Las Buenas Noticias según Lucas 7:1-50
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Notas de estudio
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Cuando Jesús habló de los que vivían en “casas de reyes”, es posible que sus oyentes pensaran en los lujosos palacios construidos por Herodes el Grande (Mt 11:8; Lu 7:25). En la foto se ven los restos de una parte del palacio de invierno que construyó en Jericó. El edificio tenía un área de recepción con columnas que medía 29 por 19 m (95 por 62 ft), patios con columnas rodeados de muchas habitaciones, y una casa de baños con un sistema de calefacción y refrigeración propio de la época. Junto al palacio había un jardín de varios niveles. Es posible que este palacio se quemara durante una revuelta que ocurrió unas décadas antes de que Juan el Bautista comenzara su ministerio. Fue reconstruido por Arquelao, el hijo de Herodes.

Algunos mercados, como el que se ve aquí, se situaban en una calle. Los vendedores llenaban sus puestos con tanta mercadería que a veces bloqueaban el paso. Allí se podían comprar artículos para la casa, recipientes de barro, costosos objetos de vidrio y también alimentos frescos. Como entonces no había refrigeradores, había que ir al mercado todos los días a comprar provisiones. En los mercados, la gente se ponía al día con las noticias que traían los comerciantes o los visitantes, los niños jugaban y los que estaban sin trabajo esperaban a que los contrataran. En las plazas de mercado, Jesús curó enfermos y Pablo predicó (Hch 17:17). Y a los orgullosos escribas y fariseos les gustaba llamar la atención y que los saludaran en estas áreas públicas.

En tiempos bíblicos, se hacían flautas de caña o incluso de hueso o marfil. La flauta era uno de los instrumentos musicales más populares. Se tocaba en ocasiones felices, como banquetes y bodas (1Re 1:40; Is 5:12; 30:29), algo que imitaban los niños en los lugares públicos. También se tocaba en ocasiones tristes. Los plañideros profesionales a menudo iban acompañados de flautistas que tocaban melodías de duelo. El trozo de flauta que se ve aquí se encontró en Jerusalén en una capa de escombros de cuando los romanos destruyeron el templo. Mide unos 15 cm (6 in) de largo y parece que está hecho de un hueso de la pata de una vaca o de un buey.

Estos pequeños frascos de perfume originalmente se hacían de un tipo de piedra que había cerca de Alabastrón (Egipto). Con el tiempo, esta piedra, una forma de carbonato cálcico, se llegó a conocer con el mismo nombre. El frasco que se muestra aquí se descubrió en Egipto y data de entre los años 150 antes de nuestra era y 100 de nuestra era. También se usaba un material menos costoso, el yeso, para hacer frascos parecidos; a estos también se los llamaba alabastros, sencillamente por el uso que se les daba. Pero los frascos hechos de alabastro genuino eran los que se usaban para los ungüentos y perfumes más caros, como los que le aplicaron a Jesús en dos ocasiones: una en la casa de un fariseo en Galilea y otra en la casa de Simón el leproso, en Betania.