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Un cultivo con alas

Un cultivo con alas

Un cultivo con alas

DE NUESTRO CORRESPONSAL EN COSTA RICA

¡QUE tiene alas! Sí, ha leído bien, este cultivo tiene alas. Tal como un buen agricultor sabe que su labor gira en torno a la producción de una cosecha abundante y sana, la persona que se dedica a este tipo de cultivo debe estar atenta para evitar los ataques de depredadores sigilosos, como insectos, arañas y aves. En la época de la recogida aumenta su trabajo, puesto que trata de no perder el precioso bien que ha cultivado con tanto esmero a lo largo de la temporada. Si lo logra, su producto, que posee las alas más exquisitamente coloreadas del mundo, verá la luz a miles de kilómetros de su lugar de origen. ¿Sabe a qué singular cultivo nos referimos? En efecto, lo acertó: al de mariposas.

La cría de mariposas es una actividad comercial de gran valor, ya que constituye una forma ingeniosa, bella y ecológica de contribuir a la conservación de diversas especies de lepidópteros. Ahora bien, ¿no le vienen revoloteando a la cabeza un millar de preguntas? Por ejemplo, ¿qué es exactamente un criadero de mariposas? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son sus objetivos? Antes de contestar estas preguntas, veamos cómo se originó la cría de estas delicadas criaturas.

Lugar de origen: China

Por siglos, los chinos han criado mariposas nocturnas para abastecer a la industria de la seda. Sin embargo, la demanda de criaderos de mariposas diurnas es bastante reciente. En la década de 1970 se presentó una exposición de ejemplares vivos en la isla de Guernsey, cercana a la costa de Inglaterra.

La noble idea de sus organizadores era recrear una selva tropical repleta de mariposas, cuyos infinitos colores y dibujos le infundirían vida. Como es lógico, esto implicaría importarlas de sus lugares de origen. Pero ¿cómo lograr que las mariposas tropicales —de vida corta, en algunas especies solo de dos a tres semanas— llegaran sanas y salvas a destinos separados de su entorno original por miles de kilómetros? Así fue cómo surgió la necesidad de criar mariposas comercialmente.

Funcionamiento de un criadero

Es impresionante ver en persona cómo funciona un criadero y observar de cerca el asombroso espectáculo que ofrecen las innumerables mariposas de intensos colores. ¡Despertad! visitó Butterfly Farm, el mayor criadero y centro de exportación de su clase en América Central. Dicha empresa, ubicada en Costa Rica, no solo exporta pupas (ninfas o crisálidas), sino que también cuenta con un programa educativo en el que se explican los ciclos vitales y otros aspectos biológicos de estos lepidópteros.

Cuando entramos en el mariposario, enseguida quedamos fascinados al ver cientos de mariposas revoloteando a nuestro alrededor, ataviadas con brillantes combinaciones de colores, unas haciendo piruetas y otras flotando grácilmente en el aire. Sin inmutarse por nuestra presencia, estas llamativas criaturas multicolores prosiguen con sus costumbres diarias de alimentarse, aparearse y poner huevos. ¿Quién puede quedarse indiferente ante ellas? En cuanto vemos y olemos las plantas huéspedes —flores silvestres autóctonas y matas de banano—, nos damos cuenta de que les sirven tanto de alimento como de cobijo.

El mariposario, totalmente cerrado, evita que los depredadores se coman los huevecillos. En su hábitat natural, la tasa de supervivencia solo alcanza el 2% del total de la puesta; en cambio, aumenta hasta el 90% en refugios como este.

Es esencial contar con las plantas idóneas para el crecimiento y la reproducción de las mariposas. El criadero está repleto de tales plantas, en las que las hembras depositan los huevos y de las que se alimentan las orugas, o larvas. Los ejemplares adultos extraen el néctar de las flores. Cada especie de mariposa desova en un solo tipo de planta, y, en consecuencia, la oruga se alimenta únicamente de ella. Por tanto, se hace imprescindible poseer una abundancia de plantas huéspedes en el criadero.

En una puesta, la hembra depositará como mínimo 100 huevos, semejantes a diminutas gotas de agua del tamaño del punto al final de esta oración. El desove no solo se realiza exclusivamente en una planta huésped, sino que, además, cada tipo de mariposa lo hace en una zona concreta de esta. Por consiguiente, el criador no tiene ninguna dificultad en encontrar los huevos, recogerlos y guardarlos. Esta labor, así como la de comprobar si las orugas han salido de su cobertura, se efectúa todos los días. Después de emerger de los huevos, las hambrientas orugas devoran las cáscaras. En Butterfly Farm se las pone entonces en plantas huéspedes colocadas en macetas, que a su vez se guardan en jaulas pequeñas. Es sumamente importante mantener limpias las jaulas durante el ciclo vital de las orugas, pues de no hacerlo pueden contraer enfermedades que les causen la muerte.

Tras el tercer estadio, o fase entre dos mudas, la oruga no hace más que comer. Se calcula que si un bebé humano de unos dos kilogramos y medio de peso creciera al mismo ritmo que una oruga, ¡a las dos semanas pesaría ocho toneladas!

Al alcanzar el quinto y último estadio, la oruga se adhiere a una rama o al techo de la jaula y, con gran habilidad, consigue desprenderse de la piel, debajo de la cual aparece una cápsula endurecida, conocida como crisálida. Ha llegado el momento de que el criador se ponga en acción y demuestre su eficiencia.

Las pupas han de recogerse a diario, pues es la única manera de fijar su edad. Se colocan con gran cuidado en cajas de cartón, entre 40 y 100 ejemplares por caja, protegidas por capas de algodón. Los criaderos y exportadores tienen un margen de unos diez días para hacer llegar la mercancía a los distribuidores, quienes la entregan a los clientes, en su mayoría casas de mariposas e instituciones semejantes. Si la entrega no se efectúa en el plazo estimado, las mariposas saldrán de la cápsula y morirán en el camino. Pero si no hay contratiempos, verán la luz a miles de kilómetros de su hogar, totalmente ajenas al traslado. Butterfly Farm envía entre 4.000 y 6.000 pupas al mes a instituciones de todo el globo.

Los criaderos de mariposas proliferan en muchos países; ya existen en El Salvador, Estados Unidos, Filipinas, Kenia, Madagascar, Malaysia, Taiwan, Tailandia y, cómo no, en Costa Rica. Además, la cantidad de casas de mariposas sigue aumentando cada año, lo que permite que gente de muchas partes del planeta contemple estas singulares criaturas.

No cabe duda de que el cuidado y recogida del cultivo con alas seguirá teniendo una función ecológica importante en la preservación de especies raras de mariposas. Este tipo de actividad económica quizá contribuya también a crear conciencia pública del delicado equilibrio de los recursos del planeta.

[Ilustraciones de la página 18]

Se utilizan redes para proteger los huevos y las orugas (1). Pupas como esta (2) se colocan en cajas y se envían a todas partes del mundo (3)

[Reconocimientos]

Pupas y mariposa monarca de la parte superior izquierda: Butterfly House, Mittagong (Australia); mariposa en el centro de la parte izquierda y mariposas posadas en las hojas: gentileza de Buckfast Butterfly Farm

[Reconocimiento de la página 16]

K. Schafer/Audiovise