Ya han pasado 15 años desde que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos tomara una decisión histórica sobre la libertad religiosa en Rusia. El 10 de junio de 2010, este tribunal declaró que las autoridades rusas “no habían actuado de buena fe y no habían sido imparciales y justas como deberían”. Esto se debe a que en el 2004 las autoridades disolvieron la organización religiosa local de los testigos de Jehová de Moscú. Por eso, el Tribunal Europeo determinó que las autoridades rusas habían violado gravemente y con frecuencia el derecho de los testigos de Jehová a practicar su religión libremente. Así que el tribunal ordenó que el Gobierno volviera a reconocer legalmente la organización religiosa local y que les pagara a los Testigos decenas de miles de dólares en compensación.

Sin embargo, en estos 15 años el Gobierno ruso no solo se ha negado a cumplir con la decisión del Tribunal Europeo, sino que ha intensificado su campaña de persecución contra nuestros hermanos. Las autoridades siguen catalogando nuestras creencias religiosas de “extremistas”. Esta persecución injustificada ha resultado en que se condene a hombres y mujeres a pasar hasta ocho años en prisión solo por leer y hablar de la Biblia con otras personas. Algunos de los que han sido encarcelados han tenido que aguantar acoso, un trato inhumano e incluso torturas. Varios son de edad avanzada o están muy enfermos. Actualmente, hay 173 testigos de Jehová presos por sus creencias en Crimea y Rusia.

En marzo de 2022, Rusia oficialmente dejó de ser miembro del Consejo de Europa. Sin embargo, siguió estando bajo la jurisdicción del Tribunal Europeo hasta el 15 de septiembre de 2022. Por lo tanto, todavía está obligada a cumplir con las sentencias que hizo el tribunal hasta esa fecha. Esto incluye una decisión que tomó el tribunal en junio de 2022. En ella se declaró ilegal la decisión de Rusia del 2017 de prohibir a los Testigos. Por lo tanto, Rusia debería respetar el derecho que tenemos a practicar nuestra religión con libertad, volver a registrar nuestra organización religiosa y anular la prohibición de nuestras actividades.

Seguimos orando por nuestros hermanos y hermanas de Crimea y Rusia, y esperamos el momento en el que Jehová establezca la verdadera justicia por toda la Tierra (Isaías 51:4).