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¿Cómo puedo mejorar en mis estudios?

¿Cómo puedo mejorar en mis estudios?

CAPÍTULO 13

¿Cómo puedo mejorar en mis estudios?

IMAGINA que estás en medio de la espesura de la selva. Apenas penetran los rayos del sol. La vegetación que te rodea es tan frondosa que casi no puedes moverte. La mejor idea que se te ocurre para salir de allí es usar un machete.

Muchos estudiantes tienen la sensación de estar viviendo una situación similar. Se pasan todo el día encerrados en la clase y, cuando por fin llegan a casa, tienen que seguir estudiando hasta bien entrada la noche. ¿Es así como te sientes? ¿Hay alguna materia en particular que se haya convertido en tu peor pesadilla? Anótala.

․․․․․

De seguro, tus padres y tus profesores te han dicho un montón de veces que te esfuerces más en esa materia. Su intención no es hacerte la vida imposible; solo quieren que des lo mejor de ti. Pero te sientes tan presionado que estás pensando en tirar la toalla. Veamos algunas ideas que te ayudarán a salir de esta “selva”.

Desarrolla una actitud positiva hacia los estudios. No te será fácil sentirte motivado si tienes una actitud negativa. Intenta ver más allá del presente. El apóstol Pablo escribió: “El hombre que ara debe arar con esperanza, y el hombre que trilla debe hacerlo con esperanza de ser partícipe” (1 Corintios 9:10).

El agricultor trabaja duro porque espera recoger una buena cosecha. Pero en tu caso quizá te cueste ver cuáles serán los frutos que cosecharás con tu esfuerzo. Y por eso tal vez no te sientas motivado a trabajar duro en ciertas materias. Es posible que no todo lo que estudies te parezca importante, al menos por el momento. Sin embargo, conocer una amplia variedad de temas enriquecerá tu cultura general. Así podrás adaptarte a personas de los más diversos antecedentes, como hizo Pablo, quien dijo: “Me he hecho toda cosa a gente de toda clase” (1 Corintios 9:22). Como mínimo, tu capacidad de razonar mejorará, y eso es algo que a la larga te será de mucho provecho.

Ten fe en ti mismo. La escuela puede sacar a la luz habilidades que no sabías que tenías. En cierta ocasión, Pablo le dijo a Timoteo que avivara, como un fuego, “el don de Dios” que había recibido (2 Timoteo 1:6). Evidentemente, a Timoteo se le había asignado una tarea especial en la congregación. Pero, para desempeñarla bien, tenía que “avivar” ese “don”, es decir, cultivar esa capacidad que Dios le había dado. De lo contrario, lo desperdiciaría. Está claro que tú no has recibido poderes especiales de parte de Dios para que te vaya bien en los estudios. Sin embargo, sí tienes tus propias habilidades. Y la escuela puede ayudarte a descubrirlas y a desarrollar otras nuevas.

Así pues, no te des por vencido: no pienses que eres incapaz de salir adelante. Cada vez que te venga un pensamiento negativo, sustitúyelo por otro positivo. Eso fue lo que hizo el apóstol Pablo. Cuando la gente, tal vez sin razón, criticó su forma de expresarse en público, él contestó: “Aunque yo sea inexperto en el habla, ciertamente no lo soy en conocimiento” (2 Corintios 10:10; 11:6). Pablo conocía sus puntos débiles, pero también sus puntos fuertes.

¿Y tú? ¿Conoces tus puntos fuertes? ¿O crees que no tienes ninguno? ¿Por qué no le preguntas a un adulto en quien confíes? Él te dirá cuáles son y cómo sacarles el mejor partido.

Adquiere buenos hábitos de estudio. Para aprender, no hay atajos: tarde o temprano vas a tener que estudiar. Claro, esta palabra le resulta desagradable a más de uno. Sin embargo, lo cierto es que te conviene estudiar. Y si pones de tu parte, puede que hasta termine gustándote.

Lo primero que debes hacer es organizar bien tu tiempo. No olvides que durante tu etapa escolar, tus estudios son una prioridad. Es verdad, la Biblia dice que hay “tiempo de reír” y “tiempo de dar saltos” (Eclesiastés 3:1, 4; 11:9). Así que, como cualquier otro joven, es natural que quieras divertirte. * Pero ten presente la advertencia de Eclesiastés 11:4: “El que está vigilando el viento no sembrará; y el que está mirando las nubes no segará”. ¿Qué quiere decir esto? Que estudiar es más importante que divertirse. Pero no te preocupes, ya verás que tendrás tiempo para todo.

¿Y las tareas escolares?

¿Estás agobiado con los trabajos escolares? Quizá no te resulte extraño lo que dijo Sandrine, una chica francesa de 17 años: “Todas las noches paso de dos a tres horas estudiando, además de los fines de semana”. Y puede que en otros países haya estudiantes que dediquen aún más tiempo. Si ese es tu caso, ¿qué puedes hacer? Sigue las sugerencias de la página 119.

Sigue adelante

Hablando del progreso espiritual, Pablo aconsejó a Timoteo: “Aplícate en estas cosas; pon tus cinco sentidos en ellas, a fin de que tus progresos sean manifiestos a todos” (1 Timoteo 4:15, La Sagrada Escritura). Si tú también te aplicas en los estudios, tu progreso académico será evidente.

¿Recuerdas el ejemplo mencionado al principio? Si estuvieras atrapado en la espesura de la selva, harías todo lo posible por salir de allí, quizá utilizando un machete. Pues haz lo mismo con los estudios. En lugar de sentirte agobiado por lo que exijan de ti tus padres y tus profesores, trata de salir adelante utilizando las ideas que hemos analizado en este capítulo. Cuando notes tu progreso, te alegrarás de haberte esforzado.

HALLARÁS MÁS INFORMACIÓN EN EL CAPÍTULO 18 DEL PRIMER VOLUMEN

EN EL SIGUIENTE CAPÍTULO

Como si con los estudios no fuera suficiente, ahora también eres víctima del acoso. ¿Qué vas a hacer?

[Nota]

^ párr. 13 Si quieres más información sobre cómo ocupar el tiempo libre, consulta la sección 8.

TEXTO BÍBLICO CLAVE

“El que está vigilando el viento no sembrará; y el que está mirando las nubes no segará.” (Eclesiastés 11:4)

UNA SUGERENCIA

Cuando te pongas a estudiar, primero echa un vistazo general al texto. A continuación, hazte preguntas tomando como base los encabezamientos principales. Después, mientras lees la información, ve localizando las respuestas. Para terminar, comprueba si eres capaz de recordar lo que has leído.

¿SABÍAS ESTO?

Si haces trampas para mejorar tus calificaciones, mancharás tu reputación y entorpecerás tu progreso académico. Pero sobre todo, dañarás tu relación con Dios (Proverbios 11:1).

¡MANOS A LA OBRA!

En el próximo examen de ․․․․․ quiero sacar la siguiente calificación: ․․․․․

Por lo tanto, esto es lo que voy a hacer para mejorar: ․․․․․

¿Qué quiero preguntarle a mi padre o a mi madre sobre este tema? ․․․․․

Y TÚ, ¿QUÉ PIENSAS?

● ¿Por qué deberías esforzarte en los estudios?

● En tu caso, ¿cuál es el mejor momento para estudiar y hacer las tareas?

● ¿Qué lugar de tu casa es el mejor para estudiar?

● ¿Qué puedes hacer para que las diversiones no interfieran en tus estudios?

[Comentario de la página 117]

“He visto lo que les pasa a otros jóvenes de mi edad. Si no tienen buenos hábitos de estudio en la escuela, tampoco los van a tener en la congregación. Los que no aprenden a tomarle el gusto a estudiar nunca llegan a disfrutar del estudio de la Biblia.” (Sylvie)

[Ilustración y recuadro de la página 119]

Busca un lugar para estudiar. Procura que no haya distracciones. Si es posible, estudia en un escritorio. No enciendas la televisión ni escuches música.

Establece prioridades. Tus estudios son muy importantes, así que oblígate a terminar todas las tareas antes de encender la televisión.

No dejes las tareas para después. Programa un horario para tus actividades y esfuérzate por cumplirlo.

Organízate. Anota en un papel las tareas escolares que tengas que hacer. Asígnales un orden de importancia y un tiempo límite. Táchalas a medida que las vayas terminando.

Descansa de vez en cuando. Si notas que te estás distrayendo, tómate un respiro, pero continúa con tus tareas lo antes posible.

Ten fe en ti mismo. Lo que distingue a un buen estudiante de uno malo son sus ganas de trabajar, y no tanto su inteligencia. Así que... ¡ánimo! Esfuérzate y verás que obtienes buenos resultados.

[Ilustración de la página 116]

La escuela puede parecerte una selva. Pero si te lo propones, puedes salir adelante