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De nuestros lectores

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Diabetes Les estoy sumamente agradecida por la serie “Cómo sobrellevar la diabetes” (8 de mayo de 2003). Padezco esta enfermedad desde que tenía cuatro años. Siempre pensé que cosas como el matrimonio y el servicio de tiempo completo no eran para mí, pero estos artículos me dieron esperanzas. Ahora, a mis 17 años, me he puesto la meta de emprender el ministerio de tiempo completo y me esforzaré por alcanzarla.

T. A., Japón

Considero muy oportuna la sugerencia dirigida a los familiares y amigos de diabéticos de no tentarlos con alimentos que no les convienen. Me cuesta mucho cocinar para mi familia y no poder probar luego lo que he preparado. Para cualquiera que no sufra de diabetes, tal vez le parezca un detalle de poca importancia, pero les aseguro que no lo es.

V. N., Italia

Además de enfermera, soy profesora, y a comienzos del próximo trimestre hablaré a mis alumnos de la diabetes. La ilustración de las páginas 8 y 9 es fácil de entender, así que la emplearé en mis clases. Muchas gracias por publicar artículos sobre cuestiones médicas de forma simplificada.

C. B., Francia

Deseo expresarles mi agradecimiento por el reportaje sobre la diabetes. Yo no sufro de esa enfermedad, pero mi hermana de 14 años sí, y ahora comprendo por lo que está pasando. Es verdad que tengo que hacer algunos sacrificios por ella, pero ninguno es comparable a padecer diabetes.

E. D. M., Italia

Hace cinco años que mi madre sufre de diabetes. Dado que vivo lejos, me preocupo a menudo por su estado de salud. Tengo previsto enviarle esta revista. Quizá la ayude cuando no estoy con ella.

R. W., Indonesia

Lesiones Me gustó leer el relato “Una lesión cambió mi vida” (22 de abril de 2003). Este artículo me está ayudando a soportar la lesión de espalda que sufro desde hace más de treinta años. He experimentado muchos de los sentimientos que el hermano Stanley Ombeva contaba. Me consoló saber que la Palabra de Dios lo ayuda a uno a confiar en Jehová.

G. G., Estados Unidos

Me conmovió mucho la franca descripción que hizo el hermano Ombeva de su forma de reaccionar ante sus problemas físicos. Me hizo darme cuenta de lo insignificantes que son mis problemas en comparación con los que él tiene que afrontar. La información me ha ayudado a apreciar más lo que tengo.

S. C., Canadá

¡Sensacional! Así defino este artículo. No podía dejar de leerlo. Me impactó ver cómo las Escrituras cobraron mucho más significado para el hermano Ombeva cuando más las necesitaba. Esta experiencia me ayudará a mostrar más empatía cuando ofrezca mi ayuda a los demás.

R. G., Estados Unidos

Me estimuló saber que incluso un cristiano que sirve de anciano de congregación ha sentido esa clase de ira y reconoce que lleva tiempo adaptarse a una situación así. El hermano Ombeva contaba que, aun en los peores momentos, nunca fue irregular en su ministerio. Me he propuesto hacer lo mismo.

M. K., Japón

Ahora estoy sufriendo por las numerosas caídas que sufrí de joven. Padezco dolores constantes, me cuesta caminar y tengo pocas fuerzas. Mis limitaciones en el ministerio me deprimen, pero leer sobre cómo el hermano Ombeva sobrellevó su problema me ha sido muy útil. ¡Muchísimas gracias!

E. E., Estados Unidos