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¿Vive Dios en un lugar concreto?

¿Vive Dios en un lugar concreto?

Diversas religiones enseñan que Dios es omnipresente, es decir, que está en todas partes a la vez. Por ejemplo, el Diccionario Manual Teológico señala que “Dios está completamente presente en todos los lugares”. Asimismo, John Wesley, fundador de la Iglesia Metodista, escribió en un sermón titulado “Sobre la omnipresencia de Dios”: “No hay un solo punto de espacio, ya sea dentro o fuera de los límites del universo creado, donde Dios no esté”.

¿Qué enseña la Biblia sobre este asunto? ¿Es Dios omnipresente? ¿Reside al mismo tiempo en cada rincón del cielo y de la Tierra, e incluso en los seres humanos?

En realidad, la Biblia indica que Dios mora en un lugar concreto: los cielos. En ella leemos una oración en la que el rey Salomón le suplicó a Dios: “Dígnate escuchar tú mismo desde los cielos, el lugar establecido de tu morada” (1 Reyes 8:43). Además, cuando Jesús enseñó a sus discípulos a orar, comenzó de esta manera: “Padre nuestro que estás en los cielos” (Mateo 6:9). La Biblia también afirma que Cristo, después de resucitar, entró “en el cielo mismo, para comparecer [...] delante de la persona de Dios” (Hebreos 9:24).

Estos versículos muestran claramente que Jehová reside en el cielo, y no en todas partes. Desde luego, “los cielos” que se mencionan en estos textos bíblicos no pueden referirse a la atmósfera que envuelve la Tierra ni al inmenso espacio sideral. ¿Por qué? Porque los cielos físicos no pueden contener al Creador del universo (1 Reyes 8:27). La Biblia enseña que “Dios es un Espíritu” (Juan 4:24). Él vive en los cielos espirituales, un ámbito aparte del universo físico (1 Corintios 15:44).

¿Y qué se puede decir de los pasajes bíblicos que parecen indicar que Dios está en todas partes? Ese es el caso del Salmo 139:7-10, donde David escribió respecto a Dios: “¿Adónde puedo irme de tu espíritu, y adónde puedo huir de tu rostro? Si ascendiera al cielo, allí estarías; y si tendiera mi lecho en el Seol, ¡mira!, tú estarías allí. Si tomara las alas del alba, para poder residir en el mar más remoto, allí, también, tu propia mano me guiaría y tu diestra me asiría”. ¿Demuestran estos versículos que Dios es omnipresente, o sea, que está en todos esos sitios?

Observe lo primero que David preguntó: “¿Adónde puedo irme de tu espíritu[?]”. * Mediante su espíritu santo, Dios puede verlo todo y ejercer su poder en cualquier lugar sin necesidad de desplazarse o de morar allí. Para ilustrarlo: en años recientes, los científicos han estudiado el suelo del planeta Marte, situado a millones de kilómetros de la Tierra. ¿Cómo lo han logrado? En vez de viajar hasta allí, han analizado las fotos y los datos transmitidos por las sondas de exploración enviadas a Marte.

Del mismo modo, Jehová no tiene que hallarse en todas partes —es decir, ser omnipresente— para estar al tanto de lo que sucede en cualquier punto del universo. La Palabra de Dios declara: “No hay creación que no esté manifiesta a la vista de él” (Hebreos 4:13). La poderosa fuerza activa de Jehová, su espíritu santo, puede llegar a cualquier sitio. De ese modo, Dios ve todas las cosas y cumple su propósito desde una ubicación fija: su “santa morada” en los cielos (Deuteronomio 26:15).

^ párr. 8 La palabra hebrea que en este versículo se traduce “espíritu” hace referencia a la fuerza activa de Dios, el poder que él utiliza para llevar a cabo su voluntad.