Juan 19:1-42
Notas
Notas de estudio
le dieran latigazos. Por lo general, los latigazos eran el castigo que precedía a la ejecución en un madero. Después de ceder ante los judíos que pedían a gritos que se ejecutara a Jesús y se liberara a Barrabás, Pilato entonces mandó que se llevaran a Jesús y “le dieran latigazos” (Mt 20:19; 27:26). La manera más cruel de dar latigazos era usando un instrumento llamado flagelo. Se componía de un mango al que se le sujetaban varias cuerdas o tiras de cuero. Es probable que a esas tiras se les añadiera peso con piezas puntiagudas de hueso o metal para hacer más dolorosos los golpes.
corona. Además del manto púrpura (que se menciona en este versículo), a Jesús le dieron una corona de espinas y, según Mt 27:29, una caña como cetro, como si fueran símbolos de realeza, para burlarse de él.
Lo vistieron de púrpura. Esto fue una forma de burlarse de Jesús y su reinado. En Mateo (27:28) se dice que los soldados le pusieron “un manto rojo escarlata” a Jesús. Este era un tipo de manto que usaban los reyes, magistrados u oficiales militares. En Marcos y Juan (19:2) se dice que era púrpura, pero antiguamente se llamaba púrpura a cualquier color que fuera una mezcla de rojo y azul. Además, el ángulo, el reflejo de la luz y el fondo podían hacer que la percepción de un color variara de una persona a otra. Estas variaciones demuestran que los escritores de los Evangelios no se copiaron unos a otros al redactar sus relatos.
corona. Ver la nota de estudio de Mr 15:17.
le pusieron un manto púrpura. Ver la nota de estudio de Mr 15:17.
Viva. O “Salve”. Lit. “Alégrate”. Los soldados aclamaban a Jesús como aclamarían a César. Está claro que se burlaban de Jesús porque afirmaba que era rey.
Viva. Ver la nota de estudio de Mt 27:29.
¡Miren! ¡El hombre! Estas palabras de Pilato parecen reflejar una mezcla de respeto y compasión. Aunque Jesús estaba golpeado y herido, demostraba tanta dignidad y serenidad que hasta Pilato tuvo que reconocerlo. La Vulgata traduce estas palabras como “ecce homo”. Esta expresión ha servido de inspiración para muchas obras de arte. Los que conocían las Escrituras Hebreas y escucharon estas palabras de Pilato tal vez recordaran la descripción profética que se hace del Mesías en Zac 6:12: “Aquí está [o “Mira,”] el hombre que se llama Brote”.
Nosotros tenemos una ley. Viendo que las acusaciones de carácter político no estaban funcionando, los judíos demostraron sus verdaderas intenciones y acusaron a Jesús de blasfemia, que era un cargo de carácter religioso. Este fue el mismo cargo que habían presentado horas antes delante del Sanedrín. Pero para Pilato era nuevo.
nace de nuevo. Aquí Jesús le explica a Nicodemo que la persona que quiera ver el Reino de Dios tiene que nacer por segunda vez. La respuesta de Nicodemo en el versículo 4 indica que entendió las palabras de Jesús literalmente, es decir, que la persona tendría que volver a nacer como humano. Sin embargo, Jesús explica a continuación que este segundo nacimiento implicaría nacer “del espíritu” (Jn 3:5). Los que llegaran a ser hijos de Dios no nacerían “de sangre ni por voluntad humana ni por la voluntad de un hombre”, sino que nacerían “de Dios” (Jn 1:12, 13). Pedro usa una expresión bíblica parecida en 1Pe 1:3, 23, donde dice que los cristianos ungidos reciben “un nuevo nacimiento”. En Jn 3:3, se usa el término griego ánōthen, que normalmente significa ‘de lo alto’ o ‘de arriba’ (Jn 3:31; 19:11; Snt 1:17; 3:15, 17). Por eso, aunque la mayoría de las Biblias usan la expresión nacer de nuevo, muchas lo traducen como “nacer de lo alto” o “nacer de arriba”. Todas estas traducciones transmiten la idea de que los que entrarían en el Reino tendrían un nuevo nacimiento “de Dios” o, lo que es lo mismo, de arriba (1Jn 3:9). Pero, por la respuesta de Nicodemo, parece que en este contexto el término griego también se puede entender como ‘otra vez’ o ‘de nuevo’.
de arriba. O “del cielo”. El término griego ánōthen se traduce como “de arriba” aquí y en Snt 1:17; 3:15, 17. Este mismo término aparece en Jn 3:3, 7, donde se puede traducir como “de nuevo” y “otra vez”, o como “de arriba” y “de lo alto”. Ver la nota de estudio de Jn 3:3.
del hombre. Aquí no parece que Jesús se estuviera refiriendo a Judas Iscariote ni a una persona en particular. Más bien, parece que estaba pensando en todos los que habían tenido algo que ver con el pecado de matarlo. Entre ellos estaban Judas, “los sacerdotes principales y todo el Sanedrín”, e incluso “las multitudes” a las que habían convencido para que pidieran la libertad de Barrabás (Mt 26:59-65; 27:1, 2, 20-22; Jn 18:30, 35).
César. O “el emperador”. Durante el ministerio terrestre de Jesús, el emperador romano era Tiberio. Pero el término César no solo se aplicaba al emperador que estuviera gobernando, también podía referirse a la autoridad civil romana, o el Estado, y a sus representantes oficiales, a quienes Pablo llamó “las autoridades superiores” y Pedro llamó el “rey” y sus “gobernadores” (Ro 13:1-7; 1Pe 2:13-17; Tit 3:1). Ver glosario.
amigo de César. Este era un título de honor que con frecuencia se les daba a los gobernadores provinciales en el Imperio romano. Pero aquí parece que los líderes judíos lo estaban usando de forma más general para dar a entender que Pilato podía ser acusado de permitir alta traición. En ese tiempo, el César que gobernaba era Tiberio, un emperador que tenía la reputación de ejecutar a todos los que consideraba desleales, aunque fueran oficiales de alto rango. Un ejemplo de esto fue Lucio Elio Sejano. Él era el comandante de la guardia pretoriana y tenía el título oficial de “amigo de César”. Se le podía considerar el segundo al mando después de Tiberio. Mientras tuvo poder, el influyente Sejano le demostró su favor a Pilato protegiéndolo y apoyándolo. Pero, en el año 31 de nuestra era, Tiberio se volvió en contra de Sejano, lo acusó de sedición y ordenó ejecutarlos a él y a muchos de sus partidarios. Esto había sucedido poco antes de que llevaran a Jesús ante Pilato. Así que Pilato sabía que su vida correría peligro si los saduceos se quejaban al emperador y lo acusaban de no ser amigo de César. Como ya había molestado a los judíos, no quiso arriesgarse a tener más problemas con ellos, y mucho menos a que lo acusaran de deslealtad. Por eso parece que, por miedo al desconfiado emperador, Pilato condenó a muerte a Jesús, aunque sabía que era inocente.
César. Ver la nota de estudio de Mt 22:17.
tribunal. Por lo general era una plataforma elevada, al aire libre, donde se sentaban las autoridades para dirigirse a las multitudes y anunciarles sus decisiones judiciales.
hebreo. En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.
tribunal. Ver la nota de estudio de Mt 27:19.
Empedrado. En hebreo se llamaba Gábbatha, un término de origen desconocido y que quizás signifique ‘colina’, ‘lugar alto’ o ‘espacio abierto’. El nombre griego, Lithóstrōton (“suelo de piedra”), podría referirse a un sencillo suelo de piedras o a un suelo decorativo. De hecho, algunos expertos creen que las piedras tal vez formaban un mosaico. No se conoce la ubicación exacta del lugar. Puede que fuera una zona abierta enfrente del palacio de Herodes el Grande, pero algunos especialistas proponen otros lugares.
hebreo. Ver la nota de estudio de Jn 5:2.
el día de la preparación. Parece que Marcos escribe pensando sobre todo en lectores no judíos. Por eso explica que este día es la víspera del sábado, una aclaración que no se hace en ningún otro Evangelio (Mt 27:62; Lu 23:54; Jn 19:31). Ese día los judíos se preparaban para el sábado cocinando las comidas del día siguiente y terminando cualquier trabajo que no podía esperar hasta después del sábado. En este caso, el día de la preparación fue el 14 de nisán. Ver glosario.
aquel era un sábado grande. El 15 de nisán, que era el día después de la Pascua, siempre se consideraba un sábado, sin importar en qué día de la semana cayera (Le 23:5-7). Cuando este sábado especial coincidía con el sábado semanal (el séptimo día de la semana judía que iba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado), se convertía en un sábado “grande”. Como el día después de la muerte de Jesús fue un sábado de este tipo, se deduce que Jesús murió un viernes. Entre los años 31 y 33 de nuestra era, el único año en el que el 14 de nisán cayó en viernes fue el año 33. Esto permite concluir que Jesús murió el 14 de nisán del año 33 de nuestra era.
la hora tercera. Es decir, cerca de las 9 de la mañana. Algunos señalan aquí una aparente discrepancia entre este relato y el de Jn 19:14-16, donde se dice que Pilato entregó a Jesús para que lo ejecutaran “cerca de la hora sexta”. Aunque las Escrituras no aclaran las razones de esta diferencia, puede deberse a varios factores. Los relatos de los Evangelios coinciden en términos generales en los tiempos de los sucesos que ocurrieron durante el último día de Jesús en la tierra. Los cuatro relatos dicen que los sacerdotes y los ancianos se reunieron después del amanecer y luego llevaron a Jesús ante el gobernador romano Poncio Pilato (Mt 27:1, 2; Mr 15:1; Lu 22:66-23:1; Jn 18:28). Mateo, Marcos y Lucas indican que, cuando Jesús ya estaba en el madero, cayó una oscuridad sobre la tierra desde “la hora sexta hasta la hora novena” (Mt 27:45, 46; Mr 15:33, 34; Lu 23:44). Algo que puede haber influido en la hora que se dio para la ejecución de Jesús es que algunos consideraban los latigazos parte del proceso de ejecución. A veces la víctima moría a consecuencia de los terribles latigazos. En el caso de Jesús, fueron tan fuertes que, aunque al principio llevaba el madero de tormento él mismo, después otro hombre tuvo que cargarlo por él (Lu 23:26; Jn 19:17). Si los latigazos se consideraban el comienzo del proceso de ejecución, tuvo que pasar algún tiempo hasta que Jesús fue clavado al madero de tormento. Mt 27:26 y Mr 15:15 apoyan esta idea al mencionar los latigazos y justo después la ejecución en el madero. Por eso es posible que se dieran diferentes horas para la ejecución, dependiendo de cuándo se entendiera que empezaba el proceso. Esto explicaría por qué a Pilato le sorprendió que Jesús muriera tan pronto después de haber sido clavado en el madero (Mr 15:44). Por otra parte, los escritores bíblicos a menudo seguían la costumbre de dividir el día en cuatro partes de tres horas cada una, como se hacía con la noche. De ahí que hablaran a menudo de las horas tercera, sexta y novena, contando a partir del amanecer, a eso de las 6 de la mañana (Mt 20:1-5; Jn 4:6; Hch 2:15; 3:1; 10:3, 9, 30). Además, la gente en general no tenía relojes precisos, así que a menudo se daban horas aproximadas, como ocurre en Jn 19:14, donde se usa “cerca de” (Mt 27:46; Lu 23:44; Jn 4:6; Hch 10:3, 9). En resumen, al hablar de la ejecución de Jesús, puede que Marcos se refiriera tanto a los latigazos como al momento en que fue clavado en el madero, mientras que Juan se refiriera únicamente al momento en que fue clavado en el madero. También puede que los dos escritores redondearan la hora: que Marcos se refiriera a la última hora del primer periodo del día (es decir, cerca de las 9 de la mañana) y Juan se refiriera a la última hora del segundo periodo del día (es decir, cerca de las 12). Además, el propio Juan usó “cerca de” cuando dio la hora de la ejecución. Todos estos factores pueden explicar la diferencia en la hora de la ejecución que da cada relato. Por último, el hecho de que Juan, que escribió su Evangelio décadas después, diera una hora aparentemente diferente de la que dio Marcos muestra que Juan no copió el relato de Marcos.
el día de la preparación de la Pascua. “El día de la preparación” era como se llamaba al día antes del sábado semanal, en el que los judíos se preparaban para el sábado (ver la nota de estudio de Mr 15:42). Sin embargo, en el Evangelio de Juan se añade la expresión “de la Pascua”. Los acontecimientos mencionados en los versículos anteriores transcurren durante la mañana del 14 de nisán, que era el día de la Pascua y que fue el día del juicio y la muerte de Jesús. Este día de la Pascua había empezado la noche anterior y, como muestran los demás Evangelios, Jesús y sus apóstoles ya habían comido la cena de la Pascua esa noche (Mt 26:18-20; Mr 14:14-17; Lu 22:15). Cristo siempre cumplió todos los mandatos de la Ley, incluido el de celebrar la Pascua el 14 de nisán (Éx 12:6; Le 23:5). Ahora bien, aunque el 14 de nisán del año 33 era el día de la Pascua, también podía considerarse “el día de la preparación de la Pascua”. Esto se debe a que los judíos se estaban preparando para la Fiesta de los Panes Sin Levadura, que empezaba al día siguiente y duraba siete días. A todo ese periodo, como se celebraba inmediatamente después del día de la Pascua, a veces también se lo llamaba “Pascua” (Lu 22:1). Además, el día después del 14 de nisán siempre se consideraba un sábado, sin importar en qué día de la semana cayera (Le 23:5-7). Y es más, como el día 15 de nisán del año 33 cayó esa semana en sábado, este día fue un sábado “grande” o doble. Ver la nota de estudio de Jn 19:31.
cerca de la hora sexta. Es decir, cerca de las 12 del mediodía. Para saber más sobre la aparente discrepancia entre este relato y el de Marcos, donde se dice que Jesús fue clavado al madero en “la hora tercera”, ver la nota de estudio de Mr 15:25.
madero de tormento. O “madero de ejecución”. Ver glosario, madero y madero de tormento. Ver también las notas de estudio de Mt 10:38 y 16:24, donde se usa este término con sentido figurado.
hebreo. En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.
Cargando con su propio madero de tormento. Según el relato de Juan, Jesús fue quien cargó con su madero de tormento. Sin embargo, los demás Evangelios (Mt 27:32; Mr 15:21; Lu 23:26) dicen que se obligó a Simón de Cirene a llevar el madero al lugar de la ejecución. A veces Juan condensa su relato y con frecuencia no repite datos que ya se mencionan en los otros Evangelios. Por eso aquí no da el detalle de que se obligó a Simón a prestar este servicio.
madero de tormento. Ver la nota de estudio de Mt 27:32.
Lugar de la Calavera. La expresión griega Kraníou Tópon traduce la palabra de origen hebreo Gólgota (ver la nota de estudio de Gólgota en este versículo. Para ver un análisis sobre cómo se usa el término “hebreo” en las Escrituras Griegas Cristianas, consultar la nota de estudio de Jn 5:2). Algunas traducciones bíblicas usan el término Calvario en Lu 23:33. Este término viene de la palabra latina calvaria, que significa ‘calavera’ y se usa en la Vulgata.
Gólgota. Nombre que procede de un término hebreo (gulgóleth) que significa ‘cráneo’ o ‘calavera’ (comparar con Jue 9:53; 2Re 9:35, donde este mismo término se traduce como “cráneo”). En tiempos de Jesús, este lugar estaba fuera de las murallas de Jerusalén. Aunque no se sabe su ubicación exacta, la tradición dice que se encontraba donde actualmente está la iglesia del Santo Sepulcro y algunos creen que es razonable pensar que estaba cerca de allí (ver apén. B12). La Biblia no dice que estuviera sobre una colina, pero sí dice que algunos vieron la ejecución desde lejos (Mr 15:40; Lu 23:49).
madero de tormento. O “madero de ejecución”. Ver glosario, madero y madero de tormento.
hebreo. En las Escrituras Griegas Cristianas, los escritores bíblicos inspirados llaman “hebreo” al idioma que hablaban los judíos (Jn 19:13, 17, 20; Hch 21:40; 22:2; Ap 9:11; 16:16) y al idioma que usó Jesús ya resucitado y glorificado cuando habló con Saulo de Tarso (Hch 26:14, 15). Y en Hch 6:1 se distingue entre “los judíos de habla hebrea” y “los judíos de habla griega”. Aunque algunos expertos afirman que en estos casos debería decir “arameo”, hay buenas razones para creer que está bien decir “hebreo”. Por ejemplo, en Hch 21:40 y 22:2, donde el médico Lucas dice que Pablo le habló a la gente de Jerusalén “en hebreo”, Pablo se estaba dirigiendo a personas centradas en estudiar la Ley de Moisés en hebreo. Además, la mayoría de los fragmentos y manuscritos que componen los Rollos del mar Muerto, tanto textos bíblicos como no bíblicos, están escritos en hebreo. Esto indica que era un idioma de uso diario. También se han encontrado fragmentos en arameo, aunque en mucho menor número, lo que indica que se usaban los dos idiomas. Así que parece muy poco probable que los escritores bíblicos dijeran “hebreo” si en realidad se estaban refiriendo al idioma siriaco o arameo. Las Escrituras Hebreas ya distinguían entre el “arameo” y “el idioma de los judíos” (2Re 18:26). Y Josefo, historiador judío del siglo primero, hablando de este pasaje de la Biblia, menciona el arameo y el hebreo como dos lenguas diferentes (Antigüedades judías [trad. José Vara Donado], libro X, sec. 5). Es cierto que el arameo y el hebreo tienen algunos términos parecidos y es posible que el hebreo haya adoptado algunos términos del arameo. Aun así, no parece haber razones para que los escritores de las Escrituras Griegas Cristianas dijeran “hebreo” si en realidad querían decir “arameo”.
hebreo. Ver la nota de estudio de Jn 5:2.
latín. Este es el único caso en el que se menciona el latín como idioma en el texto inspirado de la Biblia. El latín era el idioma de las autoridades romanas que gobernaban en Israel en tiempos de Jesús. Se utilizaba en las inscripciones oficiales, pero no era el idioma común de la gente. El letrero que, según Jn 19:19, se colgó encima de la cabeza de Jesús durante su ejecución tenía la acusación contra él escrita en latín, que era el idioma oficial, y en hebreo y en griego koiné. Parece que Pilato mandó hacerlo así porque en la región se hablaban varios idiomas. En las Escrituras Griegas Cristianas aparecen varias palabras y expresiones que proceden del latín. Ver glosario, latín, e “Información sobre Marcos”.
para repartirse su ropa. En Jn 19:23, 24 se añaden detalles que no se mencionan en Mateo, Marcos y Lucas. El relato combinado de los cuatro Evangelios da un cuadro más claro. Parece que los soldados romanos echaron suertes por la ropa de Jesús, incluida la túnica interior; luego dividieron la ropa “en cuatro partes, una para cada soldado”, pero se sortearon la túnica porque no querían dividirla. Al hacer esto con la ropa del Mesías, los soldados cumplieron las palabras de Sl 22:18. Parece que la costumbre era que los ejecutores se quedaran con la ropa de los condenados y todas sus pertenencias. Por eso se las quitaban antes de ejecutarlos. Esto hacía todavía más humillante aquella terrible experiencia.
tomaron su ropa y la dividieron. Ver la nota de estudio de Mt 27:35.
Salomé. Nombre que probablemente viene de una palabra hebrea que significa ‘paz’. Salomé era discípula de Jesús. Una comparación de Mt 27:56 con Mr 3:17 y 15:40 parece indicar que Salomé era la madre de los apóstoles Santiago y Juan. Mateo menciona a “la madre de los hijos de Zebedeo”, y Marcos la llama “Salomé”. Y, al comparar este relato con lo que dice Jn 19:25, se deduce que posiblemente Salomé era hermana carnal de María, la madre de Jesús. Si así fuera, Santiago y Juan serían primos hermanos de Jesús. Por otro lado, Mt 27:55, 56; Mr 15:41 y Lu 8:3 parecen dar a entender que Salomé era una de las mujeres que acompañaban a Jesús y usaban sus bienes para atenderlo.
la hermana de su madre. Ver la nota de estudio de Mr 15:40.
Clopas. Esta es la única vez que se menciona a Clopas en la Biblia. Muchos expertos concuerdan en que es el Alfeo que aparece en Mt 10:3; Mr 3:18; Lu 6:15 y Hch 1:13. Como demuestran otros casos de la Biblia, en aquel entonces no era extraño que alguien tuviera dos nombres y los usara de forma indistinta. Comparar con Mt 9:9; 10:2, 3; Mr 2:14.
el que Jesús amaba. Es decir, el discípulo al que Jesús quería especialmente. Esta es la primera de las cinco veces que se menciona a un discípulo “que Jesús [o “él”] amaba”, “a quien Jesús quería” o “al que Jesús amaba” (Jn 19:26; 20:2; 21:7, 20). Por lo general, se cree que este discípulo es el apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago (Mt 4:21; Mr 1:19; Lu 5:10). Hay varias razones para creer esto. Una es que en este Evangelio no se menciona al apóstol Juan por nombre. Solo se hace referencia a él como uno de “los hijos de Zebedeo” en Jn 21:2. Otra razón es que en Jn 21:20-24 se relaciona “el discípulo al que Jesús amaba” con el escritor del Evangelio. Y Jesús le dijo a Pedro sobre aquel apóstol: “Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?”. Estas palabras parecen dar a entender que el discípulo del que estaban hablando viviría más tiempo que Pedro y los demás apóstoles. Este detalle coincide con lo que le sucedió al apóstol Juan. Ver las notas de estudio del título de Juan y de Jn 1:6; 21:20.
al discípulo que él amaba. Es decir, el discípulo al que Jesús quería especialmente. Esta es la segunda de las cinco veces que se menciona a un discípulo “que él [o “Jesús”] amaba”, “a quien Jesús quería” o “al que Jesús amaba” (Jn 13:23; 20:2; 21:7, 20). Por lo general, se cree que este discípulo es el apóstol Juan. Ver la nota de estudio de Jn 13:23.
el que Jesús amaba. Es decir, el discípulo al que Jesús quería especialmente. Esta es la primera de las cinco veces que se menciona a un discípulo “que Jesús [o “él”] amaba”, “a quien Jesús quería” o “al que Jesús amaba” (Jn 19:26; 20:2; 21:7, 20). Por lo general, se cree que este discípulo es el apóstol Juan, hijo de Zebedeo y hermano de Santiago (Mt 4:21; Mr 1:19; Lu 5:10). Hay varias razones para creer esto. Una es que en este Evangelio no se menciona al apóstol Juan por nombre. Solo se hace referencia a él como uno de “los hijos de Zebedeo” en Jn 21:2. Otra razón es que en Jn 21:20-24 se relaciona “el discípulo al que Jesús amaba” con el escritor del Evangelio. Y Jesús le dijo a Pedro sobre aquel apóstol: “Si quiero que se quede aquí hasta que yo venga, ¿qué te importa eso a ti?”. Estas palabras parecen dar a entender que el discípulo del que estaban hablando viviría más tiempo que Pedro y los demás apóstoles. Este detalle coincide con lo que le sucedió al apóstol Juan. Ver las notas de estudio del título de Juan y de Jn 1:6; 21:20.
le dijo al discípulo: “¡Ahí tienes a tu madre!”. El amor y el interés que Jesús sentía por su madre María (aparentemente viuda en ese momento) lo motivaron a pedirle a su querido apóstol Juan que la cuidara (ver la nota de estudio de Jn 13:23). Es obvio que a Jesús le preocupaban las necesidades físicas y materiales de María. Pero sobre todo le preocupaba su bienestar espiritual. El apóstol Juan ya había demostrado su fe. En cambio, no está claro si los hermanos carnales de Jesús ya eran discípulos para ese entonces (Mt 12:46-50; Jn 7:5).
vino agrio. O “vinagre de vino”. Es probable que se refiera a un vino flojo, ácido o amargo conocido en latín como acetum (“vinagre”) o como posca cuando se diluía en agua. Era una bebida barata que tomaban los pobres, incluidos los soldados romanos, para calmar la sed. La Septuaginta también usa esta palabra griega (óxos) en Sl 69:21, donde se profetizaba que al Mesías le darían a beber “vinagre”.
vino agrio. Ver la nota de estudio de Mt 27:48.
una caña de hisopo. La palabra griega hýssōpos, traducida tradicionalmente como “hisopo”, solo aparece dos veces en las Escrituras Griegas Cristianas: aquí y en Heb 9:19. Los expertos tienen diferentes opiniones sobre cuál es la planta de la que se habla en este versículo. Algunos creen que es el “hisopo” que se menciona en las Escrituras Hebreas y que muchos dicen que es la mejorana siria (Origanum maru; Origanum syriacum) (Le 14:2-7; Nú 19:6, 18; Sl 51:7). Esta fue la planta que usaron los israelitas en Egipto para marcar con sangre del sacrificio de la Pascua los postes laterales y la parte superior del marco de la puerta de sus casas (Éx 12:21, 22). Por eso, algunos creen que estaba disponible cuando ejecutaron a Jesús, ya que probablemente se había usado para la celebración de la Pascua. Pero otros dicen que el tallo de la mejorana no sería tan fuerte como para soportar el peso de una esponja empapada en vino ni tan largo como para acercar la esponja a la boca de Jesús. Otra posibilidad es que aquí se esté hablando de un manojo de mejorana unido a una caña que luego se le acercó a la boca a Jesús. Esto concordaría con los relatos paralelos de Mt 27:48 y Mr 15:36, donde se dice que pusieron una esponja empapada en vino agrio en “una caña”.
entregó su espíritu. O “expiró”, “dejó de respirar”. El término espíritu (en griego, pnéuma) puede entenderse aquí como ‘aliento’ o ‘fuerza de vida’. Los relatos paralelos de Mr 15:37 y Lu 23:46 respaldan este sentido. En esos versículos se usa un verbo griego (ekpnéō) que literalmente significa ‘respirar afuera’ y que se traduce como “murió” (aunque, como indican las notas de estudio de esos versículos, también se puede traducir como “expiró” o “dio su último suspiro”). Algunos creen que, al usar el verbo griego que se traduce como “entregar”, se está indicando que Jesús, cuando vio que ya todo se había cumplido, voluntariamente dejó de luchar por mantenerse vivo. Estuvo dispuesto a derramar su vida hasta la muerte (Is 53:12; Jn 10:11).
el día de la preparación. Era el día antes del sábado semanal. Durante ese día los judíos se preparaban para el sábado cocinando las comidas del día siguiente y terminando cualquier trabajo que no podía esperar hasta después del sábado. En este caso, el día de la preparación fue el 14 de nisán (Mr 15:42; ver glosario, día de la preparación). La Ley mosaica indicaba que los cuerpos muertos no debían “quedarse toda la noche en el madero”, sino que tenían que enterrarse “ese mismo día” (Dt 21:22, 23; comparar con Jos 8:29; 10:26, 27).
que se les quebraran las piernas. En latín esta cruel forma de castigo se llamaba crurifragium. Probablemente se hacía para acelerar la muerte de los que eran ejecutados en el madero. A la persona colgada de un madero le costaba respirar. Y, cuando le quebraban las piernas, no era capaz de elevar el cuerpo para aliviar la presión sobre los pulmones, de modo que moría asfixiada.
aquel era un sábado grande. El 15 de nisán, que era el día después de la Pascua, siempre se consideraba un sábado, sin importar en qué día de la semana cayera (Le 23:5-7). Cuando este sábado especial coincidía con el sábado semanal (el séptimo día de la semana judía que iba desde la puesta del sol del viernes hasta la puesta del sol del sábado), se convertía en un sábado “grande”. Como el día después de la muerte de Jesús fue un sábado de este tipo, se deduce que Jesús murió un viernes. Entre los años 31 y 33 de nuestra era, el único año en el que el 14 de nisán cayó en viernes fue el año 33. Esto permite concluir que Jesús murió el 14 de nisán del año 33 de nuestra era.
el Cordero de Dios. Después de que Jesús fue bautizado y tentado por el Diablo, Juan el Bautista lo presentó como “el Cordero de Dios”. Esta expresión solo aparece aquí y en Jn 1:36 (ver apén. A7). La comparación de Jesús con un cordero es muy apropiada. En toda la Biblia se habla de corderos que se sacrifican para admitir un pecado y acercarse a Dios. Estos sacrificios prefiguraron el que haría Jesús al ofrecer su vida humana perfecta a favor de la humanidad. La expresión “el Cordero de Dios” puede referirse a varios pasajes de las Escrituras inspiradas. Como Juan el Bautista conocía muy bien las Escrituras Hebreas, puede que estuviera aludiendo a uno o más de los siguientes casos: el carnero que ofreció Abrahán en vez de su propio hijo Isaac (Gé 22:13), el cordero de Pascua que se sacrificó en Egipto para liberar a los esclavos israelitas (Éx 12:1-13) o el carnero joven que se ofrecía todas las mañanas y al anochecer en el altar de Dios (Éx 29:38-42). También es posible que Juan estuviera pensando en la profecía de Isaías donde se dice que alguien a quien Jehová llama “mi siervo” sería “llevado como oveja al matadero” (Is 52:13; 53:5, 7, 11). Cuando el apóstol Pablo les escribió su primera carta a los corintios, llamó a Jesús “nuestro cordero de Pascua” (1Co 5:7). El apóstol Pedro habló de la sangre de Cristo, “sangre valiosa, como la de un cordero sin ningún defecto ni mancha” (1Pe 1:19). Y en el libro de Apocalipsis, en sentido figurado, se llama a Jesús glorificado “el Cordero” más de 25 veces, por ejemplo, en Ap 5:8; 6:1; 7:9; 12:11; 13:8; 14:1; 15:3; 17:14; 19:7; 21:9; 22:1.
que se les quebraran las piernas. En latín esta cruel forma de castigo se llamaba crurifragium. Probablemente se hacía para acelerar la muerte de los que eran ejecutados en el madero. A la persona colgada de un madero le costaba respirar. Y, cuando le quebraban las piernas, no era capaz de elevar el cuerpo para aliviar la presión sobre los pulmones, de modo que moría asfixiada.
No le quebrarán ni un hueso. O “Ni un hueso de él será quebrantado”. Estas palabras son una cita de Sl 34:20. Cuando se instituyó la Pascua, Jehová mandó que no le quebraran ningún hueso al cordero (o al cabrito) que había que sacrificar esa noche (Éx 12:46; Nú 9:12). Pablo llamó a Jesús “nuestro cordero de Pascua” (1Co 5:7; ver la nota de estudio de Jn 1:29). Y, como ocurría durante la Pascua y tal como se profetizó en Sl 34:20, no se quebró ninguno de los huesos de Jesús. Estas palabras se cumplieron a pesar de que, al parecer, los soldados romanos solían quebrarles las piernas a los ejecutados en el madero, probablemente para acelerar su muerte (ver la nota de estudio de Jn 19:31). Los soldados les quebraron las piernas a los delincuentes colgados a los dos lados de Jesús, pero a él no se las quebraron porque vieron que ya había muerto. Lo que sí hizo uno de los soldados fue clavarle “una lanza en el costado” (Jn 19:33, 34).
José. Cada Evangelio dio detalles diferentes de José de acuerdo con la personalidad y antecedentes de su escritor. Mateo, que era cobrador de impuestos, destacó que era rico. Marcos escribía sobre todo para los romanos y dijo que era “un miembro respetado del Consejo” que estaba esperando el Reino de Dios. Lucas, como médico compasivo que era, lo llamó “un hombre bueno y justo” y explicó que no había votado a favor de las acciones del Consejo contra Jesús. Y Juan fue el único que aclaró que era un discípulo “en secreto, porque les tenía miedo a los judíos” (Mt 27:57-60; Mr 15:43-46; Lu 23:50-53; Jn 19:38-42).
Arimatea. El nombre de esta ciudad procede de una palabra hebrea que significa ‘altura’. En Lu 23:51 se la llama “una ciudad de Judea”. Ver apén. B10.
los judíos. En el Evangelio de Juan, este término tiene sentidos diferentes dependiendo del contexto. Puede referirse tanto a los judíos o los habitantes de Judea en general como a los que vivían en Jerusalén y sus alrededores. También puede ser más específico y referirse a los judíos que seguían fanáticamente las tradiciones humanas relacionadas con la Ley mosaica, que con frecuencia eran contrarias al espíritu de esa ley (Mt 15:3-6). En este último grupo sobresalían los líderes religiosos que se oponían a Jesús. Aquí y en algunos otros casos donde aparece este término en el capítulo 7 de Juan, el contexto indica que se habla de los líderes religiosos judíos (Jn 7:13, 15, 35a). Ver glosario, judío.
José. Ver la nota de estudio de Mr 15:43.
Arimatea. Ver la nota de estudio de Mt 27:57.
los judíos. Al parecer, aquí se refiere a los líderes religiosos judíos. Ver la nota de estudio de Jn 7:1.
Nicodemo. Era un fariseo y “un gobernante de los judíos”, es decir, un miembro del Sanedrín (ver glosario, Sanedrín). El nombre Nicodemo, que significa ‘vencedor del pueblo’, era muy conocido entre los griegos y también lo usaban algunos judíos. El Evangelio de Juan es el único donde se menciona a Nicodemo (Jn 3:4, 9; 7:50; 19:39), y Jesús lo llama “maestro de Israel” en Jn 3:10. Ver la nota de estudio de Jn 19:39.
Nicodemo. Solo Juan menciona que Nicodemo ayudó a José de Arimatea a preparar el cuerpo de Jesús para su entierro. Ver la nota de estudio de Jn 3:1.
una mezcla. Algunos manuscritos aquí dicen “un rollo”. Pero la opción que aparece en el texto principal cuenta con el apoyo de manuscritos antiguos y confiables.
mirra. Ver glosario.
áloes. Nombre de cierta especie de árbol que produce una sustancia aromática usada en tiempos bíblicos como perfume (Sl 45:8; Pr 7:17; Can 4:14). Los áloes que llevó Nicodemo probablemente fueran el áloe que se menciona en las Escrituras Hebreas. Cuando se usaban para preparar un cuerpo para el entierro, se empleaban en forma de polvo y se mezclaban con mirra, quizás para tapar el olor de la descomposición. La mayoría de los entendidos creen que el árbol de áloe que se menciona en la Biblia es el Aquilaria agallocha, a veces llamado palo de águila. Hoy día este árbol se encuentra sobre todo en la India y en las regiones vecinas. Puede alcanzar los 30 m (casi 100 ft) de altura. Dentro del tronco y las ramas se producen la resina y un aceite aromático del que se saca su valioso perfume. Como parece que el aroma de la madera aumenta cuando se descompone, a veces se enterraba para acelerar su descomposición. Luego se molía muy fina y se vendía con el nombre de “áloes”. Algunos expertos creen que el término “áloes” en este versículo se refiere a la planta de la familia de las liliáceas que en la actualidad se conoce con el nombre botánico de Aloe vera. Esta planta no se usa por su aroma, sino por sus propiedades curativas.
libras. Por lo común, el término griego lítra se refería a una medida de peso que equivalía a una libra romana (en latín, libra), es decir, a unos 327 g (11,5 oz). La mezcla que se menciona aquí pesaba unos 33 kg (72 lb). Ver apén. B14.
tumba. O “tumba conmemorativa”. Las tumbas no eran cuevas naturales, sino cámaras o bóvedas excavadas en la blanda roca caliza. A menudo tenían nichos o salientes en forma de bancos donde se ponían los cuerpos. Ver glosario, tumba conmemorativa.
tumba. Ver la nota de estudio de Mt 27:60.
Multimedia

En la foto se ve una réplica de un hueso de talón humano atravesado por un clavo de hierro de 11,5 cm (4,5 in) de largo. La pieza original se encontró en 1968 durante unas excavaciones en el norte de Jerusalén y data del tiempo de los romanos. Este descubrimiento arqueológico demuestra que probablemente se usaran clavos en las ejecuciones para fijar al condenado a un poste de madera. Es posible que los soldados romanos usaran clavos parecidos al de la foto para fijar a Jesucristo al madero. La pieza se encontró en un osario, una caja de piedra en la que se ponían los huesos secos de un muerto cuando el cuerpo ya se había descompuesto. Esto prueba que alguien ejecutado en un madero también podía recibir un entierro.

Los términos en hebreo (ʼezóhv) y en griego (hýssōpos) que se traducen “hisopo” en muchas versiones de la Biblia pueden abarcar varios tipos de plantas. La que se ve en la imagen es la mejorana siria (Origanum maru; Origanum syriacum), y muchos especialistas creen que es la planta a la que se refiere el término hebreo. Pertenece a la familia de la menta, es común en el Oriente Medio y en condiciones favorables alcanza una altura de 50 a 90 cm (1,5 a 3 ft). En la Biblia con frecuencia se relaciona este hisopo con la pureza (Éx 12:21, 22; Le 14:2-7; Nú 19:6, 9, 18; Sl 51:7). En las Escrituras Griegas Cristianas se menciona el hisopo solo dos veces. Una de ellas es en Heb 9:19, donde se habla de la inauguración del antiguo pacto. Al parecer, en ese contexto, la palabra se refiere a la planta que se menciona en las Escrituras Hebreas. La otra es en Jn 19:29, donde se dice que pusieron una esponja empapada en vino agrio “en una caña de hisopo” y se la acercaron a la boca a Jesús. Los especialistas tienen diversas opiniones sobre a qué planta se refiere la palabra griega hýssōpos en este contexto. Algunos creen que la mejorana no tiene un tallo tan largo como para poder acercarle con él la esponja a la boca a Jesús. Así que consideran que tuvo que ser otra planta con un tallo más largo, quizá la durra, que es una variedad del sorgo común (Sorghum vulgare). Otros piensan que aun así puede haber sido la mejorana. Dicen que podía haber sido un manojo de mejorana unido a la “caña” que mencionan Mateo y Marcos (Mt 27:48; Mr 15:36).

Los soldados romanos solían ir equipados de estas armas largas que se lanzaban o se clavaban. El pilum (1) estaba diseñado para perforar su objetivo. Como era pesado, no podía lanzarse muy lejos, pero podía atravesar una armadura o un escudo. Hay pruebas de que los legionarios romanos con frecuencia llevaban un pilum. También existía una lanza más sencilla (2) que consistía en un asta de madera con una punta de hierro forjado. Los soldados de las tropas auxiliares a veces llevaban una o más lanzas de este tipo. No se sabe qué clase de lanza se utilizó para traspasar el costado de Jesús.

Los judíos enterraban a sus muertos en cuevas o en cámaras excavadas en la roca. Las tumbas normalmente estaban fuera de las ciudades, excepto las tumbas de los reyes. Las tumbas judías que se han encontrado destacan por su sencillez. Esto es porque la religión judía no permitía la veneración de los muertos ni promovía la idea de que hay vida en un mundo espiritual después de la muerte.