Primera a los Corintios 13:1-13
Notas de estudio
como un gong que resuena o como un címbalo ruidoso. Aquí Pablo habla de dos instrumentos de percusión —un gong y un címbalo— que producen sonidos altos y estridentes. Con este ejemplo, indica que el cristiano que tiene un don del espíritu, como el de hablar en lenguas, podría llamar mucho la atención sobre sí mismo. Pero, si no ama a los demás, sería como un instrumento de bronce que, al tocarlo, resuena con fuerza o emite un ruido estridente, desagradable y discordante. En vez de atraer a las personas, les produciría rechazo.
mover montañas. O “trasladar montañas”. Todo indica que aquí Pablo está usando una antigua figura retórica que tiene el sentido de ‘hacer posible algo que parece imposible’. Comparar con Mr 11:23, donde se emplea una expresión similar cuando se habla de la fe.
para poder sentirme orgulloso. En este versículo se usa el verbo griego kaukháomai (“sentirse orgulloso”, “presumir”) y, en este contexto, transmite la idea de un orgullo egoísta. Pablo está hablando de un caso hipotético. Explica que, si él renunciara a todo lo que tiene para alimentar a otros o incluso muriera como un mártir para dar testimonio de la verdad, eso no le serviría de nada si lo hiciera por orgullo, y no por amor (Pr 25:27b). Algunos manuscritos emplean aquí un verbo griego que significa ‘quemarse’, y así lo reflejan algunas traducciones de la Biblia. Sin embargo, los manuscritos más confiables usan el verbo que significa ‘sentirse orgulloso’.
El amor. En esta famosa descripción del amor, Pablo usa el mismo término griego (agápē) que aparece en 1Jn 4:8-10. Ahí el apóstol Juan habla del “amor de Dios” y, en el versículo 8, llega a decir que “Dios es amor”, es decir, que Jehová es el amor en persona (ver la nota de estudio de Jn 3:16). La mejor forma de definir el amor cristiano es describiendo cómo actúa. Se trata de un amor sin una pizca de egoísmo y guiado por principios. Este amor normalmente implica un sentimiento de cariño, pero no siempre; a veces se demuestra este amor sencillamente porque es lo correcto. Por ejemplo, un cristiano puede sentirse muy dolido con alguien, pero, si tiene este amor, se negará a llevar cuenta del daño (1Co 13:5). El amor cristiano que Pablo describe actúa tanto en el corazón como en la mente. Combina el tierno cariño con la firme determinación de aplicar las justas normas de Dios. Ver las notas de estudio de Mt 5:44; 22:37.
El amor es paciente. O “El amor es sufrido”. Aquí se emplea un verbo griego que literalmente podría traducirse como “tener largura de espíritu”. Este verbo implica aguantar con calma y tardar en enojarse. Lo mismo sucede con el sustantivo relacionado, que se traduce como “paciencia” y que es un aspecto del fruto del espíritu santo (Gál 5:22). La paciencia es una de las cualidades que identifican a los verdaderos ministros de Dios (2Co 6:4-6; Col 3:12; 1Te 5:14; ver apén. A2). Jehová y Jesús demuestran constantemente paciencia con los seres humanos (Ro 2:4; 9:22; 1Ti 1:16; 1Pe 3:20; 2Pe 3:9, 15; ver la nota de estudio de Gál 5:22). Así que, para imitar a Jehová y a Jesús, el cristiano también debe ser paciente con los demás (1Co 11:1; Ef 5:1).
El amor es [...] bondadoso. O “El amor es [...] amable”. El verbo griego empleado aquí (khrēstéuomai) está relacionado con un sustantivo (khrēstótēs) que normalmente se traduce como “bondad”. Este mismo sustantivo aparece en la lista de aspectos del “fruto del espíritu” y allí se traduce como “amabilidad” (Gál 5:22). La persona bondadosa se interesa de forma activa en el bienestar de los demás, los trata con amabilidad y es servicial. También demuestra comprensión y consideración al atender sus necesidades de forma amigable y afectuosa (Col 3:12; Tit 3:4).
El amor no es celoso. El verbo griego empleado aquí (zēlóō) puede expresar una intensa emoción positiva o negativa, dependiendo del contexto. En este versículo se traduce como “ser celoso” y se refiere a una emoción negativa: la envidia que se siente hacia un supuesto rival o hacia alguien que parece disfrutar de alguna ventaja. El sustantivo relacionado (zḗlos) se suele traducir como “celos” y aparece entre “las obras de la carne” de Gál 5:19-21. Este sentimiento es egoísta y alimenta el odio en vez del amor. El amor cristiano no se deja llevar por los celos; al contrario, confía en los demás, espera lo mejor y siempre actúa a favor de ellos (1Co 13:4-7). Para conocer un ejemplo del uso de este verbo griego con un sentido positivo, ver la nota de estudio de 2Co 11:2.
no se porta de forma indecente. O “no es grosero”, “no actúa de forma inapropiada”. El verbo griego que aquí se traduce como “portarse de forma indecente” puede dar la idea de actuar de forma deshonrosa en sentido moral o de comportarse con rudeza, con malos modales y demostrando falta de respeto por los demás.
No lleva cuenta del daño. El verbo griego loguízomai, traducido aquí como “llevar cuenta de”, se usaba en la antigüedad en textos de cálculo y contabilidad. También se usaba con el sentido de ‘pensar’, ‘meditar’ o ‘darle vueltas a algo’ (ver Flp 4:8, donde se traduce como “piensen constantemente”). La persona que demuestra amor cristiano no lleva un registro “del daño” o “las ofensas” que cometen contra ella ni piensa a todas horas en ellas. No está anotando en un libro de contabilidad mental todas las palabras o acciones que le molestan para no olvidarlas. Este mismo verbo griego se emplea en 2Co 5:19 para explicar que Jehová se reconcilia con sus siervos “sin tomar en cuenta sus ofensas”.
Todo lo soporta. Lit. “Todas las cosas las está cubriendo”. El verbo griego empleado aquí significa literalmente ‘cubrir’ y, según algunos comentaristas bíblicos, está relacionado con la palabra griega para “techo”. La persona que demuestra amor cristiano cubre en sentido figurado las imperfecciones y faltas de los demás. Es decir, no se apresura a sacarlas a la luz y no se las revela a nadie si no se está cometiendo un pecado grave. Este verbo griego también da la idea de ‘soportar’ o ‘aguantar’, como se ve, por ejemplo, en 1Co 9:12.
El amor nunca falla. O “El amor nunca se acaba”. Por un lado, el amor nunca llegará a su fin ni dejará de existir, ya que “Dios es amor” y él es “Rey de la eternidad” (1Jn 4:16; 1Ti 1:17). Así que los seres humanos obedientes podrán demostrar ese amor por toda la eternidad. Y, por otro lado, el amor nunca se queda corto. Puede hacer frente a cualquier circunstancia o desafío. Y siempre produce buenos resultados (1Co 13:13).
los dones de lenguas. Es decir, los dones que permiten hablar en otros idiomas milagrosamente. Ver las notas de estudio de Hch 2:4; 1Co 12:10.
los dones de conocimiento. Aquí se refiere a un conocimiento especial que recibieron algunos de los primeros cristianos mediante el espíritu santo. No se sabe de qué tipo de conocimiento se está hablando exactamente. Hay que tener en cuenta que en aquel entonces no era tan fácil como hoy conseguir copias de la Palabra de Dios. Así que puede que este don sirviera para que alguien recordara un texto bíblico que había leído anteriormente y supiera cómo aplicarlo, aunque la congregación no tuviera el rollo donde aparecía. Al igual que los demás dones del espíritu, este don milagroso sería temporal y serviría para edificar a la joven congregación cristiana. Ver la nota de estudio de 1Co 12:8.
serán eliminados. Lit. “serán hechos ineficaces”, “serán inutilizados”. Mediante su espíritu santo, Dios les concedió capacidades milagrosas a los apóstoles. Y ellos, por su parte, podían pasárselas a otros cristianos. Entre ellas estaban el don de la profecía, el de hablar milagrosamente en otros idiomas y el de tener un conocimiento especial. Sin embargo, estos dones milagrosos desaparecerían cuando la congregación cristiana dejara atrás la niñez y alcanzara la madurez (1Co 13:9-11). Para ese entonces, los dones ya habrían cumplido su propósito: demostrar que la congregación cristiana tenía el apoyo y la bendición de Dios.
tenemos un conocimiento incompleto y profetizamos de manera incompleta. Pablo indica aquí que estos dones milagrosos —el don de conocimiento y el don de profetizar— eran incompletos. Al parecer, los que podían profetizar no tenían un conocimiento completo de lo que predecían y solo podían revelar parcialmente lo que ocurriría en el futuro. Para comprender las profecías de forma completa, habría que esperar hasta que llegara “lo que es completo” (1Co 13:10; ver la nota de estudio). Aun así, el conocimiento que tenían los primeros cristianos era el suficiente para satisfacer sus necesidades espirituales (Col 1:9, 10).
cuando llegue lo que es completo. Dependiendo del contexto, el término griego téleios (que forma parte de la expresión traducida como “lo que es completo”) puede aplicarse a algo maduro, perfecto o completo. Aunque algunos cristianos del siglo primero recibieron milagrosamente el don de profetizar y el don de conocimiento, solo comprendían de manera incompleta el propósito de Dios (1Co 13:9). En este versículo, “lo que es completo” se refiere a una comprensión plena del propósito de Dios que se revela en la Biblia. Los cristianos solo tendrán una comprensión completa cuando se cumplan todas las profecías bíblicas y se haga realidad el propósito de Dios de acuerdo con su voluntad.
niño [...] hombre. Aquí Pablo se refiere al crecimiento de un niño para explicar el progreso de la congregación cristiana. Un niño necesita ayuda, mientras que un adulto no. Del mismo modo, cuando Pablo escribió esta carta, la congregación cristiana estaba en sus comienzos y necesitaba la ayuda de los dones milagrosos, como el de profetizar, el de hablar en lenguas y el de conocimiento. Estos dones fueron necesarios durante un tiempo para demostrar sin lugar a dudas que el favor de Dios había pasado de la nación judía a la congregación cristiana (Heb 2:3, 4). Pero Pablo explica que, cuando la congregación alcanzara la madurez y se hiciera adulta, esos dones milagrosos dejarían de ser necesarios.
imágenes borrosas. O “imágenes confusas”. El término griego empleado aquí suele referirse a un enigma o acertijo. Pero también puede tener un sentido más amplio y referirse a algo poco claro, oscuro o impreciso.
un espejo de metal. En tiempos bíblicos, los espejos solían ser de metal pulido. Normalmente eran de bronce, pero también podían ser de latón, cobre, plata o incluso oro. Aunque estos espejos eran útiles, nunca era igual la imagen reflejada que la imagen real. Pablo usó el ejemplo del espejo para explicar que los primeros cristianos no comprendían con total claridad algunos temas espirituales, como podían ser las profecías que todavía no se habían cumplido. Aún no había llegado el tiempo de que Dios revelara ciertos detalles. Por eso los cristianos solo veían “imágenes borrosas” del propósito divino. Era como si estuvieran viendo un reflejo confuso en un espejo de metal. Pablo contrasta esa imagen borrosa con la imagen clara que se ve al mirar “cara a cara”. Los cristianos solo tendrían una imagen clara cuando se cumplieran las profecías bíblicas y comprendieran todos los detalles del propósito de Dios.
igual que a mí se me conoce con exactitud. Aquí Pablo se refiere a que era conocido con exactitud por Dios. Estaba admitiendo que Dios lo conocía a él mucho mejor de lo que él conocía a Dios. Pero también sabía que llegaría a conocer a Jehová “con exactitud”. Es decir, sabía que, cuando él recibiera su recompensa celestial, llegaría a tener la relación más estrecha posible con Jehová.
la mayor de todas es el amor. Dios existe desde la eternidad hasta la eternidad, y su principal cualidad es el amor (Sl 90:2, nota; 1Jn 4:8). Por eso el amor siempre continuará existiendo, y el amor de sus siervos, que deben imitarlo, crecerá más y más por toda la eternidad (Ef 5:1). Así que, en este sentido, el amor supera a la fe y la esperanza. Cuando las profecías y las promesas de Dios se hayan cumplido, sus siervos ya no tendrán que seguir demostrando fe en ellas; tampoco tendrán que seguir esperando a que se hagan realidad, porque ya lo serán. Por eso, el amor es la mayor de las cualidades que menciona Pablo.
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En la foto de la izquierda aparece un espejo de bronce que data del siglo tercero o segundo antes de nuestra era. Y en el dibujo de la derecha se muestra cómo puede que fuera un espejo de ese tipo en el siglo primero de nuestra era. Los artesanos de Corinto elaboraban objetos de bronce, entre ellos espejos famosos por su gran calidad. Sin embargo, los antiguos espejos de metal no reflejaban las imágenes con tanta claridad como los espejos de cristal de hoy día. En su primera carta a los corintios, Pablo destaca la diferencia entre ver lo que refleja un espejo de metal y ver algo “cara a cara” (1Co 13:12).