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Más que simples juguetes

Más que simples juguetes

Más que simples juguetes

LOS egipcios las hacían con pedazos lisos de madera, los japoneses con papel doblado, los alemanes con porcelana y los esquimales con piel de foca. Las personas adultas las coleccionan y las niñas las miman. ¿De qué hablamos? De las muñecas.

“La mayoría de las figuras semejantes a muñecas de los primeros tiempos eran objetos mágicos o religiosos, no juguetes”, afirma The World Book Encyclopedia. Los antiguos egipcios pintaban prendas de vestir decoradas sobre pequeños trozos de madera en forma de paleta y luego los adornaban con sartas de cuentas de arcilla para representar el cabello. Después colocaban estas “muñecas paleta” en las tumbas de sus muertos creyendo que les harían de sirvientes en la otra vida. En las Antillas, las personas que querían vengarse de alguien clavaban alfileres en muñecos de vudú con la esperanza de causarles daño a sus enemigos.

En muchas culturas, las muñecas estaban vinculadas a los ritos de fertilidad. Por ejemplo, en la antigua Grecia, las muchachas las depositaban en el altar de Ártemis —la diosa de la fertilidad— poco antes de casarse. En nuestros días, las mujeres de la tribu ashanti de Ghana (África), llevan una muñeca en la cinturilla de sus faldas con la esperanza de que les ayude a tener hijos hermosos. En Siria, algunas jóvenes las cuelgan en sus ventanas para anunciar que están en edad casadera.

Por otra parte, en Japón, las muñecas son el tema de una celebración denominada Hina Matsuri, o fiesta de las Muñecas, que se lleva a cabo todos los años el día 3 de marzo. Esta festividad, también conocida como la fiesta de las niñas, “se deriva de varias costumbres diferentes”, señala la obra Japan—An Illustrated Encyclopedia. Y añade: “Una de ellas es un rito de purificación chino que se celebraba a orillas de un río a principios del tercer mes lunar. Durante el período Heian (794-1185), los cortesanos hacían llevar adivinos al palacio el tercer día del tercer mes para que los libraran de sus impurezas, las cuales eran transferidas a imágenes de papel [...] que se arrojaban al río o al mar”.

Muñecas para jugar

Durante el período Edo (1603-1867), en Japón se diseñaron muñecas especialmente para los más pequeños. Se les daba la apariencia de personas reales y contaban con una variedad de trajes. A otros tipos de muñecas las dotaron de movimiento por medio de cables, muelles, poleas y engranajes de madera. Una incluso era capaz de llevar una taza de té a un invitado y volver con la taza vacía.

Una enciclopedia asegura que, antes del siglo XVIII, en los países occidentales “la infancia no era tal y como la conocemos hoy. Se consideraba a los niños como pequeños adultos y se esperaba que actuaran como tales”. Las muñecas eran tanto para los grandes como para los chicos. Pero durante el siglo XIX se reconoció que el juego cumple un papel importante en el desarrollo infantil. Como resultado, en Europa prosperó la industria de las muñecas.

Ya en 1824, los alemanes habían creado un mecanismo que permitía a sus muñecas decir “mamá” y “papá”. Años más tarde, todavía en el siglo XIX, fabricaron muñecas que caminaban. El inventor americano Thomas Edison incluso diseñó un tocadiscos en miniatura que lograba que algunas muñecas “hablaran”. Mientras tanto, los franceses crearon la Bébé Gourmand, que podía comer. También destacaron por sus muñecas tipo maniquí, que venían vestidas con trajes muy elaborados y para las que se vendían accesorios como peinetas, prendas de piel, abanicos y muebles.

Durante el siglo XX hubo un crecimiento extraordinario en la producción de muñecas. El empleo del plástico en la década de 1940 permitió fabricar modelos más baratos que a la vez tenían muchos detalles. La muñeca Barbie de plástico ha dominado el mercado desde su aparición en 1959, pues se han vendido más de mil millones de unidades; tan solo en el año 1997, su creador ganó más de 1.800 millones de dólares gracias a ella.

Instrumentos didácticos

Los indios pueblo del suroeste de Estados Unidos utilizaban muñecos kachina, tallados en raíces de cactus o en pino, para enseñar a sus hijos sobre las deidades de su tribu. Durante una ceremonia especial, un miembro de la comunidad se vestía y actuaba como uno de los dioses. Después, los padres daban a sus hijos un muñeco con la forma de ese dios para que jugaran y así se familiarizaran con el dios.

Las muñecas y muñecos “proporcionan una vía para canalizar los sentimientos heridos, la cólera y otras emociones infantiles —explica The World Book Encyclopedia—. [...] Este tipo de juguetes permite a los niños ensayar los papeles que esperan desempeñar cuando crezcan”. Durante la fiesta del día de los Niños que se celebra en Japón cada mes de mayo, se expone la figura de un joven vestido con la armadura completa de un guerrero tradicional. Este muñeco se utiliza como modelo para animar a los jóvenes a convertirse —de acuerdo con la cultura local— en miembros fuertes y respetables de la sociedad.

Debido al vínculo emocional que se forma entre los niños y estos juguetes, los padres sensatos se tomarán en serio la influencia que pueden tener en el desarrollo de sus hijos. Por ejemplo, hay quienes opinan que la apariencia física y el guardarropa ilimitado de ciertas muñecas podrían tener un efecto negativo en las niñas. Una de sus detractoras asegura que tales muñecas pueden corromper “a las niñas pequeñas con mensajes superficiales que dan más importancia a la apariencia que a la personalidad”.

En todo caso, cualquiera que haya presenciado alguna vez los juegos infantiles sabe que sea que las muñecas estén hechas de tela, papel, madera, plástico o cualquier otro material, son algo más que simples juguetes. Son las amigas, compañeras de juego e incluso confidentes de la infancia.

[Recuadro de la página 27]

Renace el interés por las muñecas antiguas

Coleccionar muñecas se ha convertido en un pasatiempo muy popular, que cobró auge en la década de 1970 y ha dado lugar a la creación de un mercado internacional. Los coleccionistas buscan todo tipo de muñecas: desde las baratas de plástico hasta otras poco comunes como las Kämmer y Reinhardt. Una de estas, fabricada en Alemania a principios del siglo XX, se vendió en una subasta por 277.500 dólares. Entre las colecciones más grandes está la del Strong National Museum of Play de la ciudad de Rochester (Nueva York, EE.UU.), que cuenta con unas doce mil piezas.

[Ilustración y recuadro de la página 28]

Las muñecas, un asunto que debe preocupar a los padres

¿Cómo proteger a los hijos de la influencia potencialmente dañina de algunos de estos juguetes? El diario The Washington Post lamentaba: “Como solía hacer la industria del tabaco, por lo general las industrias del entretenimiento y del juguete no se hacen responsables de sus productos, y es muy improbable que vayan a hacer cambios por iniciativa propia”. Es obvio que los padres deben asumir la responsabilidad.

La Biblia ordena a los padres que impartan diariamente a sus hijos enseñanza edificante (Deuteronomio 6:6-9; Proverbios 22:6). ¿Cómo podrían hacerlo a fin de protegerlos de la influencia potencialmente dañina que ejercen algunas muñecas? Una madre cuenta que leyó con su hija lo que se explica en 1 Timoteo 2:9 sobre la vestimenta modesta, y luego razonó con ella sobre el asunto. La conversación fue más o menos así:

—Hijita, ¿qué parecen estas muñecas, niñas o mujeres?

—Mujeres.

—¿Por qué?

—Porque tienen cuerpo de mujer. Además, la ropa y los zapatos que llevan son de mujer.

—Así es. Y después de lo que hemos leído en la Biblia, ¿crees que la ropa que llevan estas muñecas es el tipo de ropa que deberían llevar las cristianas?

—No.

—¿Y por qué no?

—Porque las faldas son muy cortas, [...] las blusas son muy escotadas, [...] y la tela se les pega al cuerpo.

Hay que reconocer que enseñar a los hijos los principios divinos para que razonen adecuadamente requiere esfuerzo, pero merece la pena. A muchas personas les ha sido útil el libro Aprendamos del Gran Maestro, editado por los testigos de Jehová para ayudar a los padres a inculcar las normas bíblicas en sus hijos.

Lo invitamos a obtener un ejemplar de esta publicación ilustrada de 256 páginas, para lo cual solo tiene que escribir a Testigos de Jehová, 25 Columbia Heights, Brooklyn, NY 11201-2483, o a la dirección que corresponda de las que aparecen en la página 5 de esta revista, indicando que desea recibir un ejemplar.

[Ilustración de la página 26]

Muñeco que sirve el té (Japón)

[Ilustración de la página 26]

Muñeca Bru (Francia)

[Reconocimientos de la página 26]

Arriba: © SHOBEI Tamaya IX; centro: gentileza del Strong National Museum of Play (Rochester, Nueva York); abajo: © Christie’s Images Ltd