Ir al contenido

Ir al índice

“Está dando el poder al cansado”

“Está dando el poder al cansado”

Texto del año 2018: “Los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder” (IS. 40:31).

CANCIONES: 3, 47

1. a) ¿A qué problemas nos enfrentamos? b) ¿Por qué se siente Jehová orgulloso de sus siervos fieles? (Vea las fotos del principio).

COMO todos sabemos, este mundo está lleno de problemas. Muchos de ustedes, queridos hermanos, tienen enfermedades graves. Otros están cuidando a familiares de edad avanzada, aunque ustedes mismos están entrados en años. Algunos están luchando para lograr dar a sus familias, no lujos, sino las cosas básicas. Y sabemos que muchos no afrontan solo uno de estos problemas, sino varios de ellos a la vez. Todo esto supone un enorme desgaste emocional y un gasto considerable de tiempo y dinero. Pese a todo, mantienen una fe inquebrantable en las promesas de Dios de un futuro mejor. Jehová debe sentirse muy orgulloso de todos ustedes.

2. a) ¿Cómo nos anima Isaías 40:29? b) ¿Qué grave error podríamos cometer?

2 Aun así, ¿siente a veces que los problemas lo están llevando al límite de sus fuerzas? Si ese es el caso, usted no es el único. La Biblia habla de algunos siervos fieles del pasado que pensaron que no podían seguir adelante (1 Rey. 19:4; Job 7:7). Pero no se rindieron, sino que le pidieron fuerzas a Jehová. Y él no los defraudó, pues da “poder al cansado” (Is. 40:29). Por desgracia, algunos siervos de Dios de la actualidad han pensado que lo mejor para afrontar las dificultades es “descansar un poco de la verdad”, como si las actividades cristianas fueran una carga en vez de una bendición. Por ello, dejan de leer la Biblia, de ir a las reuniones y de predicar, justo lo que Satanás desea.

3. a) ¿Cómo podemos frustrar los esfuerzos de Satanás por debilitarnos? b) ¿Qué vamos a analizar en este artículo?

3 El Diablo sabe bien que estar muy ocupados en las actividades cristianas nos fortalece. Y él no quiere que estemos fuertes. Por eso, cuando a usted le parezca que está agotado física y emocionalmente, no se aleje de Jehová. Al contrario, acérquese a él más que nunca. Recuerde que la Biblia dice: “Él los hará firmes, él los hará fuertes” (1 Ped. 5:10; Sant. 4:8). En este artículo, vamos a ver dos situaciones que pueden llevarnos a hacer menos en el servicio a Dios. También hablaremos de cómo nos ayudarán los principios bíblicos a aguantar. Pero antes centrémonos en Isaías 40:26-31, que nos enseña cómo nos da fuerzas Jehová.

“LOS QUE ESTÉN ESPERANDO EN JEHOVÁ RECOBRARÁN EL PODER”

4. ¿Qué podemos aprender de Isaías 40:26?

4 (Lea Isaías 40:26). Nadie ha podido contar todas las estrellas que hay en el universo. Los científicos creen que solo en nuestra galaxia, la Vía Láctea, puede haber hasta 400 mil millones de estrellas. Y Jehová les da nombre a todas ellas. ¿Qué aprendemos de esto? Si Dios se preocupa tanto por su creación inanimada, ¿qué sentirá por usted, que le sirve por amor, no porque él lo haya programado para hacerlo? (Sal. 19:1, 3, 14). Nuestro querido Padre lo conoce a la perfección. Jesús dijo: “Los mismísimos cabellos de la cabeza de ustedes están todos contados” (Mat. 10:30). Y uno de los escritores de los salmos asegura: “Jehová está al tanto de los días de los exentos de falta” (Sal. 37:18). En otras palabras, conoce las pruebas por las que usted está pasando y puede darle las fuerzas para aguantarlas todas.

5. ¿Por qué podemos estar seguros de que Jehová puede darnos las fuerzas que necesitamos?

5 (Lea Isaías 40:28). Jehová es la fuente de la energía dinámica. Piense, por ejemplo, en la cantidad de energía que él le suministra al Sol. El escritor de temas científicos David Bodanis explicó que el Sol sufre cada segundo explosiones que equivalen a miles de millones de bombas atómicas. Otro científico calculó que el Sol produce hoy día “energía suficiente en un segundo para cubrir las necesidades de la humanidad durante doscientos mil años”. Si Jehová le da energía al Sol, ¿quién puede dudar de que también es capaz de darnos a nosotros las fuerzas que necesitamos para afrontar cualquier problema?

6. a) ¿Por qué dijo Jesús que su yugo es suave? b) ¿Qué efecto tiene en nosotros saber eso?

6 (Lea Isaías 40:29). Servir a Jehová produce mucho gozo. Jesús les dijo a sus discípulos: “Tomen sobre sí mi yugo”. Y añadió: “Hallarán refrigerio para sus almas. Porque mi yugo es suave y mi carga es ligera” (Mat. 11:28-30). ¡Qué ciertas son estas palabras! A veces, estamos agotados cuando vamos a las reuniones y a predicar. Pero ¿verdad que cuando regresamos a casa nos sentimos con más fuerzas y mejor preparados para soportar los problemas? No hay duda de que el yugo de Jesús es suave, fácil de llevar.

7. Cuente una experiencia que demuestre lo ciertas que son las palabras de Mateo 11:28-30.

7 Veamos el caso de una hermana que padece síndrome de fatiga crónica, depresión y migrañas. Es comprensible que en su situación a veces le cueste ir a las reuniones. Pero, cierto día, después de esforzarse por ir a la Reunión Pública, escribió: “El discurso hablaba del desánimo. El orador presentó la información con tanta empatía y delicadeza que se me saltaron las lágrimas. Me di cuenta de que donde debo estar es en las reuniones”. Esta hermana se alegró muchísimo de haber hecho el esfuerzo de asistir.

8, 9. ¿A qué se refirió Pablo con las palabras “cuando soy débil, entonces soy poderoso”?

8 (Lea Isaías 40:30). Sin importar nuestras habilidades y aptitudes, hay un límite para lo que podemos hacer con nuestras propias fuerzas. Esta es una lección que todos debemos aprender. Pensemos en el apóstol Pablo. Aunque era un hombre capaz, no podía hacer todo lo que quería. Cuando le expresó a Dios sus inquietudes, este le respondió: “Mi poder está perfeccionándose en la debilidad”. Pablo captó la idea y dijo: “Cuando soy débil, entonces soy poderoso” (2 Cor. 12:7-10). ¿A qué se refería?

9 Pablo comprendía que no podía hacer mucho sin una ayuda superior. El espíritu santo de Dios podía darle fuerzas cuando se sintiera débil. Y no solo eso. También podía capacitarlo para hacer cosas que jamás lograría por sí mismo. Igual nos ocurre a nosotros. No hay duda de que seremos fuertes gracias al poder de Dios.

10. ¿Cómo ayudó Jehová a David a afrontar las dificultades?

10 El salmista David sintió muchas veces el poder del espíritu santo de Dios. Escribió: “Por ti [o, con tu ayuda] puedo correr contra una partida merodeadora; y por mi Dios puedo trepar un muro” (Sal. 18:29). Algunos problemas son como muros que no podemos superar nosotros solos. Necesitamos que Jehová nos ayude.

11. ¿Cómo nos ayuda el espíritu santo a enfrentarnos a los problemas?

11 (Lea Isaías 40:31). Cuando las águilas se elevan y planean largas distancias, no lo hacen solo con sus propias fuerzas. Las corrientes de aire caliente les dan el impulso que necesitan y les permiten ahorrar energías. Así que, cuando tenga una situación difícil, recuerde a las águilas. Suplíquele a Jehová que le dé el impulso que necesita mediante “el ayudante, el espíritu santo” (Juan 14:26). Y recuerde que puede pedírselo siempre que lo necesite, veinticuatro horas al día. Pensemos en una situación que tal vez haga necesario que le pidamos mucha ayuda a Jehová: cuando tenemos diferencias con un hermano. ¿Por qué puede ocurrir esto?

12, 13. a) ¿Por qué se producen diferencias entre los hermanos? b) ¿Qué nos enseña sobre Jehová el relato de la vida de José?

12 Las diferencias entre hermanos se producen porque todos somos imperfectos. Por eso, habrá ocasiones en las que otros hermanos hagan o digan cosas que nos irriten, y ocasiones en las que nosotros los molestemos a ellos. Esto puede llegar a ser una auténtica prueba. Como en otros casos, Jehová permite que demostremos nuestra lealtad y aprendamos a trabajar en unidad con siervos suyos dedicados a los que ama a pesar de sus imperfecciones.

Jehová no abandonó a José y tampoco lo abandonará a usted. (Vea el párrafo 13).

13 Jehová no impide que sus siervos sufran pruebas, como nos enseña la vida de José. Cuando era joven, lo llevaron a Egipto porque sus medio hermanos lo vendieron como esclavo por envidia (Gén. 37:28). A Dios sin duda le dolió ver el maltrato que sufría su amigo José, un hombre justo. Pero no intervino. Y tampoco lo hizo cuando más tarde lo acusaron de intentar violar a la esposa de Potifar y lo metieron en prisión. Pero ¿abandonó Dios a José? Claro que no. La Biblia dice que “Jehová hacía que tuviera éxito” en todo (Gén. 39:21-23).

14. ¿Cuáles son los beneficios espirituales y físicos de renunciar a la cólera?

14 Veamos otro caso. Pocas personas han sufrido lo que sufrió otro amigo de Dios, David. Pero él no permitió que lo consumiera el resentimiento. Escribió: “Depón la cólera y deja la furia; no te muestres acalorado solo para hacer mal” (Sal. 37:8). La razón más importante para deponer la cólera —o sea, renunciar a ella— es imitar a Jehová, que “no ha hecho con nosotros aun conforme a nuestros pecados” (Sal. 103:10). Pero renunciar a la cólera también nos beneficia en sentido físico. Esta puede provocar tensión alta y dificultades respiratorias, así como problemas en el hígado, el páncreas y trastornos digestivos. Cuando nos enojamos, no siempre pensamos con claridad. Y después de un ataque de ira podemos experimentar largos períodos depresivos. Por otro lado, la Biblia dice que “un corazón calmado es la vida del organismo” (Prov. 14:30). Entonces, cuando un hermano hiere nuestros sentimientos, ¿qué nos ayudará a hacer las paces con él? Aplicar los sabios consejos de la Biblia.

CUANDO NOS DECEPCIONAN NUESTROS HERMANOS

15, 16. ¿Qué podemos hacer si alguien nos ofende?

15 (Lea Efesios 4:26). No nos sorprende que la gente del mundo nos trate mal. Pero, si es un hermano o un familiar quien hace o dice algo que nos hiere en lo más profundo, el efecto en nosotros puede ser devastador. Supongamos que no somos capaces de olvidar lo ocurrido. ¿Guardaremos resentimiento durante años? ¿O seguiremos el consejo de la Biblia de arreglar enseguida las cosas? Mientras más tiempo dejemos pasar, más nos costará hacer las paces.

16 Imagine que un hermano lo ha ofendido y usted no puede olvidar lo ocurrido. ¿Qué lo ayudará a hacer las paces? Primero, ore de corazón a Jehová y pídale que lo ayude a tener una conversación positiva con el hermano. Recuerde que él también es amigo de Dios y que Dios lo ama (Sal. 25:14). Jehová trata con cariño a sus amigos y espera lo mismo de nosotros (Prov. 15:23; Mat. 7:12; Col. 4:6). Luego, piense bien en lo que va a decir. No dé por sentado que el hermano le hizo daño a propósito, sino concédale el beneficio de la duda. Y acepte la posibilidad de que quizás usted contribuyó de algún modo al problema. Pudiera empezar la conversación diciendo algo así: “Tal vez soy muy sensible, pero, cuando hablaste conmigo ayer, me sentí de esta y de aquella manera”. Si los resultados no son los deseados, busque otro momento para hacer las paces. Mientras tanto, pídale a Jehová que bendiga al hermano. Y ruéguele que a usted lo ayude a centrarse en las virtudes de quien lo ha ofendido. Pase lo que pase, puede confiar en que a Jehová le agradarán sus esfuerzos sinceros por ganarse a su hermano, que es amigo de Dios.

CUANDO NOS ATORMENTA NUESTRO PASADO

17. a) Si hemos cometido un pecado, ¿qué ayuda nos da Jehová para que nos recuperemos? b) ¿Por qué debemos aprovechar esa ayuda?

17 Algunos cristianos sienten que no merecen servir a Jehová porque han cometido un pecado grave. Los remordimientos pueden robarles la paz, el gozo y las energías. El rey David expresó así su lucha contra esos sentimientos: “Cuando me quedé callado, se me gastaron los huesos por mi gemir todo el día. Porque día y noche tu mano estaba pesada sobre mí”. Felizmente, David afrontó la situación como un hombre espiritual, como Jehová desea. Escribió: “Por fin te confesé mi pecado [...]. Y tú mismo perdonaste el error de mis pecados” (Sal. 32:3-5). Si usted ha cometido un pecado grave, Jehová quiere ayudarlo a recuperarse. Pero, para lograrlo, usted debe aceptar la ayuda que él da mediante la congregación (Prov. 24:16; Sant. 5:13-15). No se demore en hacerlo, pues de eso depende que viva o no para siempre. Ahora bien, ¿qué puede hacer si la conciencia sigue atormentándolo mucho después de que Dios lo haya perdonado?

18. ¿Cómo ayuda el ejemplo de Pablo a los que se sienten indignos de servir a Dios?

18 Hubo ocasiones en las que a Pablo lo angustió el recuerdo de las cosas malas que había hecho en el pasado. Reconoció: “Soy el más pequeño de los apóstoles, y no soy digno de ser llamado apóstol, porque perseguí a la congregación de Dios”. No obstante, añadió: “Por la bondad inmerecida de Dios soy lo que soy” (1 Cor. 15:9, 10). Jehová aceptaba a Pablo a pesar de sus errores pasados, y quería que estuviera seguro de ello. Pues bien, si usted se ha arrepentido con sinceridad de sus errores pasados y se los ha confesado a Jehová —y a los ancianos, si es necesario—, puede estar seguro de que Dios le tendrá misericordia. Por tanto, confíe en que Jehová lo ha perdonado y acepte su perdón (Is. 55:6, 7).

19. ¿Cuál es el texto del año 2018, y por qué es apropiado?

19 Podemos esperar que las presiones aumenten al irse acercando el fin de este mundo. Pero tenga la seguridad de que Jehová puede darle lo que necesite para seguir adelante, porque “está dando poder al cansado; y hace que abunde en plena potencia el que se halla sin energía dinámica” (Is. 40:29; Sal. 55:22; 68:19). Durante el año 2018, recordaremos esta importante verdad cada vez que vayamos a la reunión y veamos en el Salón del Reino las palabras del texto del año: “Los que estén esperando en Jehová recobrarán el poder” (Is. 40:31).