Antes los científicos pensaban que la lengua del colibrí succionaba el néctar por capilaridad, un proceso natural que hace que el líquido suba a través de un tubo delgado. Pero estudios más recientes han demostrado que esta ave utiliza un método mucho más eficaz que funciona como una especie de “trampa de fluidos”.
Piense en lo siguiente: Cuando la lengua del colibrí entra en contacto con el néctar, esta se divide horizontalmente formando dos puntas. Al final de cada punta hay hendiduras que se mantienen cerradas. Cuando las puntas entran en el líquido, las hendiduras se abren y las puntas de la lengua se despliegan, lo que le permite al colibrí lamer el néctar y recogerlo en lugar de succionarlo. Cuando retira la lengua, pasa justo lo contrario: las hendiduras se cierran atrapando el néctar en su interior.
Según los investigadores Alejandro Rico-Guevara, Tai-Hsi Fan y Margaret Rubega, todo este proceso ocurre “en menos de una décima de segundo”. También dicen: “La punta de la lengua es un dispositivo dinámico de captura de líquidos que cambia de [...] forma drásticamente a medida que entra y sale de los fluidos”.
Lo que es más, este proceso no requiere que este pajarito gaste energía. Son las fuerzas físicas las que actúan en las puntas de la lengua y hacen que se abran y se cierren a medida que entran y salen del líquido.
Como la lengua del colibrí atrapa los líquidos de manera tan eficaz, los investigadores creen que se puede usar lo que han aprendido en campos como la medicina y la robótica. Incluso puede ayudar a diseñar herramientas para limpiar líquidos o hasta derrames de petróleo.
Vea a un colibrí sacando la lengua.
¿Qué le parece? ¿Es la compleja lengua del colibrí producto de la evolución, o la diseñó alguien?