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De nuestros lectores

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Terrorismo Tengo 15 años y deseo agradecerles la serie de artículos titulada “¿Se detendrá el terrorismo orando por la paz?”, de la revista del 22 de octubre de 2002. Los atentados que tuvieron lugar en el World Trade Center el 11 de septiembre de 2001 me dejaron en un permanente estado de shock. Es como una pesadilla. Anhelo el día en que Jesús, el Príncipe de Paz, nos proteja a todos. Pensar en ello puede ser de gran consuelo.

A. M., Estados Unidos

Dirigibles El artículo “Los dirigibles: grandiosos gigantes de los aires”, del número del 22 de octubre de 2002, captó toda mi atención, pues me hizo recordar mi infancia. En mi época de estudiante vivía en la costa este de Inglaterra. Un día, cuando tenía 10 años, miré por la ventana del aula y vi unas de estas enormes aeronaves desplazándose lentamente por el cielo. Todos salimos corriendo al patio de la escuela para contemplar el imponente artefacto. Aquel suceso se grabó para siempre en mi memoria, y el artículo me lo recordó.

R. W., Inglaterra

Mi padre pilotó uno de los dirigibles flexibles más grandes que jamás se hayan construido, y yo he volado dos veces en uno de estos aerostatos. Además, siempre me ha interesado la historia de los dirigibles. Me alegré de que hicieran la apropiada distinción entre el zepelín (o dirigible rígido), el dirigible flexible y el semirígido, ya que a veces no se emplean bien los términos.

R. P., Estados Unidos

Pingüinos Mi esposo nunca permitió que nuestros hijos estudiaran la Biblia. Por eso ahora no les interesa. Pero gracias a los instructivos artículos que ustedes publican, todavía puedo hacer algo por educarlos en sentido espiritual. Escojo para ellos temas que no mencionan específicamente a Dios o la Biblia pero que les puedan resultar interesantes. Por ejemplo, fotocopié el reportaje “¡Aquí viene el desfile de los pingüinos azules!” (22 de octubre de 2002) y lo archivé en una carpeta que les he hecho con el nombre de “Maravillas de la naturaleza”. Le pido a Jehová que bendiga mis esfuerzos por ganarme a mis seres queridos.

J. G., Francia

Teléfonos celulares El artículo “Los jóvenes preguntan... ¿Necesito un teléfono celular?” (22 de octubre de 2002) me ayudó mucho. Antes de leerlo, no podía irme a dormir sin contestar todos mis mensajes de texto. Pero ahora comprendo las ventajas y desventajas de este aparato.

C. A., Filipinas

Casi todos mis compañeros de la secundaria tienen teléfono celular, así que pensé en conseguir uno. Pero ahora que he leído el artículo voy a calcular los gastos y ver si realmente lo usaré con prudencia. Es como si Jehová me hubiera enviado esta información.

M. F., Japón

Solía utilizar el teléfono para intercambiar mensajes de texto con un muchacho. Hablábamos de problemas personales, y a mí me alegraba tener alguien en quien confiar. Al cabo de algún tiempo dejó de escribirme, y yo me enojé. Pero el artículo me ayudó a ver que escribirse por Internet puede ser una forma de mantener una relación sentimental con alguien. Me imagino que él se dio cuenta de ello. Ahora solo le doy mi dirección electrónica a quienes deben tenerla.

Y. M., Japón

Adolescentes deprimidos Tengo 17 años y me encantan sus revistas. Hace un tiempo me hospitalizaron y encontré muchos números de ¡Despertad! en un revistero del pasillo. Aprendí que el Dios todopoderoso tiene un nombre: Jehová. Sobre todo me gustó el tema de portada “Ayuda para los adolescentes deprimidos” (8 de septiembre de 2001). Me fue muy útil, pues me ayudó a sobrellevar la depresión por la que estaba pasando. Gracias por esas maravillosas e informativas revistas. Me alegro de que haya gente como ustedes.

G. Z., Rusia