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Cómo nos afecta el estrés

Cómo nos afecta el estrés

Cómo nos afecta el estrés

¿Qué pasa cuando usted corre para subir al autobús? ¿Verdad que su cuerpo reacciona inmediatamente? Así es, la tensión arterial aumenta y el corazón le palpita más deprisa. Pero aun si no alcanza el autobús, se espera que su frecuencia cardíaca y su respiración vuelvan a la normalidad.

AHORA BIEN, no sucede lo mismo si tiene que lidiar con una situación estresante prolongada. En ese caso, puede que la tensión muscular, los problemas digestivos y la tensión arterial alta tarden en desaparecer. Cada vez son más las personas que viven estresadas. Por ejemplo, muchos se sienten así al verse atrapados en un trabajo sin porvenir. ¿Cómo repercute el estrés en el cuerpo y en la salud?

Sus efectos en el organismo

La doctora Arien van der Merwe, experta en la materia, explica los efectos que produce el estrés en el organismo. Este reacciona al instante y da origen a una compleja “cascada de estrés, constituida por hormonas y sustancias neuroquímicas que corren por todo el cuerpo preparando cada órgano y sistema para pasar al estado de alerta roja”.

Cuando eso sucede, el cuerpo está listo para entrar en acción de una manera excepcional. Todos los sentidos —especialmente la vista, el oído y el tacto— entran en juego. El cerebro reacciona enseguida, y las glándulas suprarrenales liberan al instante potentes hormonas que aceleran el corazón y activan los músculos, los pulmones y otros órganos para hacer lo que sea necesario a fin de manejar la situación estresante.

Así que, en caso de emergencia, la respuesta del organismo al estrés puede salvarnos la vida, por ejemplo, haciendo que nos apartemos de un salto al ver venir un auto a toda velocidad. Pero la situación es muy distinta si el estrés es constante.

Cuando se convierte en un enemigo

¿Y si el organismo está siempre acelerado? Los músculos permanecen tensos, el pulso y la tensión arterial siguen altos, y los elevados niveles de colesterol, grasas, azúcares, hormonas y otras sustancias químicas se quedan en la sangre. Lo normal es que esos niveles se eleven para producir breves e infrecuentes estallidos de actividad intensa. Pero cuando se mantienen elevados por un buen tiempo, acaban afectando algunos órganos importantes. ¿De qué manera?

Tal vez comience a padecer dolores de espalda o de cabeza, tensión muscular y espasmos en el cuello. Los médicos opinan que estos síntomas suelen estar relacionados con el estrés crónico. Este puede disminuir la creatividad y la productividad, así como apagar el entusiasmo y deteriorar las relaciones personales. Además, es posible que cause el síndrome de colon irritable, diarrea y espasmos esofágicos. Incluso a veces tiene consecuencias más graves. Por ejemplo, podría provocar daños como un ataque cardíaco, apoplejía, insuficiencia renal, problemas cardiovasculares y diabetes, o empeorar algunos de estos.

La doctora Van der Merwe señala que, “debido a la secreción de cortisol producida por el estrés prolongado, se tiende a acumular grasa en el abdomen y la espalda”. El estrés origina o agrava enfermedades de la piel, como el eccema y la psoriasis. También se ha vinculado el estrés grave a la depresión, la agresividad y el agotamiento nervioso. Se sabe, además, que puede causar una pérdida permanente de memoria y concentración. Y cuando el sistema inmunológico se debilita gravemente por el estrés prolongado, uno es vulnerable a padecer desde un resfriado común hasta cáncer y cualquier enfermedad autoinmune.

Como el estrés repercute tanto en nuestro bienestar físico, mental, emocional y espiritual tenemos que aprender a controlarlo. Sin embargo, no nos conviene eliminar por completo nuestra respuesta al estrés. ¿Por qué?

Pues bien, podríamos comparar el estrés con un caballo lleno de brío. Por lo regular, un paseo en un caballo así resulta placentero y al mismo tiempo emocionante; pero si este se desboca, puede poner en peligro nuestra vida. Del mismo modo, el estrés en niveles controlables puede hacer la vida placentera y al mismo tiempo emocionante: contribuye a nuestra creatividad, productividad, entusiasmo y salud.

Pero ¿cómo mantenerlo en niveles controlables? En el siguiente artículo se presentan algunas maneras eficaces de controlar el estrés y de responder a este.

[Recuadro de la página 5]

MARAVILLOSAMENTE HECHOS POR UN SABIO Y AMOROSO CREADOR

Contrario a lo que muchos afirman, nuestra reacción ante el estrés no es un vestigio de la respuesta del hombre prehistórico a la amenaza de un mamut o un tigre dientes de sable. En vez de eso, nuestros complejos sistemas fisiológicos han sido hábilmente formados por un Creador magistral. Por ejemplo, el intrincado proceso de coagulación, la extraordinaria capacidad de la sangre para combatir infecciones y curar heridas, así como la elaborada respuesta del organismo al estrés son un claro testimonio de que existe un sabio y amoroso Diseñador.

Estos sistemas confirman que ‘de manera que inspira temor estamos maravillosamente hechos’ (Salmo 139:13-16). El cuidado físico y espiritual que Dios nos dispensa con tanto amor, así como la manera en que él nos creó para disfrutar de la vida, nos convence de que en el venidero Paraíso terrestre no habrá causa alguna de lamento ni dolor ni muerte (Revelación [Apocalipsis] 21:3-5).

[Ilustración de la página 5]

(Para ver el texto en su formato original, consulte la publicación)

EFECTOS PERJUDICIALES DEL ESTRÉS PROLONGADO

Dolor de cabeza

Rechinamiento de dientes

Dolor en el cuello

Enfermedades cardíacas

Úlceras

Dolor de espalda

Espasmos musculares