Una Biblia en la lengua que nos llega al corazón

Una Biblia en la lengua que nos llega al corazón

“SI USTED piensa que la Biblia es la Palabra de Dios para la humanidad, entonces entiende que Dios se está comunicando con nosotros. [...] Y si su religión influye en todo aspecto de su vida, entonces es preciso que su Biblia esté escrita en el lenguaje de todos los días.” Así se expresó el erudito Alan Duthie en su libro Bible Translations: And How to Choose Between Them (Traducciones de la Biblia: ¿cómo elegir entre ellas?).

Quienes aman fervientemente la Biblia concuerdan de todo corazón con estas palabras. Ellos saben que “toda Escritura es inspirada de Dios y provechosa para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia” (2 Timoteo 3:16). No la consideran un libro anticuado, lleno de palabras vacías, como muchos creen. Más bien, la ven como la fuente de verdaderas soluciones para los problemas de la vida diaria, pues han comprobado que “la palabra de Dios es viva, y ejerce poder” (Hebreos 4:12). No obstante, para que sus lectores puedan comprender y aplicar sus sabios consejos inspirados, es preciso que la Palabra de Dios esté en su propio idioma. De hecho, la porción bíblica a la que muchos llaman “Nuevo Testamento” no se escribió en el griego clásico que usaban los filósofos como Platón, sino en el griego koiné, es decir, el griego que hablaba la mayoría de la gente. En efecto, la Biblia fue escrita para que todas las personas pudieran leerla y entenderla.

Con ese propósito, en años recientes se han realizado un sinfín de traducciones bíblicas a diversos idiomas, y la gran mayoría de estas han resultado ser muy útiles. Gracias a todo este trabajo, casi todo el mundo tiene ahora la oportunidad de contar con una Biblia en su propia lengua. Sin embargo, también se ha visto que, por desgracia, muchas de estas versiones no se han traducido con exactitud ni uniformidad. De hecho, algunas presentan de forma confusa lo que las Escrituras enseñan claramente sobre el estado de los muertos, el alma humana y el nombre de Dios.

Por consiguiente, numerosos lectores devotos de la Palabra de Dios se alegraron de recibir la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas en LSA, presentada por los testigos de Jehová en Asamblea 16 de Octubre 2015. Esta obra, libre de doctrinas falsas, es una traducción exacta que permite comprender con mayor profundidad el mensaje bíblico, una tarea anteriormente imposible para quienes no conocen los idiomas originales. Pero, ¿quién se ha encargado de producir esta extraordinaria obra?

Traductores que glorifican a Dios

Aunque la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas nunca antes se había editado en LSA, esta versión ha existido en inglés desde 1950, cuando la sacó a la luz la Watch Tower Bible and Tract Society, una sociedad bíblica internacional que siempre se ha dedicado a la publicación de biblias. Uno de los rasgos distintivos de esa traducción fue su título, que supuso un cambio drástico en la designación de las secciones bíblicas conocidas tradicionalmente como el “Antiguo” y el “Nuevo” Testamento. Por otro lado, La Atalaya del 1 de febrero de 1951 dijo: “Los hombres que constituyen el comité de traducción han indicado [...] que su deseo es permanecer anónimos, y específicamente no desean que sus nombres sean publicados mientras vivan ni después de su muerte. El propósito de la traducción es exaltar el nombre del Dios viviente y verdadero”.

Más tarde, en 1961, se publicó en inglés la Traducción del Nuevo Mundo de las Santas Escrituras, la Biblia entera en un solo tomo. Y aunque los nombres de sus traductores nunca han sido revelados, no hay razones para cuestionar sus motivos ni su profunda devoción. El prólogo de la edición de 1984 señaló: “Traducir las Santas Escrituras quiere decir verter a otro idioma los pensamientos y dichos de Jehová Dios [...]. Los traductores de esta obra, que temen y aman al Autor Divino de las Santas Escrituras, sienten hacia Él la responsabilidad especial de transmitir Sus pensamientos y declaraciones con la mayor exactitud posible”.

Está claro, pues, que los integrantes del comité de traducción tenían las mejores intenciones, pero ¿estaban realmente capacitados? Algunos críticos afirmaron que esta obra era producto de simples aficionados, pues en ella no figuran los nombres ni las credenciales de los traductores. Sin embargo, no todos los eruditos han compartido este punto de vista tan cerrado. Por ejemplo, Alan S. Duthie escribió al respecto: “¿Nos ayuda a determinar si una traducción de la Biblia es buena o mala el hecho de saber quiénes son los traductores o los editores de esa traducción en particular? No exactamente. No hay otra manera de determinarlo más que examinando las características de la traducción misma”. NOTA:Cabe destacar que la sobrecubierta de la Edición con Referencias (1971) de la New American Standard Bible dice: “No hemos usado el nombre de ningún docto para referencia o recomendaciones porque creemos que a la Palabra de Dios se la debe juzgar por sus propios méritos”.

Son muchísimos los lectores que han examinado la Traducción del Nuevo Mundo. Hasta la fecha se ha publicado entera o en parte en 130 idiomas y se han impreso más de 210.000.000 ejemplares. Veamos algunos ejemplos de lo que sus lectores han descubierto en ella.

Una traducción que santifica el nombre de Dios

Según leemos en Mateo 6:9, Jesús enseñó a sus discípulos a orar así: “Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre”. Ahora bien, ¿cuál es ese nombre que habría de ser santificado? En la mayoría de las Biblias, el Todopoderoso es una entidad anónima a la que se conoce con los títulos “Dios” o “Señor”. Pero la verdad es que el nombre de Dios, Jehová, debería encontrarse en la Biblia, pues aparecía originalmente casi siete mil veces tan solo en las Escrituras Hebreas (Éxodo 3:15; Salmo 83:18). Con el paso del tiempo se dejó de usar el nombre divino debido a una superstición judía. Tras la muerte de los apóstoles de Jesús, la congregación cristiana se contaminó con dicha idea (compárese con Hechos 20:29, 30; 1 Timoteo 4:1). Por esta razón, los copistas de las porciones en griego de las Escrituras empezaron a sustituir el nombre de Dios por los términos griegos Kýrios y Theós, que significan “Señor” y “Dios”, respectivamente.

En cambio, la Traducción del Nuevo Mundo ha dado el gran paso de restituir el nombre divino en las Escrituras Griegas Cristianas (“Nuevo Testamento”), donde aparece 237 veces. Tal restitución no se debe a un simple capricho de los traductores, sino que se basa en estudios serios y cuidadosos. Por ejemplo, en Lucas 4:18 se citan las palabras de Isaías 61:1, donde —según el texto original hebreo— aparece el nombre Jehová. Por eso, en la Traducción del Nuevo Mundo, Lucas 4:18 se ha vertido de esta manera: “El espíritu de Jehová está sobre mí, porque él me ungió para declarar buenas nuevas a los pobres”. NOTA: Es cierto que para las citas de las Escrituras Hebreas los escritores del “Nuevo Testamento” utilizaron la Septuaginta griega, y los ejemplares más recientes de esta traducción no tienen el nombre divino. Por eso, muchos eruditos opinan que el nombre de Dios tampoco debe aparecer en las Escrituras Griegas Cristianas. Sin embargo, las copias más antiguas que existen de la Septuaginta sí contienen el nombre Jehová en su forma hebrea, lo que respalda la restitución del nombre divino en las Escrituras Griegas.

Al ver el nombre divino en esos versículos, los lectores pueden distinguir a Jehová Dios de su Hijo unigénito, Jesucristo. Por poner un caso, la mayoría de las traducciones dicen en Mateo 22:44: “Dijo el Señor a mi Señor”. Pero de este modo, no se sabe quién se dirige a quién. En realidad, este versículo es una cita del Salmo 110:1, en donde aparece el nombre divino, de acuerdo con el texto original hebreo. Por lo tanto, en la Traducción del Nuevo Mundo, Mateo 22:44 dice así: “Jehová dijo a mi Señor: ‘Siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos debajo de tus pies’”. Captar la diferencia que marcan las Escrituras entre Jehová Dios y su Hijo no es una mera cuestión académica (Marcos 13:32; Juan 8:17, 18; 14:28). Tiene que ver, más bien, con nuestra propia salvación, pues Hechos 2:21 señala que “todo el que invoque el nombre de Jehová será salvo”.

Exactitud y claridad

Otro rasgo que hace sobresaliente a esta Biblia es su fidelidad a los idiomas originales. Como base para la traducción del griego al inglés, se escogió el texto maestro altamente refinado de Westcott y Hort. Se trabajó cuidadosamente a fin de traducir con la mayor exactitud y literalidad posible el sentido del griego original, y presentarlo en un lenguaje actual y sencillo. De este modo, no solo se conservó gran parte del sabor del idioma original, sino que también se abrió un mundo de entendimiento bíblico.

Otro ejemplo de c[omo la Traducción del Nuevo Mundo transmite con precisión el texto original es la palabra griega stau · ros ’. Muchas versiones de la Biblia traducen mal esta palabra como “cruz“. Sin embargo, el Diccionario expositivo de Palabras del Nuevo Testamento exhaustivo de Vine, 1999, tomo II, p. 220, menciona que la palabra griega “STAUROS“ (σταυρός) Denota, primariamente, un palo o estaca derecha. Se clavaba en ellas a los malhechores para ejecutarlos. Tanto el nombre como el verbo stauroo, fijar sobre un palo o estaca, debieran distinguirse originalmente de la forma eclesiástica de una cruz de dos brazos. La forma de esta última tuvo origen en la antigua Caldea, y se utilizaba como símbolo del dios Tamuz (que tenía forma de la mística Tau, la inicial de su nombre) en aquel país y en los países adyacentes, incluyendo Egipto.[…] De ahí que se adoptara la Tau o T , […] con la pieza transversal abajada, como representación de la cruz de Cristo.” Como podemos ver, la cruz tiene un origen pagano. La palabra griega original, por lo general hace referencia a la estaca en la que Jesús fue colgado (Juan 19: 17-19; Gálatas 3:13). Tomemos, por ejemplo, Mateo 20:19 en la Traducción del Nuevo Mundo: “ y lo entregarán a [hombres de] las naciones para que se burlen de él y lo azoten y lo fijen en un madero, y al tercer día será levantado“. Algunas versiones de la Biblia traducen mal stau · ros “como“ cruz “, incluso en otros pasajes en los que no se utiliza la palabra

La Palabra de Dios al alcance de todos

La publicación de las Escrituras Griegas en LSA es solo el comienzo. Se espera que pronto se pueda traducir la Biblia entera. Ahora bien, ¿será esta tan exacta y uniforme como la edición en inglés?

Claro que sí. El Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová supervisa de cerca la labor de traducir la Biblia a distintos idiomas. Hace un tiempo, se tomó la sabia decisión de que la traducción se realizaría mediante grupos de trabajo. Por consiguiente, se han formado equipos de traducción en muchas partes del mundo. Además, en las oficinas centrales de los testigos de Jehová en Brooklyn (Nueva York) se estableció un departamento llamado Servicios de Traducción, el cual atiende las necesidades de esos equipos y responde sus preguntas, a la vez que se asegura de que todas las ediciones de la Traducción del Nuevo Mundo concuerden debidamente. Finalmente, se ha diseñado un sistema computarizado que constituye una útil herramienta para ayudar a los traductores de la Biblia. Entre otras funciones, indica cómo se ha traducido cada término hebreo y griego en la versión del inglés, lo cual supone una gran ayuda a la hora de escoger los equivalentes en la lengua vernácula. Por supuesto, las máquinas jamás sustituirán el arduo trabajo humano que conlleva la traducción. Sin embargo, este sistema informático ha contribuido a que se alcance el elevado objetivo que persiguen todos estos equipos: que la Traducción del Nuevo Mundo tenga la misma exactitud y uniformidad que la edición en inglés.

Todo el empeño con que se ha realizado esta labor se refleja claramente en la calidad del producto final. Por eso, le animamos a que examine la Traducción del Nuevo Mundo de las Escrituras Griegas Cristianas, ahora disponible en su propio idioma. Puede obtener un ejemplar a través de los editores de esta revista. Seguramente disfrutará muchísimo de leer esta Biblia. Algunas de sus numerosas características especiales son las siguientes: un tipo de letra clara y legible; titulillos que encabezan cada página y sirven para localizar rápidamente versículos conocidos; varios mapas detallados, y un interesante apéndice con información muy útil. Pero más importante aún, podrá leerla con la plena confianza de que transmite el mensaje de Dios con exactitud y claridad, pues esta es, sin lugar a dudas, una Biblia en la lengua que nos llega al corazón.

[Ilustración de la página 1]

Escritores bíblicos, como Pablo, utilizaron una lengua que todos podían entender

[Ilustración de la página 4]

Como presenta el mensaje de forma clara y exacta, la Traducción del Nuevo Mundo es muy útil en el ministerio