Ir al contenido

Ir al índice

De nuestros lectores

De nuestros lectores

De nuestros lectores

Cabello Disfruté mucho del artículo “¿Le preocupa su cabello?” (8 de agosto de 2002). Hace catorce años que soy peluquera, y nuestra manera de cepillar el pelo dañado es la misma que ustedes aconsejan. Me admira la profesionalidad de sus artículos.

K. K., Japón

Soy un ávido lector de ¡Despertad! y deseo transmitirles mi agradecimiento por este artículo. Tengo canas desde los primeros años de mi adolescencia, y ya cerca de los 20 se notaban desde lejos. La canicie me resultaba embarazosa. El artículo me ayudó a adoptar un punto de vista modesto sobre mi apariencia física y a concentrarme más en cultivar cualidades piadosas.

E. J., Nigeria

Enamoramiento Les agradezco la nota titulada “Ebrios de amor”, de la sección “Observando el mundo” (8 de agosto de 2002), pues me permitió comprender que aun cuando el enamoramiento persista, no siempre constituye un fundamento sólido para un matrimonio feliz. ¡Consejos como este libran a uno de cometer locuras!

P. L., Rusia

Luaus He leído con interés su artículo “Acompáñenos a un luau hawaiano” (8 de junio de 2002). Hace varios años asistí a un luau en Hawai, y me pareció de un marcado carácter religioso y espiritista. Aun en el caso de que hoy día los luaus no lleven implícitos estos aspectos, ¿en qué se diferencian de otras celebraciones de origen pagano que han sido adoptadas por las culturas modernas como una ocasión para disfrutar de una amena reunión familiar?

L. F., Estados Unidos

¡Despertad! responde: Como se menciona en la nota de la página 24, aunque es posible que el luau estuviera relacionado en algún momento con prácticas religiosas falsas, dicho término en la actualidad tan solo se refiere a un banquete hawaiano. No obstante, una determinada reunión a la que se califique de luau quizá sea apropiada para cristianos, o quizá no lo sea. Al igual que en los demás aspectos de la vida, los cristianos deben tomar decisiones que les permitan mantener una conciencia limpia ante Jehová Dios (1 Timoteo 1:5, 19; véase también el número de ¡Despertad! del 8 de enero de 2000, págs. 26, 27).

Depresión posparto Les estoy muy agradecida por el artículo “Gané la batalla contra la depresión posparto” (22 de julio de 2002). Parecía escrito para mí. Aunque no padezco de depresión posparto —mi esposo y yo no tenemos hijos—, llevo un año y medio luchando contra la depresión y la ansiedad. Hubo un tiempo en que siempre me sentía agotada y confundida, incapaz de tomar las decisiones más sencillas. Me asustaba estar rodeada de gente. Ni siquiera podía ir a la tienda de comestibles sin mi esposo. Ya he emprendido el camino hacia la recuperación y estoy bajo tratamiento, pero gracias al artículo he comprendido que todavía puedo hacer mucho más. Mi marido también lo ha leído y ahora sabe cómo apoyarme más.

J. R., Estados Unidos

¡Muchísimas gracias por el artículo! Tras el nacimiento de mi tercer hijo, los médicos me diagnosticaron una grave depresión posparto. Antes de eso pensaba que me estaba volviendo loca. Para mí y para mi familia fue una época terrible y muy triste. Ahora estoy tomando hierbas medicinales y vitaminas, y hago ejercicio con regularidad, medidas que me han ayudado a sobrellevar mi situación lo mejor posible. Por favor, den las gracias a Janelle por compartir su historia con nosotros.

J. C., Estados Unidos