de vuelta a quienes los habían enviado. 34  -- 35  Sin embargo, Pablo y Bernabé se quedaron en Antioquía enseñando y predicando con muchos otros las buenas noticias de la palabra de Jehová. 36  Algunos días después, Pablo le dijo a Bernabé: “Regresemos ya* a visitar a los hermanos de todas las ciudades donde predicamos la palabra de Jehová para ver cómo están”.+ 37  Bernabé estaba decidido a llevarse con ellos a Juan, al que llamaban Marcos.+ 38  Pero a Pablo no le parecía bien llevárselo porque se había separado de ellos en Panfilia y no los había acompañado en la obra.+ 39  Esto provocó un fuerte estallido de ira, y cada uno se fue por su lado. Bernabé+ se llevó a Marcos con él y se embarcó hacia Chipre. 40  Pablo eligió a Silas y se fue después de que los hermanos lo dejaron bajo el cuidado de la bondad inmerecida de Jehová.+ 41  Y pasó por Siria y Cilicia fortaleciendo a las congregaciones.

Notas

O “Ley”.
O “disensión”.
Lit. “dio testimonio”.
Lit. “señales”.
O “desde generaciones antiguas”.
O quizás “sin falta”.

Notas de estudio

ancianos. Lit. “hombres mayores”. Aunque el término griego presbýteros a veces alude a la edad biológica (por ejemplo, en Lu 15:25; Hch 2:17), no se limita a las personas mayores. En la Biblia, este término se refiere principalmente a los que ocupan un puesto de autoridad y responsabilidad en una comunidad o en una nación. En este caso se refiere a los líderes de la nación judía que con frecuencia se mencionan junto con los sacerdotes principales y los escribas. El Sanedrín estaba compuesto de hombres de estos tres grupos (Mt 21:23; 26:3, 47, 57; 27:1, 41; 28:12). Ver glosario, anciano.

los ancianos. Lit. “los hombres mayores”. En la Biblia, el término griego presbýteros se refiere principalmente a los que ocupan un puesto de autoridad y responsabilidad en una comunidad o en una nación. Pero a veces también alude a la edad biológica (ver la nota de estudio de Mt 16:21). En el antiguo Israel, los ancianos eran responsables de la dirección y la administración tanto a nivel de comunidad (Dt 25:7-9; Jos 20:4; Rut 4:1-12) como a nivel de nación (Jue 21:16; 1Sa 4:3; 8:4; 1Re 20:7). Esta es la primera vez que se usa este término griego en relación con la congregación cristiana. Tal como ocurría en la nación de Israel, los ancianos del Israel espiritual eran responsables de dirigir a la congregación. En el contexto de este versículo, ellos fueron los que recibieron la ayuda y los que supervisaron el reparto entre las congregaciones de Judea.

discutirlo mucho. La palabra griega que se emplea aquí está relacionada con un verbo que significa ‘buscar’ (zētéō) y que da la idea de una búsqueda o una investigación (Kingdom Interlinear). Esto indica que los apóstoles y los ancianos investigaron a fondo el asunto haciendo preguntas, examinando todos los detalles y, sin duda, expresando con franqueza y libertad sus diferentes opiniones.

ancianos. Lit. “hombres mayores”. Aquí el término griego presbýteros se refiere a los que ocupaban un puesto de responsabilidad en la congregación cristiana del siglo primero de nuestra era. En este versículo se explica que, para resolver el problema de la circuncisión, Pablo, Bernabé y otros hermanos de Antioquía de Siria acudieron a los apóstoles y a los ancianos de Jerusalén. Tal como algunos ancianos dirigían a la nación de Israel, los ancianos de Jerusalén junto con los apóstoles formaban un cuerpo gobernante que dirigía a todas las congregaciones cristianas del siglo primero. Esto indica que para ese entonces el grupo de 12 apóstoles que originalmente servía de cuerpo gobernante se había ampliado con estos ancianos (Hch 1:21, 22, 26). Ver las notas de estudio de Mt 16:21; Hch 11:30.

asunto. O “discusión”. La palabra griega zḗtēma se refiere con frecuencia a un punto de discusión o a una cuestión que se debate. El término está relacionado con un verbo griego que significa ‘buscar’ (zētéō). Ver la nota de estudio de Hch 15:7.

arrepiéntanse y den media vuelta. La palabra griega metanoéō (“arrepentirse”) significa literalmente ‘cambiar de mentalidad’, lo que implica un cambio de modo de pensar, actitud u objetivos. En este contexto, el arrepentimiento implica el deseo de una persona de reparar o restablecer su relación con Dios. Cuando alguien está arrepentido de verdad, lamenta profundamente las cosas malas que hizo y está decidido a no repetir su pecado (2Co 7:10, 11; ver las notas de estudio de Mt 3:2, 8). Además, el arrepentimiento verdadero motiva al pecador a “dar media vuelta”, es decir, a dejar el mal camino y a esforzarse por llevar una vida que le agrade a Dios. Tanto en hebreo como en griego, los verbos que se traducen como “dar media vuelta” (en hebreo, shuv; en griego, stréfō y epistréfō) significan ‘regresar’, ‘volverse’ o ‘retroceder’ en sentido literal (Gé 18:10; 50:14; Rut 1:6; Hch 15:36). Pero, cuando se usan en sentido espiritual con un matiz positivo, pueden referirse a dejar el mal camino para regresar a Dios (1Re 8:33; Eze 33:11; ver las notas de estudio de Hch 15:3; 26:20).

Arrepiéntanse. La palabra griega que se utiliza aquí puede traducirse literalmente como “cambiar de mentalidad”, lo que implica un cambio de modo de pensar, actitud u objetivos. En este contexto, arrepentirse se refiere a hacer cambios en la vida para agradar a Dios y tener una amistad con él. Ver las notas de estudio de Mt 3:8, 11 y el glosario, arrepentimiento.

conversión. El término griego que se usa aquí (epistrofḗ) viene de un verbo que significa ‘regresar’, ‘volverse’, ‘retroceder’ o ‘dar media vuelta’ (Jn 12:40; 21:20; Hch 15:36). En un contexto religioso puede implicar volverse o regresar al Dios verdadero, o también alejarse de los ídolos y los dioses falsos. Este verbo aparece en Hch 3:19; 14:15; 15:19; 26:18, 20; 2Co 3:16. También se usa en 1Te 1:9 en la frase “ustedes dejaron sus ídolos y se volvieron a Dios”. Antes de la conversión, viene el arrepentimiento. Ver las notas de estudio de Mt 3:2, 8; Hch 3:19; 26:20.

se arrepintieran. La palabra griega que se utiliza aquí puede traducirse literalmente como “cambiar de mentalidad”, lo que implica un cambio de modo de pensar, actitud u objetivos. En este contexto, el consejo de que “se arrepintieran” está relacionado con la expresión “y volvieran a Dios”, así que tiene que ver con la relación de la persona con Dios. Si alguien está verdaderamente arrepentido, realiza obras que demuestran su arrepentimiento. En otras palabras, sus acciones dan prueba de que de verdad ha cambiado su manera de pensar y su actitud. Ver las notas de estudio de Mt 3:2, 8; Lu 3:8 y el glosario, arrepentimiento.

frutos que demuestren su arrepentimiento. Se refiere a las pruebas y acciones que demostrarían que los que escuchaban a Juan habían cambiado de modo de pensar y de actitud (Lu 3:8; Hch 26:20). Ver las notas de estudio de Mt 3:2, 11 y el glosario, arrepentimiento.

miembros de la secta de los fariseos. Parece que a estos cristianos todavía se los identificaba de algún modo con su pasado como fariseos. Comparar con la nota de estudio de Hch 23:6.

yo soy fariseo. Algunos de los allí presentes conocían a Pablo (Hch 22:5). Así que entendieron que, cuando él se identificó como “hijo de fariseos”, simplemente estaba reconociendo su pasado en común. Los fariseos del Sanedrín no pensaron que Pablo intentaba engañarlos, porque sabían que se había convertido en un ferviente cristiano. Por eso, en este contexto, la declaración de Pablo de que era fariseo debe entenderse con otro sentido. Se estaba identificando con los fariseos, y no con los saduceos, porque compartía con ellos la creencia en la resurrección. De este modo estableció un terreno común con los fariseos que estaban allí. Parece que hizo surgir este polémico tema como parte de una estrategia con la que esperaba que algunos miembros del Sanedrín se pusieran de su lado, y así fue (Hch 23:7-9). Esta descripción que Pablo hace de sí mismo en Hch 23:6 concuerda con la que hace tiempo después, cuando presenta su defensa ante el rey Agripa (Hch 26:5). Pablo vuelve a hacer referencia a su pasado como fariseo cuando desde Roma les escribe a sus hermanos en la fe de Filipos (Flp 3:5). Es interesante que en Hch 15:5 también se menciona a otros cristianos que habían sido fariseos. Ver la nota de estudio de Hch 15:5.

discutirlo mucho. La palabra griega que se emplea aquí está relacionada con un verbo que significa ‘buscar’ (zētéō) y que da la idea de una búsqueda o una investigación (Kingdom Interlinear). Esto indica que los apóstoles y los ancianos investigaron a fondo el asunto haciendo preguntas, examinando todos los detalles y, sin duda, expresando con franqueza y libertad sus diferentes opiniones.

cosas impresionantes. O “portentos presagiosos”. En las Escrituras Griegas Cristianas, la palabra griega téras suele usarse junto con la palabra sēméion (“milagro”, “señal”), ambas en su forma plural (Mt 24:24; Jn 4:48; Hch 7:36; 14:3; 15:12; 2Co 12:12). En esencia, téras se refiere a cualquier cosa que asombra o impresiona. Cuando queda claro que este término se refiere a algo que presagia lo que ocurrirá en el futuro, la nota de estudio presentará la traducción alternativa “portento presagioso”.

cosas impresionantes. O “portentos presagiosos”. Ver la nota de estudio de Hch 2:19.

Santiago. Es muy probable que aquí se esté hablando del medio hermano de Jesús. Puede que fuera el más cercano en edad a Jesús, porque se lo menciona primero entre los cuatro hijos biológicos de María: Santiago, José, Simón y Judas (Mt 13:55; Mr 6:3; Jn 7:5). Santiago fue testigo de lo que ocurrió en el Pentecostés del año 33 de nuestra era. En aquel entonces, miles de judíos de la diáspora que estaban de visita en Jerusalén respondieron al mensaje de las buenas noticias y se bautizaron (Hch 1:14; 2:1, 41). En este versículo, Pedro les dice a los discípulos que le informen a Santiago. Esto da a entender que tenía un lugar destacado en la congregación de Jerusalén. Al parecer, es el mismo Santiago que escribió el libro bíblico que lleva su nombre (Snt 1:1; Jud 1) y el que se menciona en Hch 15:13; 21:18; 1Co 15:7; Gál 1:19 (donde se lo llama “el hermano del Señor”); 2:9, 12.

Santiago. Este medio hermano de Jesús parece ser el mismo que se menciona en Hch 12:17 (ver la nota de estudio) y en Gál 1:19, y que escribió el libro bíblico que lleva ese nombre (Snt 1:1).

Santiago. Es muy probable que aquí se refiera al medio hermano de Jesús y al mismo Santiago de Hch 12:17 (ver las notas de estudio de Mt 13:55; Hch 12:17). Parece que, cuando se presentó la cuestión de la circuncisión ante “los apóstoles y los ancianos de Jerusalén”, Santiago era el que presidía la reunión para analizarla (Hch 15:1, 2). Al parecer, Pablo se refirió a esta ocasión cuando dijo que Santiago, Cefas (Pedro) y Juan “eran considerados columnas” de la congregación de Jerusalén (Gál 2:1-9).

Symeón. Aquí se refiere a Simón Pedro. La palabra griega Symeṓn refleja la variante hebrea del nombre (Simeón). El hecho de que aquí se usara la forma más parecida al nombre en hebreo puede indicar que la reunión se hizo en este idioma. En toda la Biblia, esta es la única vez que se llama al apóstol Pedro con esta forma del nombre. Ver la nota de estudio de Mt 10:2.

un pueblo para su nombre. Esta expresión quizás se base en pasajes de las Escrituras Hebreas donde se dice que Jehová había elegido a un pueblo como su propiedad especial (Éx 19:5; Dt 7:6; 14:2; 26:18, 19). Este nuevo pueblo que llevaría el nombre de Jehová, llamado “el Israel de Dios” (es decir, el Israel espiritual), ahora también incluiría a no judíos (Gál 6:16; Ro 11:25, 26a; Ap 14:1). Los miembros de este pueblo declararían las cualidades y los actos dignos de alabanza del Dios al que representaban y glorificarían su nombre públicamente (1Pe 2:9, 10). Al igual que hizo con la nación de Israel, Jehová podía llamar al Israel espiritual “el pueblo que formé para mí a fin de que anunciara mi alabanza” (Is 43:21). Aquellos primeros cristianos declararon con valor que Jehová es el único Dios verdadero y, de este modo, dejaron al descubierto que todos los demás dioses de aquel tiempo eran falsos (1Te 1:9).

Simón (al que llaman Pedro). En las Escrituras, a este apóstol se le llama de cinco maneras diferentes: 1) “Symeón”, que es la forma griega del nombre hebreo Simeón; 2) “Simón” (tanto Symeón como Simón son nombres griegos derivados de un verbo hebreo que significa ‘oír’ o ‘escuchar’); 3) “Pedro” (nombre griego que significa ‘trozo de roca’ y que nadie más tiene en las Escrituras); 4) “Cefas”, que es el equivalente semítico de Pedro (y quizá se relaciona con el término hebreo kefím [que significa ‘rocas’] usado en Job 30:6 y Jer 4:29); y 5) con la combinación “Simón Pedro” (Hch 15:14; Jn 1:42; Mt 16:16).

las palabras de los Profetas. El discurso de Symeón (o Simón Pedro) (Hch 15:7-11) y las pruebas presentadas por Bernabé y Pablo (Hch 15:12) probablemente le recordaron a Santiago pasajes oportunos que aclaraban el asunto que se estaba tratando (Jn 14:26). Primero dijo que lo que se acababa de exponer coincidía “con las palabras de los Profetas” y entonces citó de Am 9:11, 12, un libro de las Escrituras Hebreas incluido en la sección conocida como “los Profetas” (Mt 22:40; Hch 15:16-18). Ver la nota de estudio de Lu 24:44.

en la Ley de Moisés, en los Profetas y en los Salmos. Parece que aquí Jesús agrupó todas las Escrituras Hebreas del modo que hacían los judíos y que era conocido por ellos. La “Ley” (en hebreo, Tohráh) incluye los libros bíblicos de Génesis a Deuteronomio. Los “Profetas” (en hebreo Neviʼím) se refiere a los libros proféticos de las Escrituras Hebreas, incluidos los llamados Primeros Profetas (desde Josué hasta Reyes). Los “Salmos” son una referencia a la tercera sección, que contiene el resto de los libros de las Escrituras Hebreas y se conoce como los Escritos (en hebreo, Kethuvím). Se usa “Salmos” porque este libro es el primero de esta sección. El nombre que los judíos dan a las Escrituras Hebreas, Tanaj, viene de combinar la primera letra de estas tres secciones (TaNaKh). Al usar estos tres términos, Jesús mostró que, para cuando estaba en la tierra, el canon de las Escrituras Hebreas ya estaba bien establecido y que él lo aprobaba.

la tienda de David. O “la cabaña de David”, “la casa de David”. Jehová prometió que el reino de David se mantendría firme para siempre (2Sa 7:12-16). “La tienda de David”, es decir, su dinastía de reyes, cayó cuando Sedequías fue quitado del trono (Eze 21:27). A partir de entonces, ningún rey descendiente de David ocupó “el trono de Jehová” en la ciudad de Jerusalén (1Cr 29:23). Pero Jehová reconstruiría esta simbólica tienda de David haciendo que un descendiente suyo, Jesús, fuera Rey para siempre (Hch 2:29-36). Santiago indicó que la reconstrucción predicha por Amós (la restauración en el trono de un descendiente de David) incluiría reunir a discípulos de Jesús (herederos del Reino) tanto judíos como no judíos (Am 9:11, 12).

para que los hombres que queden busquen diligentemente a Jehová. Como se explica en la nota de estudio de Hch 15:15, Santiago cita aquí de Am 9:11, 12. Sin embargo, sus palabras no son exactamente iguales a las que aparecen en el texto hebreo disponible en la actualidad. Algunos creen que tal vez se deba a que Santiago citó de la Septuaginta, una traducción al griego de las Escrituras Hebreas. Pero, como en su intervención Santiago usó la forma griega más parecida al nombre hebreo de Pedro (Simeón), es posible que la reunión se hiciera en hebreo (Hch 15:14). Si así fuera, otra posible explicación sería que Santiago citara esos versículos en hebreo y que Lucas usara la Septuaginta al ponerlos por escrito. Eso es lo que hicieron algunos escritores bíblicos, como Lucas, Santiago y otros, cuando citaron de las Escrituras Hebreas. Aunque la traducción de algunos versículos de la Septuaginta era algo diferente de lo que dice el texto hebreo disponible hoy día, Jehová permitió que los escritores bíblicos hicieran citas de esa versión, y esto las convierte en parte del registro inspirado (2Ti 3:16). También es interesante que la Septuaginta en Am 9:12 dice “los hombres que queden”, mientras que los manuscritos hebreos disponibles dicen “lo que queda de Edom”. Hay quienes creen que esta diferencia se debe a que la palabra en hebreo antiguo para “hombres” es muy parecida a la palabra para “Edom”. También se parecen los verbos hebreos para “buscar” y “ocupar o poseer”. Algunos piensan que la traducción de Am 9:12 de la Septuaginta se basa en un antiguo texto hebreo diferente del que se dispone hoy día; pero eso no está claro. Sea cual sea la razón, tanto la Septuaginta como el texto masorético hebreo transmiten la idea clave del razonamiento de Santiago. Los dos textos indican que Amós predijo que algunos gentiles estarían entre las personas que serían llamadas por el nombre de Jehová.

Jehová. En Hch 15:14, Santiago explica que, según contó Symeón, “Dios dirigió su atención a las naciones” y, en el versículo 19, menciona a “la gente de las naciones que se está volviendo a Dios”. En este versículo, Santiago cita de Am 9:11, 12, donde el nombre de Dios solo aparece una vez en el hebreo original, en la expresión “afirma [o “dice”] Jehová”. Sin embargo, el término griego Kýrios (“Señor”) aparece dos veces en Hch 15:17, en los dos casos refiriéndose a Jehová. En vista del contexto, de cómo se emplea esta expresión en las Escrituras Hebreas y del uso de Kýrios en la Septuaginta y el resto de las Escrituras Griegas Cristianas, hay buenas razones para utilizar el nombre de Dios en los dos casos en que aparece Kýrios en este versículo. Ver apén. C1 y apén. C3 (introducción y explicación de Hch 15:17).

con gente de todas las naciones. Aquí se refiere a no judíos, es decir, a gentiles. Cuando un gentil se circuncidaba, dejaba de ser considerado un hombre de las naciones y llegaba “a ser como un natural del país”, o, lo que es lo mismo, un judío (Éx 12:48, 49). Según la Biblia, en los días de Ester hubo muchos gentiles que se hicieron judíos (Est 8:17). En su traducción de Est 8:17, la Septuaginta dice que estos gentiles “se circuncidaban, y se hacían judíos”. La profecía de Am 9:11, 12, tal como se cita en Hechos, dice que “gente de todas las naciones” (gentiles incircuncisos) se unirían a “los hombres que queden” de la casa de Israel (judíos y prosélitos circuncidados) y se convertirían en personas que serían llamadas por el nombre de Jehová. Basándose en esta profecía, los discípulos llegaron a la conclusión de que la gente de las naciones incircuncisa no tendría que circuncidarse para tener la aprobación de Dios.

personas que son llamadas por mi nombre. O “personas que llevan mi nombre”, “personas sobre quienes se ha llamado mi nombre”. En las Escrituras Hebreas se dice que los israelitas llevaban el nombre de Jehová. Esto indicaba que eran su pueblo (Dt 28:10; 2Cr 7:14; Is 43:7; 63:19; Da 9:19). También se dice que Jehová puso su nombre sobre Jerusalén y su templo, y esto demostraba que los reconocía como su centro de adoración (2Re 21:4, 7).

dice Jehová. Aquí se cita de Am 9:12. En el texto hebreo original aparece el nombre divino, representado por cuatro consonantes hebreas que se transliteran como YHWH. Ver apén. C.

quien hace estas cosas, [v. 18] que son conocidas desde la antigüedad. De acuerdo con otra interpretación del texto griego, también podría traducirse como “quien hace conocer estas cosas [v. 18] desde la antigüedad”.

las palabras de los Profetas. El discurso de Symeón (o Simón Pedro) (Hch 15:7-11) y las pruebas presentadas por Bernabé y Pablo (Hch 15:12) probablemente le recordaron a Santiago pasajes oportunos que aclaraban el asunto que se estaba tratando (Jn 14:26). Primero dijo que lo que se acababa de exponer coincidía “con las palabras de los Profetas” y entonces citó de Am 9:11, 12, un libro de las Escrituras Hebreas incluido en la sección conocida como “los Profetas” (Mt 22:40; Hch 15:16-18). Ver la nota de estudio de Lu 24:44.

mi opinión es. O “mi decisión es”, “mi conclusión es”. Lit. “yo juzgo”. La forma como se usa la expresión griega original aquí no indica que Santiago, que al parecer presidía la reunión, estuviera intentando imponer su decisión a todo el grupo. Más bien, estaba proponiendo lo que podían hacer basándose en las pruebas que habían escuchado y en lo que las Escrituras decían sobre el tema. Un diccionario define el verbo griego usado en este contexto como ‘formarse un juicio tomando en cuenta varios factores’. Así que este verbo no se refiere aquí a una decisión judicial emitida formalmente, sino a la opinión que Santiago se había formado a partir de los versículos que acababa de citar.

inmoralidad sexual. La palabra griega pornéia se usa en las Escrituras para referirse a algunas prácticas sexuales prohibidas por Dios. Incluye el adulterio, la prostitución, las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí, la homosexualidad y el sexo con animales. Ver glosario.

animales estrangulados. O “lo que se mata y no se desangra”. Al parecer, esta prohibición incluía a los animales que morían por sí solos o a consecuencia de una herida causada por otro animal. En cualquiera de estos dos casos, los cuerpos no se desangraban como era debido (Éx 22:31; Le 17:15; Dt 14:21).

Moisés. Aquí Santiago se refiere a los escritos de Moisés. No solo al código de la Ley, sino también a todo lo que había antes de la Ley: el registro de cómo había actuado Dios con su pueblo y las indicaciones que había dado de cuál era su voluntad. Por ejemplo, en el libro de Génesis se ve claramente qué piensa Dios sobre el consumo de sangre, el adulterio y la idolatría (Gé 9:3, 4; 20:2-9; 35:2, 4). De este modo, Jehová reveló principios que afectaban a todas las personas, fueran judías o no. La propuesta que se registra en Hch 15:19, 20 no les causaría problemas a los cristianos gentiles, porque no los obligaría a cumplir los numerosos requisitos de la Ley mosaica. También mostraría respeto por la conciencia de los cristianos judíos, que durante años habían escuchado leer los escritos de Moisés “todos los sábados [...] en voz alta en las sinagogas” (ver las notas de estudio de Lu 4:16; Hch 13:15). Esta propuesta de Santiago fortalecería la unidad entre los cristianos judíos y gentiles.

todos los sábados lo leen en voz alta en las sinagogas. Ver las notas de estudio de Lu 4:16; Hch 13:15.

se puso de pie para leer. Los especialistas señalan que esta es la descripción más antigua que se conoce de un servicio religioso efectuado en una sinagoga. Según la tradición judía, al principio de la reunión los asistentes hacían sus propias oraciones a medida que iban entrando al edificio. Después se recitaban las palabras de Dt 6:4-9 y 11:13-21. Luego se hacían oraciones públicas y a continuación se leía en voz alta una porción del Pentateuco siguiendo un programa. En Hch 15:21 se muestra que, en el siglo primero de nuestra era, esa lectura se llevaba a cabo “todos los sábados”. La siguiente parte de la reunión, que parece ser en lo que se centra este versículo, consistía en leer de los profetas y explicar una lección basada en la lectura. La costumbre era que el lector se pusiera de pie, y puede que tuviera algo de libertad para elegir el pasaje profético que leería. Ver la nota de estudio de Hch 13:15.

la lectura pública de la Ley y los Profetas. En el siglo primero de nuestra era, esta lectura se hacía “todos los sábados” (Hch 15:21). Un aspecto de la adoración en las sinagogas era recitar la shemá, que se consideraba la confesión de fe judía (Dt 6:4-9; 11:13-21). El nombre shemá viene de la primera palabra del primer versículo que se recitaba: “Escucha [Shemáʽ], oh, Israel. Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Dt 6:4). La parte más importante del servicio religioso era la lectura de la Torá o Pentateuco. En muchas sinagogas se seguía un programa para leer la Ley entera en un año. En otras, se leía en tres años. También se leían y se explicaban porciones de los Profetas. Al terminar la lectura pública, se pronunciaba un discurso. Fue después de esta lectura pública en la sinagoga de Antioquía de Pisidia cuando invitaron a Pablo a dar unas palabras de ánimo a los allí reunidos. Ver la nota de estudio de Lu 4:16.

se puso de pie para leer. Los especialistas señalan que esta es la descripción más antigua que se conoce de un servicio religioso efectuado en una sinagoga. Según la tradición judía, al principio de la reunión los asistentes hacían sus propias oraciones a medida que iban entrando al edificio. Después se recitaban las palabras de Dt 6:4-9 y 11:13-21. Luego se hacían oraciones públicas y a continuación se leía en voz alta una porción del Pentateuco siguiendo un programa. En Hch 15:21 se muestra que, en el siglo primero de nuestra era, esa lectura se llevaba a cabo “todos los sábados”. La siguiente parte de la reunión, que parece ser en lo que se centra este versículo, consistía en leer de los profetas y explicar una lección basada en la lectura. La costumbre era que el lector se pusiera de pie, y puede que tuviera algo de libertad para elegir el pasaje profético que leería. Ver la nota de estudio de Hch 13:15.

la lectura pública de la Ley y los Profetas. En el siglo primero de nuestra era, esta lectura se hacía “todos los sábados” (Hch 15:21). Un aspecto de la adoración en las sinagogas era recitar la shemá, que se consideraba la confesión de fe judía (Dt 6:4-9; 11:13-21). El nombre shemá viene de la primera palabra del primer versículo que se recitaba: “Escucha [Shemáʽ], oh, Israel. Jehová nuestro Dios es un solo Jehová” (Dt 6:4). La parte más importante del servicio religioso era la lectura de la Torá o Pentateuco. En muchas sinagogas se seguía un programa para leer la Ley entera en un año. En otras, se leía en tres años. También se leían y se explicaban porciones de los Profetas. Al terminar la lectura pública, se pronunciaba un discurso. Fue después de esta lectura pública en la sinagoga de Antioquía de Pisidia cuando invitaron a Pablo a dar unas palabras de ánimo a los allí reunidos. Ver la nota de estudio de Lu 4:16.

los apóstoles y los ancianos. Ver la nota de estudio de Hch 15:2.

ancianos. Lit. “hombres mayores”. Aquí el término griego presbýteros se refiere a los que ocupaban un puesto de responsabilidad en la congregación cristiana del siglo primero de nuestra era. En este versículo se explica que, para resolver el problema de la circuncisión, Pablo, Bernabé y otros hermanos de Antioquía de Siria acudieron a los apóstoles y a los ancianos de Jerusalén. Tal como algunos ancianos dirigían a la nación de Israel, los ancianos de Jerusalén junto con los apóstoles formaban un cuerpo gobernante que dirigía a todas las congregaciones cristianas del siglo primero. Esto indica que para ese entonces el grupo de 12 apóstoles que originalmente servía de cuerpo gobernante se había ampliado con estos ancianos (Hch 1:21, 22, 26). Ver las notas de estudio de Mt 16:21; Hch 11:30.

De Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: ¡Saludos! Esta era una forma habitual de introducir las cartas en la antigüedad. Primero se mencionaba al escritor y después a la persona a quien iba dirigida. Por último, se incluía un saludo común con la palabra griega kháirō. Este término griego significa literalmente ‘alegrarse’ y transmite el deseo de que a alguien le vayan bien las cosas. Es habitual en las cartas de papiros no bíblicos. En este contexto está bien traducirlo como “¡Saludos!”. En Hch 15:23 y Snt 1:1 se ven introducciones con una estructura parecida. Ver la nota de estudio de Hch 15:23.

¡Saludos! La palabra griega kháirō, que literalmente significa ‘alegrarse’, se usa aquí como saludo y transmite el deseo de que a alguien le vayan bien las cosas. La introducción de esta carta sobre la circuncisión, que luego se envió a las congregaciones, sigue el patrón habitual de una carta de la antigüedad. Primero se menciona al escritor y después a la persona a quien va dirigida; por último, se incluye un saludo común (ver la nota de estudio de Hch 23:26). De todas las cartas que forman las Escrituras Griegas Cristianas, únicamente la de Santiago usa el término griego kháirō como saludo igual que esta carta del cuerpo gobernante del siglo primero (Snt 1:1). El discípulo Santiago participó en la redacción de esta carta. Esto apoya la conclusión de que el Santiago que escribió la carta que lleva su nombre es el mismo que tuvo una participación tan importante en la reunión de la que habla el capítulo 15 de Hechos.

confundirlos. O “inquietarlos”. Aquí se usa el pronombre -los para traducir la expresión griega “las almas de ustedes”. En este contexto, la palabra psykhḗ, que tradicionalmente se traduce como “alma”, se refiere a la persona misma. Por eso aquí se traduce como un pronombre. Ver glosario, alma.

de forma unánime. Lit. “con la misma mente”, “con una sola mente”. La palabra griega homothymadón aparece varias veces en el libro de Hechos y con frecuencia describe la unidad tan especial que existía entre los primeros cristianos. Por ejemplo, en Hch 1:14 se traduce como “con un mismo objetivo”, en Hch 2:46 como “con un mismo propósito” y en Hch 4:24 como “juntos”.

han renunciado a sus vidas por. La palabra griega psykhḗ, tradicionalmente traducida como “alma”, se usa aquí en plural y se traduce como “vidas”. Puede referirse a una persona o a la vida de una persona (ver glosario, alma). Toda la frase podría entenderse como “han arriesgado sus vidas (o “han arriesgado sus almas”) por” o como “han dedicado sus vidas (o “se han dedicado ellos mismos”) a”.

animales estrangulados. O “lo que se mata y no se desangra”. Al parecer, esta prohibición incluía a los animales que morían por sí solos o a consecuencia de una herida causada por otro animal. En cualquiera de estos dos casos, los cuerpos no se desangraban como era debido (Éx 22:31; Le 17:15; Dt 14:21).

inmoralidad sexual. La palabra griega pornéia se usa en las Escrituras para referirse a algunas prácticas sexuales prohibidas por Dios. Incluye el adulterio, la prostitución, las relaciones sexuales entre personas no casadas entre sí, la homosexualidad y el sexo con animales. Ver glosario.

que se abstengan. O “que se mantengan apartados”. El verbo usado aquí se aplica a todas las prácticas que se mencionan a continuación. Los cristianos tenían que evitar la idolatría, la inmoralidad sexual y el consumo de carne de animales estrangulados, porque no habían sido bien desangrados. En lo relacionado con la sangre, este verbo tiene un significado más amplio que simplemente no consumir sangre. Implica evitar todo uso inapropiado de la sangre debido a su carácter sagrado (Le 17:11, 14; Dt 12:23).

que se abstengan [...] de sangre. Este decreto se basa, en último término, en el mandato de Dios de no comer sangre. Jehová les dio este mandato a Noé, a sus hijos y, en conclusión, a toda la humanidad (Gé 9:4-6). Ocho siglos después, lo incluyó en la Ley que les dio a los israelitas (Le 17:13-16). Y 15 siglos más tarde, como se indica en este versículo, confirmó que seguía en vigor para la congregación cristiana. Para Dios, abstenerse de sangre es tan importante como evitar la idolatría y la inmoralidad sexual.

animales estrangulados. Ver la nota de estudio de Hch 15:20.

inmoralidad sexual. Ver la nota de estudio de Hch 15:20.

¡Que tengan buena salud! O “Adiós”. Esta expresión griega era habitual en las cartas de aquel entonces. No significaba que lo dicho justo antes fueran medidas para mejorar la salud, como si dijera “si se abstienen de estas cosas, tendrán buena salud”. Más bien, era una forma de terminar la carta deseándole a la persona que disfrutara de energías, salud y felicidad. Esta frase tenía una intención parecida a la del término hebreo shalóhm, que se emplea para desearle paz a alguien (Éx 4:18; Jue 18:6; 19:20, nota; 1Sa 1:17). De hecho, una traducción de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo moderno (señalada con la referencia J22 en el apén. C4) usa aquí la expresión shalóhm lakhém, que se traduce como “¡Que tengan paz!”.

Algunos manuscritos griegos más recientes y ciertas traducciones antiguas a otros idiomas añaden las siguientes palabras, con ligeras variaciones: “Pero Silas decidió quedarse allí más tiempo; sin embargo, Judas regresó solo a Jerusalén”. Estas palabras no aparecen en los manuscritos más antiguos y confiables, así que no son parte del texto original de Hechos. Este pasaje probablemente era una nota marginal que explicaba Hch 15:40 y que, con el tiempo, se añadió al texto de unos pocos manuscritos. Ver apén. A3.

la palabra de Jehová. Esta expresión tiene su origen en las Escrituras Hebreas, donde aparece como una combinación del término hebreo para “palabra” y el nombre de Dios. Esta combinación se emplea en unos 200 versículos. Algunos ejemplos se encuentran en 2Sa 12:9; 24:11, nota; 2Re 7:1; 20:16; 24:2; Is 1:10; 2:3; 28:14; 38:4, nota; Jer 1:4; 2:4; Eze 1:3; 6:1; Os 1:1; Miq 1:1; Zac 9:1, nota. En una de las primeras copias de la Septuaginta aparece esta expresión en Zac 9:1, y ahí la palabra griega lógos va seguida del nombre divino escrito en caracteres hebreos antiguos (). Este rollo de pergamino, fechado entre el año 50 antes de nuestra era y el año 50 de nuestra era, fue hallado en Nahal Hever (Israel), en el desierto de Judea, cerca del mar Muerto. Para saber las razones por las que la Traducción del Nuevo Mundo usa la frase “la palabra de Jehová” en Hch 8:25 a pesar de que muchos manuscritos griegos dicen “la palabra del Señor”, ver apén. C3 (introducción y explicación de Hch 8:25).

la palabra de Jehová. Ver la nota de estudio de Hch 8:25 y el apén. C3 (introducción y explicación de Hch 15:35).

la palabra de Jehová. Esta expresión tiene su origen en las Escrituras Hebreas, donde aparece como una combinación del término hebreo para “palabra” y el nombre de Dios. Esta combinación se emplea en unos 200 versículos. Algunos ejemplos se encuentran en 2Sa 12:9; 24:11, nota; 2Re 7:1; 20:16; 24:2; Is 1:10; 2:3; 28:14; 38:4, nota; Jer 1:4; 2:4; Eze 1:3; 6:1; Os 1:1; Miq 1:1; Zac 9:1, nota. En una de las primeras copias de la Septuaginta aparece esta expresión en Zac 9:1, y ahí la palabra griega lógos va seguida del nombre divino escrito en caracteres hebreos antiguos (). Este rollo de pergamino, fechado entre el año 50 antes de nuestra era y el año 50 de nuestra era, fue hallado en Nahal Hever (Israel), en el desierto de Judea, cerca del mar Muerto. Para saber las razones por las que la Traducción del Nuevo Mundo usa la frase “la palabra de Jehová” en Hch 8:25 a pesar de que muchos manuscritos griegos dicen “la palabra del Señor”, ver apén. C3 (introducción y explicación de Hch 8:25).

la palabra de Jehová. Ver la nota de estudio de Hch 8:25 y el apén. C3 (introducción y explicación de Hch 15:36).

de Jehová. En el libro de Hechos, la expresión “bondad inmerecida” está relacionada la mayoría de las veces con Dios (Hch 11:23; 13:43; 20:24, 32). En Hch 14:26 aparece una expresión parecida: “Bajo el cuidado de la bondad inmerecida de Dios”. Ver apén. C3 (introducción y explicación de Hch 15:40).

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Hechos de los Apóstoles: Segundo viaje misionero de Pablo (Hch 15:36-18:22) c. 49-52 e.c.
Hechos de los Apóstoles: Segundo viaje misionero de Pablo (Hch 15:36-18:22) c. 49-52 e.c.

Los sucesos se presentan en orden cronológico.

1. Pablo y Bernabé se separan; Pablo viaja con Silas, mientras que Bernabé se lleva a Juan (también llamado Marcos) (Hch 15:36-41).

2. Pablo viaja primero a Derbe y luego a Listra, donde elige a Timoteo para que lo acompañe (Hch 16:1-4).

3. El espíritu santo le prohíbe a Pablo predicar el mensaje en la provincia de Asia; Pablo atraviesa Frigia y Galacia y luego baja hacia Misia (Hch 16:6, 7).

4. Cuando Pablo y sus compañeros de viaje bajan a Troas, Pablo tiene una visión de un hombre macedonio invitándolos a ir a Macedonia (Hch 16:8-10).

5. Pablo y sus compañeros se embarcan en Troas hacia Neápolis y luego viajan a Filipos (Hch 16:11, 12).

6. Fuera de una de las puertas de Filipos, junto a un río, Pablo habla con unas mujeres; Lidia y los de su casa se bautizan (Hch 16:13-15).

7. Meten en prisión a Pablo y a Silas en Filipos; el carcelero y los de su casa se bautizan (Hch 16:22-24, 31-33).

8. Pablo exige una disculpa oficial; los magistrados de la ciudad acompañan a los hermanos afuera de la prisión; Pablo visita a Lidia y anima a los recién bautizados (Hch 16:37-40).

9. Pablo y sus compañeros pasan por Anfípolis y Apolonia hacia Tesalónica (Hch 17:1).

10. Pablo predica en Tesalónica; algunos judíos y muchos griegos se hacen creyentes; los judíos no creyentes provocan un alboroto en la ciudad (Hch 17:2-5).

11. Al llegar a Berea, Pablo y Silas predican en la sinagoga; unos judíos de Tesalónica alborotan a las multitudes (Hch 17:10-13).

12. Pablo se embarca hacia Atenas, mientras que Silas y Timoteo se quedan en Berea (Hch 17:14, 15).

13. En Atenas, Pablo habla en el Areópago; algunos se hacen creyentes (Hch 17:22, 32-34).

14. Pablo pasa 18 meses enseñando la palabra de Dios en Corinto; algunos se oponen, pero muchos se hacen creyentes y se bautizan (Hch 18:1, 8, 11).

15. Acompañado de Priscila y Áquila, Pablo se embarca en Cencreas, un puerto de Corinto, hacia Éfeso, donde predica en la sinagoga (Hch 18:18, 19).

16. Pablo se embarca hacia Cesarea, mientras que Priscila y Áquila se quedan en Éfeso; al parecer, Pablo va a Jerusalén y luego a Antioquía de Siria (Hch 18:20-22).