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La bondad: cómo cultivarla

La bondad: cómo cultivarla

ES NATURAL que todos deseemos que se nos considere personas buenas y rectas. Pero esto no es fácil hoy día. Muchas personas no tienen “amor del bien” (2 Tim. 3:3). Es posible que rijan su vida por sus propias normas de lo que está bien y lo que está mal, según las cuales “lo bueno es malo y lo malo es bueno” (Is. 5:20). Y todos luchamos contra nuestro pasado y nuestra imperfección. Por eso quizás nos sintamos como una hermana que ha servido a Jehová por años, pero que dice: “Me cuesta mucho creer que pueda ser una persona buena”.

Felizmente, todos podemos cultivar la cualidad de la bondad. Esta es una faceta del fruto del espíritu santo de Dios, que es más poderoso que cualquier obstáculo interno o externo que enfrentemos. Analicemos qué es la bondad y veamos cómo manifestarla mejor en nuestra vida.

QUÉ ES LA BONDAD

Dicho con sencillez, la bondad es la cualidad que demuestra la persona buena, que no es mala ni corrupta y que es moralmente íntegra. La persona que manifiesta bondad siempre busca formas de ayudar a los demás y de hacer cosas por ellos.

De seguro conocemos a algunas personas que están muy dispuestas a hacer cosas buenas por sus familiares y amigos. Pero la persona que es buena a los ojos de Dios no se limita a hacer eso. Por supuesto, nadie puede manifestar esta cualidad a la perfección, pues la Biblia dice que “no hay en la tierra hombre justo que siga haciendo el bien y no peque” (Ecl. 7:20). Y el apóstol Pablo admitió: “Sé que en mí, es decir, en mi carne, nada bueno mora” (Rom. 7:18). Por lo tanto, si deseamos cultivar esta cualidad, es lógico que analicemos el ejemplo de Jehová, la fuente de la bondad.

“JEHOVÁ ES BUENO”

Jehová es quien fija la norma sobre lo que es bueno. El escritor de un salmo le dijo: “Tú eres bueno y estás haciendo el bien. Enséñame tus disposiciones reglamentarias” (Sal. 119:68). Examinemos los dos aspectos de la bondad de Dios que se mencionan en este versículo.

Jehová es bueno. La bondad forma parte esencial de la personalidad de Jehová. Veamos lo que sucedió cuando él le dijo a Moisés: “Yo mismo haré que toda mi bondad pase delante de tu rostro”. Mientras pasaba la gloria de Dios, incluida su bondad, Moisés escuchó estas palabras: “Jehová, Jehová, un Dios misericordioso y benévolo, tardo para la cólera y abundante en bondad amorosa y verdad, que conserva bondad amorosa para miles, que perdona error y transgresión y pecado, pero de ninguna manera dará exención de castigo” (Éx. 33:19; 34:6, 7). Por lo tanto, tenemos razones para entender que la bondad de Jehová se refleja en todo aspecto de su personalidad. Cuando Jesús vivió en la Tierra como ser humano, fue el ejemplo supremo de bondad. Aun así, dijo: “Nadie es bueno, sino uno solo, Dios” (Luc. 18:19).

Vemos prueba de la bondad de Jehová en la creación.

Jehová hace el bien. La bondad de Dios se percibe en todo lo que hace. La Biblia dice: “Jehová es bueno para con todos, y sus misericordias están sobre todas sus obras” (Sal. 145:9). Jehová demuestra su bondad siendo imparcial y dando a los seres humanos la vida y todo lo que necesitan para vivir (Hech. 14:17). También la demuestra al perdonar nuestros pecados. El escritor de un salmo dijo: “Tú, oh Jehová, eres bueno y estás listo para perdonar” (Sal. 86:5). Podemos estar seguros de que “Jehová mismo no retendrá nada que sea bueno de los que andan exentos de falta” (Sal. 84:11).

“APRENDAN A HACER LO BUENO”

Puesto que Jehová nos creó a su imagen, tenemos la capacidad tanto de ser buenos como de hacer el bien (Gén. 1:27). Sin embargo, la Biblia nos dice a los siervos de Dios: “Aprendan a hacer lo bueno” (Is. 1:17). Veamos tres cosas que podemos hacer para desarrollar la cualidad atrayente de la bondad.

Primero, orar para pedir espíritu santo, que puede ayudarnos a ser buenos a los ojos de Dios (Gál. 5:22). Sí, el espíritu de Dios nos ayuda a llegar a amar lo bueno y rechazar lo malo (Rom. 12:9). Es más, la Biblia dice que Jehová nos puede hacer “firmes en todo buen hecho y buena palabra” (2 Tes. 2:16, 17).

Segundo, debemos leer la Palabra inspirada de Dios. Cuando lo hacemos, Jehová nos enseña “el derrotero entero de lo que es bueno” y nos prepara para realizar “toda buena obra” (Prov. 2:9; 2 Tim. 3:17). Al leer su Palabra y meditar en ella, llenamos nuestro corazón de cosas valiosas sobre Dios y su voluntad. Estas llegan a ser como un tesoro que nos ayudará cuando sea necesario (Luc. 6:45; Efes. 5:9).

Tercero, debemos esforzarnos por imitar “lo que es bueno” (3 Juan 11). En la Biblia, encontramos ejemplos de bondad que podemos copiar. Por supuesto, los mejores son los de Jehová y Jesús. Pero también hay otros ejemplos sobresalientes. Quizás nos vengan a la memoria los de Tabita y Bernabé (Hech. 9:36; 11:22-24). ¿Por qué no estudiamos lo que la Biblia dice sobre ellos y nos fijamos en lo que hicieron para ayudar a otros? Pensemos en lo que nosotros podemos hacer para ayudar a alguien de nuestra familia o de la congregación. Fijémonos en las bendiciones que estos dos cristianos recibieron por hacer el bien. A nosotros nos puede suceder lo mismo.

También podemos pensar en quienes hoy hacen el bien a los demás. Por ejemplo, los ancianos de congregación son hombres trabajadores y aman lo que es bueno. Y no nos olvidemos de nuestras fieles hermanas, que son “maestras de lo que es bueno” tanto por lo que dicen como por lo que hacen (Tito 1:8; 2:3). Una hermana llamada Roslyn dice: “Tengo una amiga que se desvive por ayudar y animar a los hermanos de la congregación. Piensa en sus circunstancias y acostumbra hacerles pequeños regalos o ayudarlos de otras maneras. Para mí es una muy buena persona”.

Jehová les dice a sus siervos que “busquen lo que es bueno” (Amós 5:14). Si lo hacemos, no solo amaremos sus normas, sino que reforzaremos nuestra motivación de hacer lo que es bueno a sus ojos.

Nos esforzamos por ser personas buenas y por hacer el bien

Ahora bien, no pensemos que para mostrar bondad debemos hacer cosas impresionantes. Pongamos un ejemplo: por regla general, un pintor no crea un retrato solo con un par de trazos, sino con muchas pinceladas pequeñas. De manera similar, nosotros podemos manifestar bondad haciendo muchas cosas sencillas por los demás.

La Biblia dice que todos debemos estar listos y preparados para hacer el bien (2 Tim. 2:21; Tito 3:1). Si estamos pendientes de lo que le ocurre a nuestro prójimo, seguro que encontraremos maneras de ayudarlo “en lo que es bueno para la edificación de este” (Rom. 15:2). Quizás esto implique compartir algo que tenemos (Prov. 3:27). Tal vez podamos invitar a alguien a pasar un rato agradable con nosotros o a comer juntos algo sencillo. ¿Sabemos de alguien que está enfermo? En tal caso, podemos enviarle una tarjeta o un mensaje, visitarlo o llamarlo por teléfono. En efecto, existen muchas oportunidades de decir algo “que sea bueno para edificación según haya necesidad, para que imparta lo que sea favorable a los oyentes” (Efes. 4:29).

Como Jehová, procuramos hacer el bien a todas las personas. Por ello, las tratamos con imparcialidad. Una de las mejores formas de hacer esto es llevándoles las buenas noticias del Reino. Como Jesús mandó, intentamos hacer el bien incluso a quienes nos odian (Luc. 6:27). Nunca nos equivocaremos si somos amables y nos portamos bien con los demás, pues “contra tales cosas no hay ley” (Gál. 5:22, 23). Si hacemos lo que es bueno pese a la oposición o las dificultades, es posible que atraigamos a otras personas a la verdad y demos gloria a Dios (1 Ped. 3:16, 17).

LOS BENEFICIOS DE MOSTRAR BONDAD

La Biblia dice que “el hombre bueno” recibe la recompensa “de sus tratos” (Prov. 14:14). ¿Cuáles son algunas de las recompensas? Es más probable que las personas nos traten bien a nosotros (Prov. 14:22). Y, aunque no lo hagan, el que sigamos mostrando bondad puede que las calme y les ablande el corazón (Rom. 12:20).

Muchos pueden contar cuánto les ha beneficiado dejar lo malo y hacer lo bueno. Veamos el caso de Nancy. Ella dice: “Me convertí en una persona irresponsable, inmoral e irrespetuosa. Pero, cuando conocí las normas de Dios sobre lo que es bueno y las puse en práctica, empecé a sentirme más feliz. Ahora tengo dignidad y amor propio”.

La razón más importante por la que debemos cultivar la bondad es que hacemos feliz a Jehová. Él ve lo que hacemos, aunque muchos no lo vean. Está al tanto de todos nuestros buenos pensamientos y acciones (Efes. 6:7, 8). ¿Con qué resultado? “El que es bueno consigue aprobación de parte de Jehová” (Prov. 12:2). Por lo tanto, sigamos cultivando la bondad. Jehová promete “gloria y honra y paz para todo el que obra lo que es bueno” (Rom. 2:10).