Juan 5:1-47
Notas
Notas de estudio
la Pascua. Jesús comenzó su predicación después de su bautismo en el otoño (alrededor de octubre) del año 29 de nuestra era. Así que esta referencia a una Pascua al comienzo de su ministerio debe referirse a la que se celebró en la primavera (marzo o abril) del año 30 (ver la nota de estudio de Lu 3:1 y el apén. A7). Una comparación de los relatos de los cuatro Evangelios indica que se celebraron cuatro Pascuas durante el ministerio de Jesús en la tierra, y esto lleva a la conclusión de que su ministerio duró tres años y medio. Los Evangelios de Mateo, Marcos y Lucas (que con frecuencia son llamados los Evangelios sinópticos) no mencionan ninguna Pascua excepto la última, en la que murió Jesús. El relato de Juan habla específicamente de tres Pascuas (Jn 2:13; 6:4; 11:55), y lo más probable es que la expresión “una fiesta de los judíos” que se emplea en Jn 5:1 se refiera a una cuarta Pascua. Este ejemplo resalta lo útil que es comparar los relatos de los Evangelios para obtener una visión más completa de la vida de Jesús. Ver las notas de estudio de Jn 5:1; 6:4; 11:55.
una fiesta de los judíos. Aunque Juan no indica a qué fiesta se refiere exactamente, hay buenas razones para pensar que es la Pascua del año 31 de nuestra era. Juan suele relatar los sucesos en orden cronológico. El contexto sitúa esta fiesta poco después de que Jesús dijera que todavía faltaban “cuatro meses para la cosecha” (Jn 4:35). La cosecha, concretamente la de la cebada, comenzaba más o menos en la época de la Pascua (14 de nisán). Así que parece que Jesús dijo esas palabras cuatro meses antes, alrededor del mes de kislev (entre noviembre y diciembre). Desde el mes de kislev hasta el mes de nisán se celebraban otras dos fiestas: la Fiesta de la Dedicación y la de Purim. Sin embargo, ninguna de las dos exigía que los israelitas subieran a Jerusalén. De modo que, en este contexto, lo más probable es que la “fiesta de los judíos” que hizo que Jesús visitara Jerusalén de acuerdo con la Ley de Dios para Israel fuera la Pascua (Dt 16:16). Es cierto que, entre esta ocasión y la siguiente vez que se menciona la Pascua (Jn 6:4), Juan solo registra unos pocos sucesos. Pero, al examinar la tabla del apén. A7, se ve que el relato que Juan hace de la primera parte del ministerio de Jesús está muy abreviado y no menciona muchos de los sucesos ya registrados en los otros tres Evangelios. De hecho, estos sucesos son tantos que es lógico concluir que se celebró otra Pascua entre el relato de Jn 2:13 y el de Jn 6:4. Ver el apén. A7 y la nota de estudio de Jn 2:13.
hebreo. En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.
Betzata. Nombre hebreo que significa ‘casa del olivo’ o ‘casa de los olivos’. Algunos manuscritos llaman al estanque Betesda, que posiblemente significa ‘casa de misericordia’, y otros lo llaman Betsaida, que significa ‘casa del cazador’ o ‘casa del pescador’. Sin embargo, en la actualidad, muchos expertos prefieren el nombre Betzata.
estaba recostada una multitud de enfermos. En aquel entonces, muchos creían que podían curarse metiéndose en el estanque cuando el agua se agitaba (Jn 5:7). Por eso se reunían tantos enfermos en aquel lugar. Sin embargo, la Biblia no dice que un ángel de Dios hiciera milagros en el estanque de Betzata (ver la nota de estudio de Jn 5:4). Lo que sí dice es que Jesús hizo un milagro ahí. Es interesante destacar que el hombre fue curado al instante, sin tener que meterse en el agua.
Algunos manuscritos añaden al final del versículo 3 y en el versículo 4 todo lo que sigue o una parte: “... esperando que el agua se moviera, 4 porque un ángel del Señor [o “de Jehová”] descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera”. Sin embargo, estas palabras no aparecen en los manuscritos más antiguos y confiables, y lo más probable es que no sean parte del texto original de Juan (ver apén. A3). Algunas traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo, señaladas con las referencias J9, 22, 23 en el apén. C4, dicen “un ángel de Jehová” en vez de “un ángel del Señor”.
Algunos manuscritos añaden al final del versículo 3 y en el versículo 4 todo lo que sigue o una parte: “... esperando que el agua se moviera, 4 porque un ángel del Señor [o “de Jehová”] descendía de vez en cuando al estanque y agitaba el agua; y el primero que descendía al estanque después del movimiento del agua quedaba curado de cualquier enfermedad que tuviera”. Sin embargo, estas palabras no aparecen en los manuscritos más antiguos y confiables, y lo más probable es que no sean parte del texto original de Juan (ver apén. A3). Algunas traducciones de las Escrituras Griegas Cristianas al hebreo, señaladas con las referencias J9, 22, 23 en el apén. C4, dicen “un ángel de Jehová” en vez de “un ángel del Señor”.
camilla. O “colchoneta”. En tierras bíblicas, la cama solía ser una estera hecha de paja o juncos con algún tipo de colchoneta encima para hacerla más cómoda. Cuando no se usaba, se enrollaba y se guardaba. En este contexto, la palabra griega krábattos aparentemente se refiere a la cama de alguien pobre. En el relato de Mr 2:4-12 también se usa para referirse a la camilla en la que transportaban al paralítico.
los judíos. En el Evangelio de Juan, este término tiene sentidos ligeramente diferentes dependiendo del contexto. Puede referirse al pueblo judío en general, a los que vivían en Judea o a los que vivían en Jerusalén y sus alrededores. También puede referirse a los judíos que seguían fanáticamente las tradiciones humanas relacionadas con la Ley mosaica y que se oponían a Jesús. En este contexto, el término parece referirse a los líderes religiosos judíos. Pero también es posible que se use de forma más abarcadora e incluya a otros judíos que defendían con fanatismo sus tradiciones.
Ya no peques más. Aquí Jesús no estaba dando a entender que el hombre que había curado estuviera enfermo debido a algún pecado. En realidad, ese hombre llevaba 38 años enfermo debido a la imperfección heredada (Jn 5:5-9; comparar con Jn 9:1-3). Más bien, ya que se le había mostrado misericordia y había sido curado, Jesús lo estaba animando a seguir el camino de la salvación y a no cometer pecados a propósito, porque podrían causarle algo peor que una enfermedad: la destrucción eterna (Heb 10:26, 27).
perseguían. La forma del verbo griego que se usa aquí es el imperfecto. Esto indica que los judíos —ya fueran los líderes religiosos o los que seguían fanáticamente las tradiciones humanas relacionadas con la Ley mosaica— comenzaron a perseguir a Jesús y siguieron haciéndolo.
haciéndose igual a Dios. Aunque Jesús con toda razón llamaba Padre a Dios, nunca afirmó ser igual a él (Jn 5:17). Fueron los judíos los que, al oírlo llamar Padre a Dios, lo acusaron de hacerse igual a Dios. Pero estaban equivocados, igual que cuando aseguraban que Jesús no respetaba el sábado. Jesús demostró que no tenían razón por lo que dijo en los versículos 19 a 24, donde explicó que no hacía nada por su cuenta. Está claro que él no afirmaba que era igual a Dios (Jn 14:28).
por su cuenta. O “por su propia iniciativa”, es decir, por sí solo, sin la participación de otros. Lit. “por sí mismo”. Jesús era el principal representante de Dios, así que siempre escuchaba la voz de Jehová y decía lo que él le mandaba.
el Padre quiere al Hijo. Aquí Jesús describe la estrecha y tierna relación de amistad que ha tenido con su Padre desde el principio de la creación (Pr 8:30). Cuando Juan registró estas palabras de Jesús, usó una forma del verbo griego filéō, que significa ‘querer’ o ‘tener cariño’. Este verbo se usa con frecuencia para describir un fuerte apego, como el que existe entre dos amigos verdaderos. Por ejemplo, fue el verbo que se empleó para describir la amistad de Jesús y Lázaro (Jn 11:3, 36). También se usa para describir la relación familiar entre padres e hijos (Mt 10:37). Y se usa el mismo verbo para hablar del fuerte y tierno afecto que Jehová siente por los discípulos de su Hijo y del cariño que sienten los discípulos por el Hijo de Dios (Jn 16:27).
juzgado. El término griego krísis, que aquí se traduce como “juzgado”, tiene diferentes matices, pero el contexto ayuda a saber a cuál se refiere. Entre otras cosas, puede referirse al acto de juzgar (Jn 5:22), a la cualidad de la justicia (Mt 23:23; Lu 11:42) o a un tribunal (Mt 5:21). También puede referirse a una sentencia, a veces favorable y a veces desfavorable, aunque en las Escrituras Griegas Cristianas la mayoría de las veces se refiere a una desfavorable, es decir, a un juicio condenatorio. En este versículo, la idea de ser juzgado se relaciona con la muerte, y se establece un contraste con la vida y la vida eterna. Así que aquí el término tiene que referirse a una sentencia desfavorable, una condena a muerte (2Pe 2:9; 3:7).
ha pasado de la muerte a la vida. Parece que Jesús aquí está hablando de los que en el pasado estaban muertos en sentido espiritual pero que, al oír el mensaje que llevaba, pusieron su fe en él y en el que lo envió y dejaron su vida de pecado (Ef 2:1, 2, 4-6). Pasan “de la muerte a la vida” en el sentido de que se les perdona su sentencia a muerte y se les da la esperanza de vivir para siempre debido a su fe. Al parecer, Jesús también se refirió a los muertos en sentido espiritual cuando le dijo al judío que quería regresar a su casa para enterrar a su padre: “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Lu 9:60). Ver las notas de estudio de Lu 9:60; Jn 5:25.
los muertos. Como Jesús dijo que ya había llegado la hora o el momento de que los muertos oyeran su voz, solo podía estar hablando de seres humanos vivos que, al haber heredado el pecado de Adán, estaban condenados a muerte (Ro 5:12). Para Dios ningún ser humano tiene derecho a vivir porque “el salario” que el pecado paga es la muerte (Ro 6:23). Sin embargo, al escuchar y prestar atención a las palabras de Jesús, las personas pueden pasar “de la muerte a la vida” en sentido figurado (ver la nota de estudio de Jn 5:24). Los términos oír y escuchar se usan con frecuencia en la Biblia con el sentido de ‘obedecer’, ‘prestar atención’ o ‘hacer caso’.
Deja que los muertos entierren a sus muertos. Como se ve en la nota de estudio de Lu 9:59, el padre del hombre que estaba hablando con Jesús probablemente estaba enfermo o era mayor, pero no se había muerto. Por lo visto, Jesús estaba diciendo: “Deja que los que están muertos en sentido espiritual entierren a sus muertos”; en otras palabras, el hombre no debía esperar para tomar la decisión de seguir a Jesús, ya que parece que otros familiares podían cuidar del padre hasta que muriera. Si seguía a Jesús, el hombre estaría entre los que van por el camino que lleva a la vida eterna, no entre los que están muertos en sentido espiritual ante Dios. Con su respuesta, Jesús mostró que poner el Reino de Dios en primer lugar en la vida y proclamarlo a los cuatro vientos es esencial para mantenerse vivo en sentido espiritual.
los muertos. Como Jesús dijo que ya había llegado la hora o el momento de que los muertos oyeran su voz, solo podía estar hablando de seres humanos vivos que, al haber heredado el pecado de Adán, estaban condenados a muerte (Ro 5:12). Para Dios ningún ser humano tiene derecho a vivir porque “el salario” que el pecado paga es la muerte (Ro 6:23). Sin embargo, al escuchar y prestar atención a las palabras de Jesús, las personas pueden pasar “de la muerte a la vida” en sentido figurado (ver la nota de estudio de Jn 5:24). Los términos oír y escuchar se usan con frecuencia en la Biblia con el sentido de ‘obedecer’, ‘prestar atención’ o ‘hacer caso’.
ha pasado de la muerte a la vida. Parece que Jesús aquí está hablando de los que en el pasado estaban muertos en sentido espiritual pero que, al oír el mensaje que llevaba, pusieron su fe en él y en el que lo envió y dejaron su vida de pecado (Ef 2:1, 2, 4-6). Pasan “de la muerte a la vida” en el sentido de que se les perdona su sentencia a muerte y se les da la esperanza de vivir para siempre debido a su fe. Al parecer, Jesús también se refirió a los muertos en sentido espiritual cuando le dijo al judío que quería regresar a su casa para enterrar a su padre: “Deja que los muertos entierren a sus muertos” (Lu 9:60). Ver las notas de estudio de Lu 9:60; Jn 5:25.
tiene vida en sí mismo. O “tiene en sí mismo el poder de dar vida”. Jesús tiene “vida en sí mismo” porque su Padre le concedió poderes que en un principio solo él tenía. Entre otros poderes, Jesús sin duda tiene la autoridad para darles a los seres humanos la oportunidad de tener una buena reputación ante Dios y así obtener vida. También tiene la capacidad de dar vida resucitando a los muertos. Alrededor de un año después de hacer esta declaración, Jesús indicó que sus discípulos podrían tener vida en sí mismos. Para saber el sentido de la expresión “vida en sí mismos” cuando se aplica a los discípulos de Jesús, ver la nota de estudio de Jn 6:53.
vida en ustedes mismos. En Jn 5:26 Jesús dijo que a él se le había concedido tener “vida en sí mismo”, así como el Padre tiene “vida en sí mismo” (ver la nota de estudio de Jn 5:26). En esta ocasión, más o menos un año después, Jesús usa la misma expresión con respecto a sus discípulos. Aquí él muestra que “tener vida en sí mismo” es igual a obtener “vida eterna” (Jn 6:54). En vez de aludir al poder de dar vida, en este contexto la expresión vida en uno mismo parece referirse a vivir en el sentido más pleno. Los cristianos ungidos llegan a estar vivos en sentido pleno cuando son resucitados para tener vida inmortal en el cielo. Y las personas fieles que tienen la esperanza de vivir en la tierra alcanzarán la vida plena cuando hayan pasado la prueba final, justo después que termine el Reinado de Mil Años de Cristo (1Co 15:52, 53; Ap 20:5, 7-10).
Hijo del Hombre. Ver la nota de estudio de Mt 8:20.
Hijo del Hombre. O “Hijo de un Ser Humano”. La frase aparece unas 80 veces en los Evangelios y Jesús la usó para referirse a sí mismo. Se ve que así resaltaba el hecho de que era de verdad un ser humano, nacido de una mujer, y que era un humano equivalente a Adán. Por esa razón tenía la facultad de rescatar a la humanidad del pecado y la muerte (Ro 5:12, 14-15). Esta expresión también identificaba a Jesús como el Mesías o el Cristo (Da 7:13, 14). Ver glosario.
las tumbas. Aquí se usa el término griego mnēméion, que viene del verbo mimnḗskomai (‘recordar’ o ‘hacer memoria’), y puede traducirse como “tumba conmemorativa”. El término transmite el matiz de conservar el recuerdo del muerto. En este contexto, indica que Dios recuerda a la persona fallecida. Este matiz le añade sentido al término que Lucas usó al registrar lo que le pidió a Jesús el delincuente colgado a su lado: “Acuérdate [una forma del verbo mimnḗskomai] de mí cuando entres en tu Reino” (Lu 23:42).
resurrección. La palabra griega anástasis significa literalmente ‘levantamiento’ o ‘alzamiento’. Se usa unas 40 veces en las Escrituras Griegas Cristianas para referirse a la resurrección de los muertos (Mt 22:31; Hch 4:2; 24:15; 1Co 15:12, 13). En la Septuaginta, en Is 26:19, se usa el verbo relacionado con anástasis para traducir el verbo hebreo vivir en esta expresión: “Tus muertos vivirán”. Ver glosario.
resurrección. Ver la nota de estudio de Mt 22:23.
por mi cuenta. O “por mi propia iniciativa”, es decir, por él mismo, sin la participación de otros. Lit. “por mí mismo”. Jesús era el principal representante de Dios, así que siempre escuchaba la voz de Jehová y decía lo que él le mandaba.
de acuerdo con lo que oigo. Es decir, de acuerdo con lo que oye del Padre, que es el Juez Supremo.
las Escrituras. Esta expresión se usa con frecuencia para referirse a todos los escritos hebreos inspirados. Los judíos que estudiaban las Escrituras con mucho cuidado podrían haber comprobado fácilmente que Jesús era el Mesías comparando su vida y sus enseñanzas con lo que ellas predecían. Sin embargo, estos judíos se negaron a hacer un examen sincero de las numerosas pruebas que había en las Escrituras de que Jesús era el Mesías prometido. Aunque ellos pensaban que podían obtener vida eterna por medio de las Escrituras, se negaron a aceptar al que ellas señalaban como el auténtico medio de obtener vida: Jesús (Dt 18:15; Lu 11:52; Jn 7:47, 48).
estas. Aquí se refiere a las Escrituras mencionadas en la primera parte del versículo. Estas Escrituras contenían las profecías sobre el Mesías que señalaban a Jesús como el medio para que quienes lo escucharan obtuvieran “vida eterna”.
del único Dios. Algunos manuscritos antiguos no incluyen la palabra “Dios”, de modo que esta expresión podría traducirse como “del Único”. Sin embargo, otros manuscritos antiguos y confiables apoyan la opción de incluir “Dios”.
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Solo el Evangelio de Juan habla de un estanque llamado Betzata, situado “en Jerusalén, junto a la Puerta de las Ovejas” (Jn 5:2). Es posible que Juan se refiera a la Puerta de las Ovejas que se menciona en las Escrituras Hebreas y que estaba en la esquina noreste de la ciudad (Ne 3:1, 32; 12:39). También puede que sea una puerta diferente construida tiempo después. Al norte del monte del templo, los arqueólogos desenterraron los restos de un estanque grande que parece coincidir con la descripción de Juan. Las excavaciones sacaron a la luz un estanque, de unos 46 por 92 m (150 por 300 ft), dividido en dos partes. Según el relato de Juan, el estanque tenía “cinco pórticos” y tenía capacidad para “una multitud” de personas enfermas y con discapacidades (Jn 5:2, 3). De estos cinco pórticos con filas de columnas, cuatro rodeaban el estanque, y el quinto lo dividía en dos.
1. Betzata
2. Monte del templo