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La Tierra siempre rebosará de vida

La Tierra siempre rebosará de vida

La Tierra siempre rebosará de vida

LA PRODIGIOSA reserva biológica terrestre nos recuerda las palabras del Salmo 104:24, 25: “¡Cuántas son tus obras, oh Jehová! Con sabiduría las has hecho todas. La tierra está llena de tus producciones. En cuanto a este mar, tan grande y ancho, allí hay cosas movientes sin número, criaturas vivientes, pequeñas así como grandes”, hasta en los lugares más inhóspitos, pudiéramos añadir.

Lamentablemente, la ignorancia y la avaricia humanas han hecho que desaparezcan algunas especies y que otras estén al borde de la extinción. Una de las causas principales es la contaminación. De ahí que se estudien organismos, como los que viven en los géiseres submarinos o en los del Parque Nacional de Yellowstone, pues su tolerancia a medios cálidos y tóxicos tal vez permita utilizarlos para purificar el ambiente. Mientras tanto, se analiza el funcionamiento de los ecosistemas del planeta y la relación del hombre con ellos.

Un ecosistema autónomo experimental

Con este fin, en la década de 1990 se creó en Arizona (E.U.A.) un ecosistema artificial completamente aislado. Dadas las esperanzas de que fuera autosuficiente, recibió el nombre de Biosfera 2 (la Tierra sería la “Biosfera 1”). Aisladas del exterior durante dos años, convivieron más de tres mil especies de seres vivos, entre ellos ocho personas. Sin embargo, el experimento atravesó muchas dificultades. “Murieron casi todas las aves, mamíferos e insectos que se creía que iban a prosperar, a excepción de las cucarachas y ‘las hormigas locas’”, expuso un informe, que añadió: “El noble concepto que perseguía Biosfera 2 se convirtió en el hazmerreír del mundo”. Este experimento fallido subraya, sin duda, la brillantez de la “Biosfera 1”.

El Creador al rescate

Cuanto más aprendemos de la Tierra y sus maravillosas criaturas, más deberíamos respetar este planeta repleto de vida y a su omnisciente Creador. De más está decir que muchas personas demuestran su amor a la Tierra luchando por el medio ambiente; pero lo triste es que afrontan obstáculos insuperables, como la codicia y la incompetencia humanas, que ni los hombres con las mejores intenciones pueden erradicar.

De todos modos, las personas que de verdad se preocupan por la situación pueden consolarse con la promesa bíblica de que Dios mismo eliminará en breve a los avarientos e impíos que están “arruinando la tierra” (Revelación [Apocalipsis] 11:18; 2 Timoteo 3:1-5). El Creador, cuyo nombre es Jehová, pondrá en marcha acto seguido un programa de rehabilitación que limpiará la Tierra por completo y la convertirá en una paradisíaca fuente de vida (Salmo 83:18; Isaías 35:1, 2).

El Reino de Dios (el gobierno celestial en manos de Jesucristo) se encargará de llevar a cabo esta restauración (Daniel 2:44; Mateo 6:9, 10). Bajo su administración, el planeta Tierra prosperará, porque se ocuparán de él personas temerosas de Dios que se deleitan en Su soberanía y sienten gran respeto por todas Sus obras (Salmo 37:10, 11; Revelación 21:3, 4). ¿Por qué estamos seguros del cumplimiento de estas promesas? Porque “las cualidades invisibles” de Dios, reveladas en la creación y en la Biblia, demuestran que “con Dios ninguna declaración será una imposibilidad” (Romanos 1:20; Lucas 1:37).

[Ilustración de la página 12]

La Tierra pronto será un paraíso