Mateo 8:1-34

  • Jesús cura a un leproso (1-4)

  • La fe de un oficial del ejército (5-13)

  • Jesús cura a muchos en Capernaúm (14-17)

  • Cómo ser seguidor de Jesús (18-22)

  • Jesús calma una tormenta (23-27)

  • Manda a unos demonios entrar en unos cerdos (28-34)

8  Después que bajó de la montaña, lo siguieron grandes multitudes. 2  Entonces llegó un leproso, que se inclinó ante él* y le dijo: “Señor, yo sé que si tú quieres me puedes limpiar”.*+ 3  Así que Jesús extendió la mano, lo tocó y le dijo: “Yo quiero. Queda limpio”.+ Y enseguida el hombre quedó limpio de la lepra.+ 4  Jesús ahora le dijo: “Cuidado con decírselo a nadie.+ Eso sí, vete a presentarte ante el sacerdote+ y lleva la ofrenda que Moisés mandó,+ para que les sirva de testimonio”. 5  Cuando entró en Capernaúm, se le acercó un oficial del ejército suplicándole ayuda.+ 6  Le dijo: “Señor, mi siervo tiene parálisis. Está acostado en la casa sufriendo muchísimo”. 7  Él le dijo: “Cuando llegue allá, lo curaré”. 8  Pero el oficial del ejército le respondió: “Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Simplemente da la orden y mi siervo se curará. 9  Porque yo también obedezco órdenes y doy órdenes a los soldados que están bajo mi mando. A uno le digo ‘¡Vete!’ y se va, y a otro le digo ‘¡Ven!’ y viene, y a mi esclavo le digo ‘¡Haz esto!’ y lo hace”. 10  Al oír eso, Jesús se quedó asombrado y les dijo a los que lo seguían: “Les aseguro que no he encontrado a nadie en Israel que tenga una fe tan grande.+ 11  Les digo que muchos vendrán del este y del oeste y se sentarán* a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el Reino de los cielos,+ 12  mientras que los hijos del Reino serán echados afuera, a la oscuridad. Ahí es donde llorarán y apretarán los dientes”.*+ 13  Entonces Jesús le dijo al oficial del ejército: “Vuelve a tu casa. Y que lo que pediste se cumpla de acuerdo con la fe que demostraste”.+ Y en ese momento su siervo se curó.+ 14  Al entrar en la casa de Pedro, Jesús vio que la suegra+ de este estaba en cama con fiebre.+ 15  Así que le tocó la mano,+ y la fiebre se le fue. Entonces ella se levantó y se puso a atenderlo. 16  Al caer la tarde, la gente le trajo a Jesús muchos endemoniados, y con una simple orden él expulsó a los espíritus. También curó a todas las personas que estaban sufriendo. 17  Esto pasó para que se cumpliera lo que se había dicho por medio del profeta Isaías: “Él mismo tomó nuestras enfermedades y cargó con nuestras dolencias”.+ 18  Cuando Jesús vio que lo rodeaba una multitud, dio la orden de pasar a la otra orilla.+ 19  Y se le acercó un escriba, que le dijo: “Maestro, te seguiré vayas donde vayas”.+ 20  Pero Jesús le contestó: “Los zorros tienen madrigueras y las aves del cielo tienen nidos, pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar la cabeza”.+ 21  Y uno de los discípulos le dijo: “Señor, permíteme que primero vaya a enterrar a mi padre”.+ 22  Jesús le respondió: “Tú sígueme siempre, y deja que los muertos entierren a sus muertos”.+ 23  Cuando Jesús se subió a una barca, sus discípulos se fueron con él.+ 24  De repente, se levantó en el mar una tormenta tan fuerte que las olas cubrían la barca. Pero Jesús dormía.+ 25  Ellos se acercaron y lo despertaron diciéndole: “¡Señor, sálvanos! ¡Nos vamos a morir!”. 26  Pero él les dijo: “Hombres de poca fe, ¿por qué están tan asustados?”.*+ Entonces se levantó y reprendió a los vientos y al mar, y todo quedó en completa calma.+ 27  Los discípulos decían asombrados: “¿Pero qué clase de hombre es este? Hasta los vientos y el mar lo obedecen”. 28  Cuando llegó a la otra orilla, a la región de los gadarenos, dos hombres endemoniados que venían de donde estaban las tumbas* le salieron al encuentro.+ Eran tan violentos que nadie se atrevía a pasar por ese camino. 29  Y de pronto se pusieron a gritar: “¿Qué tenemos que ver contigo, Hijo de Dios?+ ¿Viniste a atormentarnos+ antes del tiempo fijado?”.+ 30  Resulta que a cierta distancia de ellos había una gran piara* de cerdos comiendo.+ 31  Así que los demonios comenzaron a suplicarle: “Si nos vas a expulsar, mándanos entrar en la piara de cerdos”.+ 32  Y él les dijo: “¡Vayan!”. Con eso, salieron de los hombres y se metieron en los cerdos. Y entonces toda la piara se lanzó por el precipicio* hacia el mar y murió en las aguas. 33  Y los que cuidaban los cerdos salieron huyendo. Fueron a la ciudad y lo contaron todo, incluido lo que les había pasado a los endemoniados. 34  Entonces, toda la ciudad salió a buscar a Jesús y, cuando lo encontraron, le rogaron que se fuera de la región.+

Notas

O “purificar”, “curar”.
O “le rindió homenaje”.
O “se reclinarán”.
Un gesto de rabia y desesperación.
O “se acobardan”.
O “de entre las tumbas conmemorativas”.
O “manada”.
O “por la pendiente”.