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Usted puede ganar la batalla

Usted puede ganar la batalla

Usted puede ganar la batalla

HA LLEGADO el momento de ‘ser animoso y actuar’ (1 Crónicas 28:10). ¿Qué le resta hacer para ganar su lucha contra el tabaco?

Fije una fecha. El Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos recomienda que, una vez que decida dejar de fumar, debe escoger una fecha que esté dentro de las próximas dos semanas. De este modo, su motivación no disminuirá. Marque ese día en su calendario, dígaselo a sus amigos y no se eche atrás pase lo que pase.

Hágase una tarjeta. Escriba en ella la siguiente información y lo que usted piensa que le ayudará.

● Sus razones para dejar de fumar

● Números telefónicos de las personas a las que recurrirá cuando sienta que puede caer

● Ideas que le ayudarán a alcanzar su meta (quizá textos bíblicos como Gálatas 5:22, 23)

Lleve la tarjeta siempre consigo y repásela varias veces al día. Aun después de haber abandonado el tabaquismo, léala cada vez que le vengan deseos de fumar.

Tome medidas por anticipado. Antes de que llegue la fecha que usted fijó, cambie los hábitos que usted asocia con el tabaco. Por ejemplo, si acostumbra encender su primer cigarrillo tan pronto como se levanta, pospóngalo una hora más o menos. O si fuma durante la comida o al terminar, deje de hacerlo. Evite lugares donde se fume. Practique a solas y en voz alta la frase “No gracias. Ya no fumo”. Además de prepararlo para el día establecido en que dejará de fumar, estas medidas también le recordarán que muy pronto se convertirá en un ex fumador.

Otros detalles importantes. A medida que se acerca el día, abastézcase de cosas que pueda echarse a la boca: bastoncitos de zanahoria, chicles, frutos secos y así por el estilo. Recuerde a sus amigos y familiares tanto la fecha que fijó como lo que pueden hacer para ayudarlo. Justo antes de que llegue el día, deshágase de todos los cigarrillos que tenga en la casa, en el auto, en los bolsillos de la ropa o en su lugar de empleo, así como de los ceniceros, encendedores y cualquier otra cosa que le despierte la tentación. Lo cierto es que cuesta más salir a comprar una cajetilla o pedir un cigarrillo a un amigo que sacar uno del cajón. Además, siga pidiéndole a Dios que lo ayude, especialmente después de haberse fumado el último cigarrillo (Lucas 11:13).

Un sinnúmero de personas han roto su amistad con aquel que creían que era su amigo, pero que resultó ser falso y cruel: el cigarrillo. Usted también puede librarse del tabaco y experimentar la dicha de ser dueño de sí mismo. Su salud se lo agradecerá.

[Ilustración de la página 9]

Lleve la tarjeta siempre consigo y repásela varias veces al día