El camafeo italiano, obra maestra en miniatura
El camafeo italiano, obra maestra en miniatura
DE NUESTRO CORRESPONSAL EN ITALIA
Hemos venido a Torre del Greco, en el golfo de Nápoles, para observar cómo se trabaja una artesanía típica de esta región italiana. Nos referimos a su tradicional camafeo, que se talla en conchas marinas. Planeamos visitar uno de los numerosos talleres de la ciudad, pero antes tal vez nos convendría saber algo sobre estas joyas y su larga historia.
EL CAMAFEO es una gema, piedra dura o concha que se talla en relieve. El ágata, el ónice, la sardónice y ciertos tipos de conchas son los materiales que mejor se prestan para ese arte, dadas las distintas tonalidades de sus capas, que permiten obtener agradables contrastes. Se dice que la técnica empleada es la misma que la de los relieves escultóricos, solo que en miniatura.
En la antigüedad, los camafeos gozaban de gran aceptación entre el público; prueba de ello son los muchos ejemplares que se conservan de las culturas persa y grecorromana, labrados en piedras duras y piedras preciosas. Los tallados en conchas marinas son de época más reciente. En Francia, Alemania y Flandes se trabajó el nácar durante los siglos XIV y XV, período en el que los objetos de dicho material tenían gran prestigio en las opulentas y refinadas cortes francesas. Los viajes de descubrimiento realizados durante aquellos años propiciaron asimismo la entrada en Europa de materias primas exóticas: caparazones gigantes de tortuga, colmillos de narval, jade, ámbar y extrañas conchas marinas. Tales artículos suscitaron el interés por la historia natural y estimularon la imaginación de hábiles artesanos, joyeros y grabadores. Todo parece indicar que fue en el siglo XVI
cuando se vio que las conchas de los cásidos y de los cipreidos eran particularmente adecuadas para tallar camafeos.En el siglo XVIII, durante el llamado período neoclásico, se reavivó el interés por las artes antiguas, lo que condujo al florecimiento de las tallas de conchas, pese al menosprecio de quienes las consideraban burdas imitaciones, pues se empleaba un material inferior a las piedras preciosas. Los centros artesanales de camafeos fueron desapareciendo a partir de entonces, hasta quedar solo en dos ciudades: Idar-Oberstein (Alemania), especializada en la talla mecánica de ágatas, y Torre del Greco (Italia), donde el trabajo sigue haciéndose a mano.
Ahora que conocemos parte de la historia, veamos cómo se hace un camafeo de concha hoy día.
En el taller
El taller que vamos a visitar se encuentra en una calle angosta del centro de Torre del Greco. Sobre el banco de trabajo hay muchas herramientas, lo mismo que camafeos en diferentes etapas de producción. Nos deja sin aliento la hermosura de la pieza a la que el tallador da los últimos toques: una complicada escena pastoril con varios personajes.
Las conchas empleadas provienen de las Bahamas, el Caribe y las costas de África oriental. Cada variedad aporta tonalidades distintas al producto final. Por ejemplo, con
una Cassis madagascariensis (que la gente llama concha de sardónice) el relieve será blanco sobre castaño oscuro, pero en una Cypraecassis rufa (llamada concha de cornalina) se obtendrán matices claros y oscuros del castaño rojizo. Cuanto mayor sea el contraste, más codiciado será el camafeo.El tallista primero corta la parte de la concha que va a trabajar valiéndose de una sierra circular enfriada con agua. A continuación traza sobre su cara interior el contorno de las piezas que sacará, sean circulares u ovaladas, y las corta en forma de polígonos. Por lo general salen dos camafeos pequeños y uno grande de las conchas normales, y es necesario tener el ojo bien educado para descubrir el potencial de cada una de ellas, es decir, cómo deben cortarse. Para ilustrarlo: si la concha contiene tres protuberancias, podría grabar tres figuras. En la rueda de esmeril deja la pieza cortada a la medida deseada; luego la fija sobre un pedazo de madera para facilitar su manejo y la rebaja por la cara exterior hasta lograr el grosor apropiado. Al llegar a este punto, se deja llevar por la apariencia de la pieza que tiene ante sí para elegir el tema; hace un ágil boceto a lápiz sobre la superficie, y empieza la talla.
Elimina el exceso de material con una rectificadora eléctrica (un taladro con punta abrasiva) hasta dejar grabado a grandes rasgos el dibujo, después de lo cual continúa haciéndolo a mano con buriles (herramientas puntiagudas) de varios tamaños. La figura debe tallarse a la profundidad precisa en la que el color de la concha cambia de claro a oscuro. Realizando cortes a diversas profundidades, el hábil artista logra crear la apariencia de velos transparentes en su obra. Al final, los detalles exquisitos de la figura en relieve contrastan con el fondo más oscuro de la capa inferior.
Resulta infinita la lista de temas, si bien uno de los favoritos es siempre el elegante perfil femenino, que seguramente habremos visto alguna vez. Los diminutos camafeos con perfiles o flores se engarzan sobre anillos o aretes. Otros de mayor tamaño (de unos 75 milímetros) se convierten en prendedores y colgantes con motivos más complicados, como paisajes y escenas pastoriles y clásicas. Los más grandes, que alcanzan a lo sumo los 20 centímetros, se enmarcan en cuadros o se montan sobre pedestales. El valor de un camafeo no depende solo del tamaño y del material de la montura, sino, sobre todo, de la labor y el esmero implicados. Algunos son auténticas obras de arte.
Dado que el artesano se guía por las irregularidades de su materia prima, que debe aprovechar al máximo, jamás será posible mecanizar la producción de camafeos de concha, como tampoco habrá nunca dos que sean idénticos. Estos encantadores ornamentos son únicos, verdaderas obras maestras en miniatura.
[Ilustraciones de la página 16]
Elaboración del camafeo
Conchas con las que se hacen camafeos
Se corta la parte que se trabajará
Se traza el contorno sobre la pieza
Se corta la pieza al tamaño aproximado
Después de refinar el contorno, el tallador trabaja duro en su banco
[Ilustración de la página 17]
La Gema Augustea, fechada entre los años 10 y 20 de nuestra era. Mide 19 x 23 centímetros
[Reconocimiento]
Erich Lessing/Art Resource, NY