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 TEMA DE PORTADA

Cómo hacer las paces

Cómo hacer las paces

Luis y Jorge eran vecinos y se llevaban muy bien. * Pero un día, Jorge hizo una fiesta que duró hasta la madrugada. Luis fue a reclamarle de mala manera por el escándalo, Jorge se ofendió y terminaron discutiendo. A partir de ese momento dejaron de hablarse.

LO QUE les pasó a Luis y Jorge es muy común. Cuando dos personas tienen un desacuerdo, suelen enojarse y culparse la una a la otra. Y si ninguna de las dos cede, su amistad puede verse muy afectada.

¿Le ha pasado esto alguna vez? ¿Verdad que es una situación desagradable? A casi nadie le gusta tener problemas con sus vecinos y amigos. ¿Cómo podemos llevarnos bien con ellos aunque de vez en cuando haya roces? ¿Es posible superar las actitudes negativas y los sentimientos heridos? ¿Se pueden arreglar las cosas sin pelear?

Veamos otra vez el caso de Luis y Jorge. ¿Por qué dejaron de hablarse? Porque los dos tomaron varias decisiones equivocadas: 1) Jorge fue desconsiderado; 2) Luis fue a reclamarle de mala manera, lo cual ofendió a Jorge; 3) los dos perdieron la calma, y 4) ninguno quiso ceder.

Con el tiempo, Luis y Jorge se dieron cuenta de su error, dejaron a un lado sus diferencias e hicieron las paces. ¿Cómo lo lograron? Poniendo en práctica algunos principios útiles que han ayudado a muchas personas a resolver los conflictos e incluso a fortalecer su amistad.

Estos principios se encuentran en el libro de mayor distribución del mundo, la Biblia. Gracias a ella podemos cultivar cualidades como la prudencia, la amabilidad, el amor y la paciencia. Estas cualidades promueven la paz y sanan las heridas emocionales (Proverbios 14:29; 1 Corintios 13:4, 5).

Luis y Jorge no son los únicos que se han beneficiado del poder que tiene la  Biblia para cambiar la vida de la gente. Muchas otras personas han logrado vencer características negativas de su personalidad que estaban muy arraigadas. Veamos dos ejemplos: Robert, que vive en Australia, logró controlar su carácter agresivo, y Nelson, de Timor Oriental, venció el odio y se hizo amigo de alguien que había sido su enemigo. ¡Despertad! habló con ellos para saber cómo los ayudó la Biblia.

ENTREVISTA 1

ROBERT, háblenos de su crianza.

Crecí en una familia infeliz. Mi padre era muy violento y me golpeaba. A veces me dejaba inconsciente y sangrando. A raíz de eso, me volví muy violento. De adolescente pasé dos años en un reformatorio. Más tarde cometí un delito y terminé en una cárcel de máxima seguridad. Cuando salí de allí, me mudé a Australia con la intención de empezar una nueva vida.

De joven, Robert era muy violento y estuvo en prisión

¿Y le ayudó la mudanza a ser mejor persona?

No fue tanto la mudanza, sino las cosas que me enseñaron de la Biblia los testigos de Jehová. De todos modos me costaba mucho controlar mi temperamento, y eso me frustraba y me hacía sentir inútil. Un día estuve pensando en las palabras de Proverbios 19:11: “La perspicacia del hombre ciertamente retarda su cólera, y es hermosura de su parte pasar por alto la transgresión”. Como quería tener esa perspicacia, traté de descubrir las razones por las que sentimos, hablamos y actuamos de ciertas maneras. Poco a poco me hice más comprensivo, más paciente y menos rencoroso.

¿Nos puede dar un ejemplo?

Una vez ofendí sin querer a un amigo y me lo echó en cara enfrente de todo el mundo. ¡Qué vergüenza sentí! Enseguida recordé que la Biblia dice: “No devuelvan mal por mal a nadie”, y me disculpé (Romanos 12:17). Cuando mi amigo se tranquilizó, hablamos en privado y me contó que estaba teniendo serios problemas familiares. Hicimos las paces y más tarde me regaló un abrigo muy bonito. No quiero ni pensar en lo que habría pasado si hubiera reaccionado como lo hacía antes.

¿Cómo resuelve sus problemas familiares?

Mi esposa y yo tenemos un hijo de 20 años, y como todas las familias tenemos nuestros roces. Pero he aprendido muchas cosas de la Biblia, entre ellas lo importante que es pedir perdón. Cuando uno dice “lo siento” de corazón, se evitan los problemas o se resuelven más fácilmente.

 ENTREVISTA 2

NELSON, usted tiene una gran sonrisa y es muy agradable. Pero hubo un tiempo en el que estaba lleno de odio, ¿verdad?

Sí. Cuando era joven, me uní a un grupo político que se oponía al gobierno. También odiaba a un partido rival que estaba tratando de apoderarse de mi distrito. Quería ser mejor luchador, así que aprendí artes marciales y le daba una paliza a todo el que me hacía enojar.

Cuando era joven, Nelson se unió a un grupo político que se oponía al gobierno

¿Qué lo hizo cambiar?

Comencé a estudiar la Biblia y a poner en práctica sus enseñanzas, sobre todo dos que me impresionaron mucho. La primera dice: “Todas las cosas que quieren que los hombres les hagan, también ustedes de igual manera tienen que hacérselas a ellos” (Mateo 7:12). Y la otra dice: “Tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo” (Mateo 22:39). Los testigos de Jehová, quienes me enseñaban las verdades de la Biblia, demostraban esta clase de amor a todas las personas sin importar su raza. Yo quería ser como ellos, y por lo visto lo logré, pues los que me conocían de antes se quedaron asombrados por mis cambios y dejaron de tenerme miedo.

¿Volvió a perder el control alguna vez?

En público no, pero en casa a veces me costaba controlarme. De hecho, en una ocasión me enojé y le di un golpe a mi esposa. ¡Me arrepiento tanto de lo que hice...! Ella me perdonó y eso me dio más fuerzas para luchar contra mi carácter.

Usted dice que las personas dejaron de tenerle miedo. ¿Recuerda algún caso?

Sí. Un día me encontré con un miembro importante del partido político que mencioné antes. Se llamaba Augusto. Al principio fue muy cauteloso, pero yo lo saludé amablemente, le dije que dejáramos atrás el pasado y lo invité a mi casa. Él aceptó. Estaba tan sorprendido por mis cambios que empezó a estudiar la Biblia. Ahora Augusto no es solo mi amigo; también es mi hermano espiritual.

 “Sean pacíficos con todos los hombres”

Las personas tienen desacuerdos por distintas razones, y algunas pueden ser complicadas. Además, no todo el mundo está dispuesto a hacer las paces. Por eso, la Biblia da este consejo realista: “Si es posible, en cuanto dependa de ustedes, sean pacíficos con todos los hombres” (Romanos 12:18).

Los casos que se mencionan en este artículo demuestran que la Biblia está llena de sabiduría y que sus consejos sí funcionan; tienen el poder de eliminar características negativas muy arraigadas en nuestra personalidad (2 Corintios 10:4). En Proverbios 3:17, 18, la Biblia dice que los caminos de la sabiduría son agradables y que en sus sendas hay paz. Y añade que la sabiduría es como un árbol que da vida a quienes se acercan a ella y que los que la consiguen llegan a ser felices.

Nelson y Augusto ahora son buenos amigos

¿Le gustaría ser una persona más alegre y pacífica? ¿Desea tener amigos que no le den la espalda cuando surjan problemas? En ese caso, la Biblia le enseñará cómo lograrlo.

^ párr. 3 Se han cambiado los nombres.