Hechos de los Apóstoles 17:1-34
Notas
Notas de estudio
razonó. Pablo no se limitó a hablarles de las buenas noticias. Las explicó y presentó pruebas “usando las Escrituras”, es decir, las Escrituras Hebreas inspiradas. Hizo más que leer estos escritos: razonó basándose en ellos y adaptó sus argumentos a quienes lo escuchaban. Aquí se usa el verbo griego dialégomai, que se ha definido como ‘mantener un diálogo, conversar o debatir’. Da la idea de interactuar con otras personas. Esta palabra griega se emplea también en Hch 17:17; 18:4, 19; 19:8, 9; 20:7, 9.
probaba con referencias. Aquí se emplea una palabra griega que significa literalmente ‘colocar al lado’. Puede que esto se refiera a que Pablo hizo una cuidadosa comparación de las profecías mesiánicas de las Escrituras Hebreas con los sucesos de la vida de Jesús. Así demostró que esas profecías se habían cumplido en Jesús.
los gobernantes de la ciudad. O “los gobernantes de los ciudadanos”. Lit. “los politarcas”. El término griego politárkhēs no se encuentra en la literatura griega clásica. Sin embargo, se han encontrado inscripciones con ese título, algunas del siglo primero antes de nuestra era, en la zona de Tesalónica así como en otros puntos de la provincia de Macedonia. Estos hallazgos confirman el relato de Hechos y la credibilidad de Lucas como historiador.
de César. O “del emperador”. El emperador romano para ese tiempo era Claudio, que gobernó entre los años 41 y 54 de nuestra era (Hch 11:28; 18:2). Ver la nota de estudio de Mt 22:17 y el glosario.
examinaban con cuidado. O “estudiaban detenidamente”. Aquí se usa el término griego anakrínō, que se ha definido como ‘pasar por un cedazo, separar, apartar’. A veces se empleaba con el sentido de llevar a cabo una audiencia judicial (Lu 23:14; Hch 4:9; 28:18; 1Co 4:3). En este contexto comunica la idea de realizar una investigación cuidadosa y precisa, como la que se requiere en un proceso legal. Por lo tanto, el análisis que efectuaban los judíos de Berea no era superficial. Pablo y Silas enseñaban que, según las Escrituras, Jesús era el Mesías esperado por tanto tiempo, y los judíos bereanos investigaban con cuidado para confirmar que lo que enseñaban era cierto.
la plaza de mercado. La plaza de mercado de Atenas (en griego, agorá) se encontraba al noroeste de la Acrópolis y ocupaba unas 5 ha (unos 12 ac). Era mucho más que un lugar donde comprar y vender, era el centro de la vida económica, política y cultural de la ciudad. A los atenienses les encantaba reunirse allí para participar en debates intelectuales.
los epicúreos. Eran seguidores del filósofo griego Epicuro (341-270 a.e.c.). Enseñaban que el principal objetivo en la vida es la búsqueda del placer. Creían que los dioses existían pero que no tenían ningún interés en los seres humanos y no premiaban ni castigaban a nadie, de modo que hacerles oraciones o sacrificios era inútil. La manera de pensar y actuar de los epicúreos carecía de todo principio moral. Sin embargo, promovían la moderación, con el argumento de que ayudaba a evitar las malas consecuencias de los excesos. Pensaban que la única utilidad del conocimiento era librar a la persona de las supersticiones y los temores religiosos. Ni los epicúreos ni los estoicos creían en la resurrección. Ver la nota de estudio de los estoicos en este versículo.
los estoicos. Escuela griega de filósofos que creían que la felicidad se alcanzaba viviendo de acuerdo con la razón y en armonía con la naturaleza. Según ellos, el hombre verdaderamente sabio era indiferente al dolor o a los placeres. Los estoicos creían que todo era parte de una deidad impersonal, y que el alma humana provenía de esa fuente. Algunos pensaban que con el tiempo el alma sería destruida junto con el universo. Otros decían que al final el alma sería reabsorbida por la deidad. Ni los estoicos ni los epicúreos creían en la resurrección. Ver la nota de estudio de los epicúreos en este versículo.
charlatán. Lit. “recogedor de semillas”. La palabra griega que se usó aquí (spermológos) se aplicaba a un pájaro que recoge semillas. En sentido figurado se empleaba para referirse de forma despectiva a alguien que recogía sobras mendigando o robando, o a alguien sin modales ni formación que se limitaba a repetir fragmentos de información, alguien que hablaba por hablar. En realidad, estos intelectuales estaban diciendo que Pablo era un ignorante que hablaba de lo que no sabía.
Areópago. O “colina de Ares”. Ares era el dios griego de la guerra. El Areópago se encontraba al noroeste de la Acrópolis y era el lugar donde tradicionalmente se reunía el tribunal superior de Atenas. Este nombre puede referirse a la colina misma o a los integrantes del consejo o tribunal (Hch 17:34). Por eso, algunos especialistas piensan que a Pablo lo llevaron a esa colina o a un lugar cercano para hacerle preguntas, mientras que otros consideran que fue llevado a una reunión del tribunal que se celebró en otra parte, quizás en el ágora. Como Ares corresponde al dios romano Marte, algunas traducciones llaman a este lugar “colina de Marte”.
que había. O “que estaban de visita”. La palabra griega que se utiliza aquí (epidēméō) se ha definido como ‘residir temporalmente en un lugar en calidad de extranjero o visitante’.
A un Dios Desconocido. Esta expresión (en griego, Agnṓstōi Theṓi) formaba parte de una inscripción de un altar de Atenas. Los atenienses expresaban su temor a los dioses edificando muchos templos y altares. Incluso llegaron a divinizar cosas abstractas y les dedicaron altares, por ejemplo, a la Fama, la Modestia, la Fuerza, la Persuasión o la Piedad. Quizá por miedo a pasar por alto a algún dios y caer en su desaprobación, le dedicaron un altar a “un Dios Desconocido”. Así admitían que existía un dios que no conocían. Con habilidad, Pablo se valió de esto para hablarles del Dios que hasta entonces había sido desconocido para ellos, el Dios verdadero.
el mundo. En las obras griegas seglares y en particular en la Biblia, la palabra griega kósmos está muy relacionada con la humanidad (ver la nota de estudio de Jn 1:10). Sin embargo, las obras no bíblicas también la usaban para referirse al universo y a la creación en general. Es posible que aquí Pablo la usara con ese sentido, porque estaba tratando de establecer un terreno común con los griegos que lo escuchaban.
templos hechos por hombres. O “templos hechos por manos humanas”. Aquí se emplea la palabra griega kheiropóiētos, que también aparece en Hch 7:48 y Heb 9:11, 24. En estos versículos se traduce como “hecho por manos humanas”. La gloria de la diosa griega Atenea y otras deidades dependía de templos, santuarios y altares hechos por seres humanos. Pero al Señor Soberano del cielo y de la tierra no lo puede contener ningún templo físico (1Re 8:27). El Dios verdadero es superior a cualquier ídolo que pueda haber en un templo hecho por hombres (Is 40:18-26). Quizá Pablo hizo este comentario porque vio muchos templos y santuarios dedicados a diversos dioses.
tenemos vida, nos movemos y existimos. Algunos creen que esta expresión refleja una figura retórica griega llamada tricolon, que consiste en coordinar tres elementos que tienen el mismo valor para expresar una idea. Esta técnica fue usada por escritores como Platón, Sófocles y Aristóteles. Otros opinan que es una alusión a un poema de Epiménides, poeta cretense del siglo sexto antes de nuestra era.
algunos de los poetas de ustedes. Al parecer, Pablo tomó la frase “porque nosotros también somos hijos de él” de la obra poética Fenómenos, del poeta estoico Arato. Expresiones parecidas se encuentran en otros escritos griegos, como el “Himno a Zeus”, atribuido al escritor estoico Cleantes. Puede que Pablo haya citado de poetas griegos porque se esperaba que los oradores instruidos incluyeran citas de autores clásicos entre sus argumentos.
la tierra habitada. La palabra griega que se traduce como “tierra habitada” (oikouménē) se emplea aquí en sentido amplio, y se refiere a la tierra como el lugar donde viven los seres humanos (Lu 4:5; Ro 10:18; Ap 12:9; 16:14). En el siglo primero de nuestra era, también se usaba para referirse al extenso territorio del Imperio romano, por donde habían sido dispersados los judíos (Hch 24:5).
garantía. O “prueba”. Lit. “fe”. Parece que la palabra griega pístis, que la mayoría de las veces se traduce como “fe”, en este contexto tiene el sentido de una prueba que da razones para confiar completamente en el cumplimiento de una promesa.
que era juez del tribunal del Areópago. O “un areopagita”, es decir, un miembro del consejo o tribunal del Areópago. Ver la nota de estudio de Hch 17:19.
Multimedia

En la fotografía se ve la ciudad moderna de Veria (Grecia), que se encuentra en la ubicación de la antigua Berea, ciudad que visitaron Pablo y Silas. Se halla a unos 30 km (19 mi) al sur de una famosa calzada romana, la Vía Egnatia (o Egnacia), y a unos 65 km (40 mi) al oeste-suroeste de Tesalónica. En Berea, tanto judíos como griegos recibieron bien las buenas noticias. Sin embargo, un grupo de opositores de Tesalónica llegó a la ciudad para incitar a las multitudes a la violencia, y los discípulos del lugar le recomendaron a Pablo que se fuera cuanto antes. Ahora bien, Silas y Timoteo permanecieron durante un tiempo en Berea fortaleciendo a la congregación recién formada (Hch 17:10-14). A pesar de todos los desafíos, Macedonia fue un territorio muy fructífero, y Berea fue la última ciudad de esa zona que visitó Pablo en su segundo viaje misionero.

En su discurso en el Areópago de Atenas, Pablo habló de “un altar que tenía la siguiente inscripción: ‘A un Dios Desconocido’” (Hch 17:23). Tanto la arqueología como las obras literarias antiguas aportan pruebas de que existían altares de ese tipo en el Imperio romano. Por ejemplo, el geógrafo Pausanias, del siglo segundo de nuestra era, escribió sobre altares que había en Grecia dedicados a dioses desconocidos. Y Filóstrato, que vivió entre los siglos segundo y tercero, habló específicamente de altares de esta clase que existían en Atenas. En la fotografía 1 se ven las ruinas de un altar del siglo segundo en Pérgamo (en la actual Turquía). La inscripción está incompleta, pero, si se reconstruyera la primera línea, es lógico concluir que diría: “A dioses desconocidos”. En la fotografía 2 se ve un altar que se halló en el monte Palatino, en Roma. Es de alrededor del año 100 antes de nuestra era y está dedicado a un dios sin nombre. Estos ejemplos apoyan lo que dice la Biblia sobre la existencia de esos altares.