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Imitemos a Jehová al educar a los hijos

Imitemos a Jehová al educar a los hijos

Imitemos a Jehová al educar a los hijos

“No hay un padre que no corrija a su hijo.” (HEBREOS 12:7, Biblia en Lenguaje Sencillo, BLS.)

1, 2. ¿Por qué cuesta tanto criar a los hijos?

UN SONDEO realizado en Japón hace unos años reveló que la mitad de los adultos encuestados creían que existía muy poca comunicación entre padres e hijos y que aquellos mimaban demasiado a estos. En otro sondeo efectuado en el mismo país, casi el veinticinco por ciento de los entrevistados admitieron que no sabían relacionarse con niños. Esta tendencia no es privativa de los países asiáticos. “Numerosos canadienses reconocieron que no están seguros de cómo ser buenos padres”, informa el rotativo The Toronto Star. Es obvio que la crianza de los hijos es una empresa ardua en todo el mundo.

2 ¿Por qué cuesta tanto? Una de las principales razones es que vivimos en “los últimos días” y nos enfrentamos a “tiempos críticos, difíciles de manejar” (2 Timoteo 3:1). Otra, mencionada en la Biblia, es que “la inclinación del corazón del hombre es mala desde su juventud” (Génesis 8:21). Además, los jóvenes son especialmente vulnerables a los ataques de Satanás, quien acecha a los inexpertos como “león rugiente” (1 Pedro 5:8). Los padres cristianos, en consecuencia, se encuentran con muchos obstáculos para criar a los hijos “en la disciplina y regulación mental de Jehová” (Efesios 6:4). ¿Cómo pueden ayudarlos a llegar a ser adoradores de Jehová maduros, capaces de distinguir “tanto lo correcto como lo incorrecto”? (Hebreos 5:14.)

3. ¿Por qué es esencial la educación y orientación de los padres para el éxito de la crianza de los hijos?

3 “La tontedad está atada al corazón del muchacho”, dijo el sabio rey Salomón (Proverbios 13:1; 22:15). A fin de librarse de tal tontedad, los jóvenes precisan la corrección afectuosa de sus padres, pero no siempre la aceptan con gusto. De hecho, suelen molestarse por los consejos que reciben, sin importar quién se los dé. De ahí que los progenitores deban aprender a “entrena[r] al muchacho conforme al camino para él” (Proverbios 22:6). Si los hijos observan la disciplina, les reportará vida (Proverbios 4:13). ¿No es vital, pues, que los padres entiendan en qué consiste la educación de los hijos?

Qué implica la disciplina

4. ¿Cuál es el significado principal de la palabra disciplina en la Biblia?

4 Hay quien no corrige a los hijos por temor de que se le acuse de maltrato físico, verbal o emocional; pero nosotros no tenemos por qué albergar tales miedos. En la Biblia, la palabra disciplina no implica ningún tipo de maltrato o crueldad. El término griego del que se traduce está principalmente relacionado con la instrucción, la educación, la corrección y, a veces, con el castigo firme aunque cariñoso.

5. ¿Por qué nos beneficia examinar el trato de Jehová con su pueblo?

5 Jehová nos da el ejemplo perfecto al administrar esa clase de disciplina. El apóstol Pablo, asemejándolo a un padre humano, escribió: “No hay un padre que no corrija a su hijo. [...] Cuando éramos niños, nuestros padres nos corregían porque pensaban que eso era lo mejor para nosotros. Pero Dios nos corrige para hacernos un verdadero bien: para hacernos santos como él” (Hebreos 12:7-10, BLS). En efecto, Jehová disciplina a su pueblo a fin de que sea santo, o puro. Si examinamos su trato, aprenderemos mucho sobre la manera de educar a los hijos (Deuteronomio 32:4; Mateo 7:11; Efesios 5:1).

El amor es la fuerza motriz

6. ¿Por qué es posible que a los padres les resulte difícil imitar el amor de Jehová?

6 “Dios es amor”, dice el apóstol Juan, de modo que toda la instrucción que Él da se fundamenta en dicho atributo (1 Juan 4:8; Proverbios 3:11, 12). ¿Significa esto que a los padres que aman a sus hijos les será más fácil imitar a Jehová en esta faceta? No necesariamente. El amor divino está basado en principios. Y un helenista señala que esa clase de amor “no siempre concuerda con la general inclinación de los sentimientos”. A Dios no lo ciega el sentimentalismo, sino que en todo momento tiene en cuenta lo que es mejor para su pueblo (Isaías 30:20; 48:17).

7, 8. a) ¿Qué ejemplo de amor basado en principios nos dio Jehová al tratar con su pueblo? b) ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al ayudar a sus hijos a desarrollar la capacidad de regirse por los principios bíblicos?

7 Pensemos en el afecto que demostró Jehová al tratar con los israelitas. Moisés empleó esta hermosa analogía para describir el amor que Dios le tenía a la joven nación de Israel: “Tal como el águila revuelve su nido, revolotea sobre sus polluelos, extiende sus alas, los toma, los lleva sobre sus plumas remeras, solo Jehová siguió [guiando a Jacob]” (Deuteronomio 32:9, 11, 12). Para enseñar a volar a los polluelos, el águila “revuelve su nido” batiendo las alas y hace que estos emprendan el vuelo. Cuando por fin un aguilucho salta del nido, situado a menudo en un risco, la madre “revolotea sobre” él. Si parece que va a caer al suelo, esta se lanza en picado y, colocándose debajo, lo lleva “sobre sus plumas remeras”. De manera similar, Jehová cuidó con cariño a la recién constituida nación de Israel. Le dio la Ley de Moisés (Salmo 78:5-7) y veló por su bienestar, siempre dispuesto a acudir en su ayuda cuando estuvo en apuros.

8 ¿Cómo pueden los padres cristianos imitar el amor de Jehová? En primer lugar, deben enseñar a sus hijos los principios y normas de la Palabra de Dios (Deuteronomio 6:4-9). El objetivo es ayudarlos a tomar decisiones que armonicen con las Escrituras. Al hacerlo, los afectuosos padres revolotean sobre sus polluelos, por así decirlo, y observan cómo aplican lo aprendido. A medida que los niños crecen y reciben mayor libertad, los progenitores están prestos para “lanzarse en picado” y ‘llevarlos sobre sus plumas remeras’ cada vez que corren peligro. ¿Qué tipo de peligro?

9. ¿A qué peligro en particular deben estar atentos los padres amorosos? Ilustremos.

9 Jehová Dios advirtió a los israelitas de las consecuencias que les acarrearían las malas compañías (Números 25:1-18; Esdras 10:10-14). Hoy día es muy fácil correr el riesgo de tener amistades peligrosas (1 Corintios 15:33). Por ello, los padres cristianos hacen bien en imitar a Jehová. Lisa, de 15 años, empezó a interesarse por un chico que carecía de los valores morales y espirituales de su familia. “Mis padres percibieron enseguida que mi actitud había cambiado, y se preocuparon —cuenta ella—. En ciertas ocasiones me corregían y en otras me animaban con ternura.” Los padres de Lisa se sentaron con ella y la escucharon pacientes, lo que les permitió ayudarla a luchar contra el problema subyacente que descubrieron: el deseo de obtener la aceptación de sus compañeros. *

Mantengamos abiertas las líneas de comunicación

10. ¿De qué maneras nos dio Jehová un buen ejemplo al comunicarse con los israelitas?

10 Para tener éxito en la educación de los hijos, los padres deben esforzarse por mantener abiertas las líneas de comunicación. A pesar de saber todo lo que hay en nuestro corazón, Jehová nos anima a comunicarnos con él (1 Crónicas 28:9). Después de dar la Ley a los israelitas, comisionó a los levitas para que los instruyeran y envió a los profetas con la intención de razonar con ellos y corregirlos. Además, estuvo dispuesto a escuchar sus oraciones (2 Crónicas 17:7-9; Salmo 65:2; Isaías 1:1-3, 18-20; Jeremías 25:4; Gálatas 3:22-24).

11. a) ¿Cómo pueden los padres fomentar la buena comunicación con sus hijos? b) ¿Por qué es importante que sepan escucharlos?

11 ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al comunicarse con sus hijos? En primer lugar, han de dedicarles tiempo. También es bueno evitar comentarios irreflexivos que los pongan en ridículo, como: “¿Eso es todo? Pensé que era algo importante”; “¡Qué tontería!”; “Bueno, ¿y qué esperabas? Eres solo un niño” (Proverbios 12:18). Los padres sensatos que desean que sus hijos les hablen con franqueza procuran escucharles con atención. Quienes no hacen caso a sus hijos cuando son pequeños tal vez reciban el mismo trato de su parte cuando estos crezcan. Jehová siempre ha estado presto a escuchar a sus siervos. De hecho, atiende a todos los que le oran con humildad (Salmo 91:15; Jeremías 29:12; Lucas 11:9-13).

12. ¿Qué cualidades contribuirán a que los hijos se dirijan con mayor libertad a los padres?

12 Analicemos también algunos aspectos de la personalidad de Dios que lo hacen muy accesible. Por ejemplo, el rey David cometió adulterio con Bat-seba, un pecado grave. Como ser humano imperfecto, David cayó en otros pecados serios a lo largo de su vida; aun así, nunca dejó de acercarse a Jehová en busca de perdón y censura. Sin duda, la bondad amorosa y la misericordia de Dios le facilitaron el camino de vuelta (Salmo 103:8). Si los padres manifiestan cualidades divinas, como la compasión y la misericordia, contribuirán a mantener abiertas las líneas de comunicación con sus hijos, aunque estos yerren (Salmo 103:13; Malaquías 3:17).

Seamos razonables

13. ¿Qué implica ser razonable?

13 Los padres han de ser razonables y reflejar “la sabiduría de arriba” al escuchar a sus hijos (Santiago 3:17). “Llegue a ser conocido de todos los hombres lo razonables que son ustedes”, escribió el apóstol Pablo (Filipenses 4:5). ¿Qué implica ser razonable? Una de las definiciones del término griego que se traduce así es “no insistente en la letra de la ley”. ¿Cómo pueden los padres ser razonables y al mismo tiempo sostener normas morales y espirituales firmes?

14. Al tratar con Lot, ¿cómo demostró Jehová lo razonable que es?

14 Jehová constituye un ejemplo sobresaliente de lo que supone ser razonable (Salmo 10:17). Cuando instó a Lot y a su familia a que salieran de la ciudad de Sodoma, condenada a la destrucción, Lot “siguió demorándose”. Después, al decirle el ángel de Jehová que escapara a la región montañosa, Lot suplicó: “Yo no puedo escapar a la región montañosa [...]. Ahora, por favor, esta ciudad [Zóar] está cerca para huir allá, y es cosa pequeña. Permítaseme, por favor, escapar allá —¿no es cosa pequeña?—”. ¿Cómo reaccionó Jehová? Le respondió: “Mira que verdaderamente te muestro consideración hasta este grado también, al no derribar la ciudad de la cual has hablado” (Génesis 19:16-21, 30). A Jehová no le pareció mal concederle a Lot su petición. Como es lógico, los padres tienen que observar las normas que Dios establece en su Palabra, la Biblia; pero quizá sea posible satisfacer los deseos de los jóvenes si no se infringen principios bíblicos.

15, 16. ¿Qué pueden aprender los padres de la ilustración que aparece en Isaías 28:24, 25?

15 Ser razonable supone preparar el corazón de los niños para que acepten los consejos de buena gana. A modo de ilustración, Isaías comparó a Jehová a un agricultor al decir: “¿Es acaso todo el día que ara el arador para sembrar, que afloja y rastrilla su suelo? ¿Acaso, cuando ha allanado su superficie, no esparce entonces ajenuz y riega el comino, y no tiene que meter trigo, mijo y cebada en el lugar designado, y espelta como su lindero?” (Isaías 28:24, 25).

16 Jehová “ara [...] para sembrar” y “afloja y rastrilla [el] suelo”; es decir, prepara el corazón de sus siervos antes de disciplinarlos. ¿Cómo pueden los progenitores ‘arar’ el corazón de sus hijos al corregirlos? Cierto padre imitó a Jehová cuando tuvo que reprender a su pequeño de cuatro años, porque le había pegado a otro niño del vecindario. En primer lugar, el padre escuchó paciente sus excusas y, acto seguido, como si ‘arara’ su corazón, le contó un cuento de un bravucón que le hizo pasar muchas penurias a otro niño. El relato impulsó al chico a decir que el bravucón merecía castigo. Tal forma de ‘arar’ predispuso el corazón del hijo y le hizo más fácil entender que pegarle a otro niño era abusivo y no estaba bien (2 Samuel 12:1-14).

17. ¿Qué aprendemos en Isaías 28:26-29 sobre la corrección que administran los padres?

17 Isaías también asemejó la corrección de Jehová a otra labor agrícola: la trilla. Los agricultores usan diversos utensilios dependiendo de la dureza de la cascarilla del grano: una vara para el ajenuz, que es más tierno; un palo para el comino, y un trillo o una rueda de carreta para los granos más resistentes. Con todo, no los pisan hasta el punto de triturarlos. De igual modo, cuando Jehová quiere eliminar algún rasgo indeseable de sus siervos, utiliza el método más apropiado según las necesidades y circunstancias existentes. Nunca actúa con arbitrariedad o dureza (Isaías 28:26-29). Hay hijos que reaccionan ante una simple mirada; otros necesitan que se les recuerden las cosas varias veces, e incluso algunos quizá requieran acciones más persuasivas. Los padres razonables administrarán corrección según las necesidades individuales.

Estudios de familia amenos

18. ¿Cómo pueden los padres comprar tiempo para un estudio regular de la Biblia en familia?

18 Entre las mejores maneras de instruir a los hijos figuran la de tener un estudio regular de la Biblia en familia y la de efectuar un análisis diario de un pasaje bíblico. Las sesiones de estudio son mucho más efectivas cuando son periódicas. Si se dejan al azar o no se planean, lo más probable es que sean muy esporádicas, en el mejor de los casos. De ahí que los padres deban ‘comprar tiempo’ para el estudio (Efesios 5:15-17). La verdad es que supone un reto encontrar un espacio de tiempo fijo que sea conveniente para toda la familia. Un padre se dio cuenta de que conforme crecían sus hijos se hacía cada vez más difícil reunirlos a todos debido a que tenían horarios distintos. Sin embargo, siempre estaban juntos las noches en que se reunía la congregación, así que el padre organizó el estudio de familia para una de esas noches, y surtió efecto. Sus tres hijos son siervos de Jehová bautizados.

19. ¿Cómo pueden los padres imitar a Jehová al dirigir el estudio de familia?

19 Ahora bien, no basta con abarcar cierta información basada en las Escrituras. Jehová utilizó a los sacerdotes, quienes ‘exponían y ponían significado’ a la Ley, “dando entendimiento en la lectura”, para enseñar a los israelitas restaurados (Nehemías 8:8). Un padre que logró que sus siete hijos llegaran a amar a Jehová se retiraba siempre a su habitación antes del estudio con la idea de prepararse y adaptar la información a las necesidades de cada cual. Así conseguía que fuera ameno. “Las sesiones de estudio siempre fueron divertidas —recuerda uno de los hijos, ya adulto—. Si nos llamaban para el estudio de familia cuando estábamos en el jardín jugando a la pelota, la guardábamos al instante y entrábamos corriendo a la casa. Era una de las tardes más agradables de la semana.”

20. ¿Qué posible problema en la crianza de los hijos queda por analizar?

20 El salmista dijo: “¡Miren! Los hijos son una herencia de parte de Jehová; el fruto del vientre es un galardón” (Salmo 127:3). La educación de los hijos conlleva tiempo y esfuerzo, pero hacerlo como es debido puede reportarles vida eterna. ¡Qué magnífica recompensa! Por lo tanto, imitemos al máximo a Jehová al instruir a los hijos. No obstante, aunque a los padres se les encomiende el deber de “cri[ar a los hijos] en la disciplina y regulación mental de Jehová”, no hay garantía de éxito (Efesios 6:4). Hasta recibiendo la mejor atención a veces se rebelan y dejan de servir a Jehová. ¿Qué hacer en tales situaciones? El próximo artículo girará en torno a ese tema.

[Nota]

^ párr. 9 Las experiencias que se relatan en este artículo y el siguiente tal vez procedan de países con culturas diferentes a la nuestra. Tratemos de aislar los principios implicados y apliquémoslos en nuestro entorno cultural.

¿Qué responderíamos?

• ¿Cómo pueden los padres imitar el amor de Jehová descrito en Deuteronomio 32:11, 12?

• ¿Qué hemos aprendido de la manera en que Jehová se comunicó con los israelitas?

• ¿Qué nos enseña el que Jehová accediera a la súplica de Lot?

• ¿Qué hemos aprendido sobre la corrección de los hijos en Isaías 28:24-29?

[Preguntas del estudio]

[Ilustración de las páginas 8 y 9]

Moisés asemejó la educación que Jehová da a sus siervos al comportamiento de un águila con sus polluelos

[Ilustraciones de la página 10]

Los padres tienen que dedicar tiempo a los hijos

[Ilustración de la página 12]

“Era una de las tardes más agradables de la semana”